Tumbados junto a mí en la pequeña colina se encuentran mis cuatro sargentos, Phoko, Duende, Olores y Risitas mirando el campamento enemigo. Son muy buenos en su trabajo pero para lo que vamos a enfrentarnos necesito que estén al 200% de su capacidad. Cada uno tiene a su mando cinco hombres que ahora mismo estarán repartidos controlando donde estamos y los avistamientos.
-¿Qué tenemos cerca?- pregunto
-Hemos avistado a menos de un kilómetro de aquí a tres Zampabollos por el noreste-contesta Olores, su bigote pelirrojo se mueve a la vez que su boca-; parece que llevan sin comer más de tres días.
-A dos kilómetros hay una tribu de Llorones por el oeste y estos sí que están hambrientos. Están a punto de comerse entre ellos -añade Phoko que está nervioso porque mueve esas botas de camuflaje horrorosas que no fueron capaces de quitarle en Fangorl. Siempre odia que se coman entre ellos cuando les necesitamos.
-Dos Locos, uno por el sur a tres kilómetros y por el este, a menos de un kilómetro y medio, el otro -dice Risitas mientras sostiene una ramita de hierbabuena en la boca, ramita que entre toda su barba amarrilla parece una pequeña hierba en un granero lleno de paja.
-Jefe, yo te doy lo que quieras este mismo día. Avispas cabreadas, topos locos, duendecillos rabiosos... lo que tú quieras -dice Duende con una sonrisa de oreja a oreja. Es el más pequeño de todos, no llega al metro sesenta, y siempre tiene el pelo enredado con ramas.
Para que nos entendamos diré, que de los más tranquilos a los más peligrosos los monstruos que nos hemos encontrado en el Bosque Inhóspito son: Llorones, como un humano excepto que miden tres metros y tienen muy poca cabeza, simplemente tienes que aguijonearlos para que vayan hacia donde quieras; Zampabollos, misma altura que los Llorones pero con dos brazos más y mucho más fuertes; y mis favoritos y los más peligrosos, los Locos, rápidos, inteligentes y miden un metro más que los anteriores.
-Phoko, ¿de cuántos miembros es la tribu?
-De unos quince o veinte unidades, jefe, no hay ningún miembro joven.
-Perfecto- ya tenía un plan para estos novatos en el bosque.
-Duende, tus hombres y tú distraedlos desde el suroeste durante la noche de hoy; mientras tanto, Olores, quiero a esos zampabollos mañana por la mañana nada más amanecer. Phoko trae a esos Llorones para mañana por… ¿la tarde puede ser?
-Por supuesto jefe.
-Duende la noche vuelve a ser tuya. Risitas, vamos a por ese Loco del este para el amanecer del segundo día. ¿Todo claro señores?
-Yo tengo un pregunta jefe- me dice Duende. Me la esperaba.
-Dime Duende
-¿Qué quieres por las noches?
Tardo un poco de contestar porque sé que le voy a hacer muy feliz:
-Tienes carta blanca para lo que se te ocurra.
Y si una cosa hay que decir de mi sargento Duende es que es muy pero que muy imaginativo para hacer todo tipo de putadas. Desearán no haber entrado en este bosque.
-Señores, ¡al trabajo!
Duende y Phoko desaparecen rápidamente. Olores, muy fiel a su estilo, me hace el saludo militar y se va tranquilamente. Risitas y yo nos quedamos un poco más tumbados, esperando hasta que se oyen los primeros gritos de los soldados imperiales. La batalla por el Bosque Inhóspito ha empezado.
Editado: 17.11.2024