Después de limpiarse los restos de hierba y paja que tenían por todo el cuerpo, el capitán de El Cuerpo Expedicionario y el sargento Olores se acercan al grupo formado por los demás sargentos de El Cuerpo Expedicionario con los jefes de la rebelión.
-Nosotros hemos cumplido con nuestra parte del trato- está diciendo el sargento Risitas.
-Hemos sacado a la emperatriz Drisnar de su prisión mientras el sargento Olores aquí presente y yo mismo hacíamos de cebo. Os toca vuestra parte del trato. ¿Dónde están nuestras familias? –añade el capitán.
- En el sur. Lo que hemos averiguado es que han sido reclutadas a la fuerza para que dirijan los ejércitos del emperador Drujna. Quiere hacer una guerra en la frontera y quiere ganarla –explica uno de los jefes de la rebelión.
- Vuestro mejor movimiento es el que nosotros también queremos: llevar a la emperatriz Drisnar al trono para que retiren a vuestras familias, mujeres e hijos de los ejércitos.
-¿Y evitar la guerra? –Pregunta Duende.
-Depende de que nos beneficie más.
-En principio estamos con vosotros.
Los jefes de la rebelión se retiran junto a sus hombres con una sonrisa en la cara. Mientras tanto el capitán y sus sargentos se retiran con cara de consternación.
-¿Se fía de ellos, señor?- pregunta a los cinco minutos el sargento Phoko.
-No, antes me fio de vacas que vuelen que de esos tíos. Quieren poner a la emperatriz porque la quieren como títere para poder hacer sus tejemanejes. Saben que somos su mejor baza y no nos van a dejar ir tan fácilmente.
-¿Nuestras familias no están en el sur? –sigue preguntando el sargento Phoko.
- No creo que nos mienta respecto a eso. De lo que no estoy tan seguro es de que dejen marchar a las mejores líderes que tienen.
-En cuanto a lo de que las vacas vuelen, señor, si hacemos una catapulta como lo del cadalso… - empieza a pensar en voz alta el sargento Risitas.
-¡¡Sargento Risitas!! Ni se le ocurra volver a hacer nada de eso.
-Sí señor.
Editado: 24.11.2024