-¿Quieres saber quiénes os traicionaron?
-¿Nuestros amigos, los rebeldes?
-Emperador, capitán, emperador. Exacto, os dieron papeles falsos, capitán, no ibais a poder pasar nunca.
El emperador se encontraba en las mazmorras donde tenía al capitán y al sargento Olores encadenados contra la pared en forma de cruz.
-Querido capitán del Cuerpo Expedicionario del Bosque Inhóspito, no deberías haberme desafiado nunca. Así lo aprenderá cualquier mando de mi ejército. Después vendré para el interrogatorio.
El emperador sale de la mazmorra cerrando la puerta tras de él, dejando solos a Olores y a (nombre). Por primera vez desde que fueron capturados pueden hablar.
-¿Nos traicionan los rebeldes, jefe?
-Es la forma de que los soldados miren hacia otro lado. Tendrán algo preparado para nuestro querido emperador.
-Ahora nos toca a nosotros.
-Salimos de Fangorl, por tanto, esto debe ser pan comido. Lo más seguro que el emperador espera que huyamos y lo aprovechará para seguirnos con el fin de capturar al resto… ¿Cómo te encuentras Olores?
-Bien, capitán, me gustan los olores que hay por aquí. Estoy muy cómodo, así que, jefe, por mi perfecto quedarme por aquí.
-Perfecto sargento. Me siento orgulloso de ti.
ESTRATEGA REAL
Por mucho que digan los voceros reales, hay algo que me huele mal. No creo que captures tan fácilmente al capitán y a uno de los sargentos del Cuerpo Expedicionario. Muchos dicen que al salir del Bosque Inhóspito se condenaron pero no lo creo. Hay algo más en todo esto. ¿Por qué los rebeldes iban a dejar que cogieran a su mejor adquisición? ¿Dónde está el resto del Cuerpo?
Me dirijo hacia el cadalso que han montado en el centro de la capital, Nachdur, donde se está dirigiendo toda la gente. Cuando llego, la plaza ya está a rebosar y eso que hay un montón de soldados que protegen desde todos los lados. Temen un intento de salvamento del resto del Cuerpo.
Demasiado fácil para ellos. De lo poco que sé es que hay que esperarlos cuando no lo creas, prepararte para todo. Esto es….. ¡¡Claro que sí!! La mayor y más grande de las distracciones.
En poco tiempo, salen el capitán y el sargento encadenados y escoltados por la Guardia Imperial. Hay que reconocer que el emperador sabe hacer las cosas. La gente empieza a abuchearlos.
Suben el cadalso mientras que la Guardia Imperial lo rodea. El verdugo presenta el hacha al capitán mientras que él en un gesto rapidísimo se la quita. Casi tan rápido como le quita el hacha golpea una cuerda que estaba por allí y salen disparados fuera de la muralla. El cadalso era una catapulta, lo tenía todo preparado. Solo queda saber para que habían planeado toda esta distracción.
Editado: 10.11.2024