ESTRATEGA REAL
Otra noche más que no nos dejan dormir tranquilos. Después del triunfo ante esos monstruos y la celebración, no quedaban muchos soldados en buen estado. Los que no estaban algo alcoholizados, estaban totalmente borrachos. Solo quedaban cuarenta soldados o menos que podían hacer guardias activas.
Solo puse dos guardias, una hasta medianoche y otra hasta el amanecer. Veinte hombres cuidando del campamento. No fueron suficientes.
Antes de que pasara la primera hora de guardia empezaron los topos alocados a hacer agujeros por todos lados. Tuvimos al menos diez esguinces de tobillos y tuve que recurrir a toda mi sutileza para poder contar con más hombres. A los menos borrachos les echamos cubos de agua fría y se les pasó la borrachera.
Cuando ya estábamos casi en el cambio de guardia tuvimos más problemas. Esta vez fueron un montón de moscas que imposibilitaron ver lo que se nos venía encima y no nos dimos cuenta hasta que era demasiado tarde. Cerdos salvajes totalmente descontrolados que pusieron patas arriba todo el campamento provocando más de cinco muertos y diez heridos. Todos ellos era estaban durmiendo la mona y ni se enteraron de que les aplastaron. Las barricadas aguantaron pero como los vigilantes no veían lo que se venía encima no pudieron evitarlo ni parar nada.
Este maldito bosque es imposible de prever.
A medianoche durante el cambio de guardia apareció el comandante y me preguntó:
-Estratega real, ¿ha dormido algo esta noche?
Debo tener mala cara para que me pregunta eso:
-No señor, el Cuerpo Expedicionario no nos quiere dejar dormir.
-¿Alguna idea?
-Sí señor, salgamos de este maldito bosque ahora que podemos.
-Nuestras órdenes son diferentes.
-Con el debido respeto señor, que le den a las órdenes.
-Hijo, vete a dormir yo me encargo de cuidar el campamento.
En ese momento sé que he estado a punto de ser arrestado por desertor pero es que todo lo que me han enseñado, todo lo que sé, no sirve para nada. Nada nos protege contra el Cuerpo Expedicionario.
Me desperté al poco rato con otro ataque. Esta vez avispas. No tuvimos más bajas pero si muchas molestias. No hacían más que picar y picar. Todos los borrachos se despertaron y conseguimos matarlas a todas momentos antes de que saliera el sol.
Amaneció para mostrarnos que El Cuerpo Expedicionario traía hacia nuestro campamento nuevos monstruos. Tres nuevos monstruos de tres metros y cuatro brazos contra los que tendríamos que luchar.
Mi único pensamiento fue que quería volverme a la cama. Esto debía de ser una pesadilla.
Editado: 10.11.2024