Por encima de las hermosas y verdes montañas, con puntas rocosas de nieve y en las lejanías se aprecian torres hermosas y verdes y extenso prados, volaba a tiempo bajo un pequeño cuervo el cual se posó en un árbol cercano a un cerró, buscaba algún grano que pudiera comer y mientras busca comida notó algo brilloso en el suelo. Cuando voló y se acercó al objeto que brillaba este se movió, no era sólo un objeto eran muchos que se movían serpenteando, una enorme cola que conducía hasta un lomo musculoso, lentamente aquella colosal criatura se irguió sobre sí misma y sobre el cuervo cubriéndolo con su imponente sobra, tal vez de unos tres metros de altura, el cuervo estaba asombrado por la criatura que tenía cuerpo de diamante. El dragón notando la presencia del pequeño pájaro se acercó para comérselo.
– ¿Qué quieres pequeña ave? – Preguntó el dragón mientras veía la delgadez del pobre animal hambriento, el cuervo quedó fascinado por la belleza del dragón.
–Eres brilloso, brillas cual diamante– le dijo el cuervo con fascinación.
– ¿Brillar?, yo no brillo. Te haz de referir a mis escamas que están mojadas por el rocío de la mañana– Le dijo el dragón perdiendo interés el comerse al ave por su tremenda delgadez y falta de atractivo apetitoso, el cuervo miro sus escamas.
– ¿Puedo quedarme con una escama? – Preguntó el cuervo apenado por su petición, jamás había logrado conocer a un dragón y era muy probable que no fuera a salir ileso, pero esa fue la excepción, el dragón era sabio y curioso, los seres del bosque nunca dejan de asombrarle y quería saber para que quería la escama.
–Te la daré con una condición, pequeño cuervo, ¿Para qué quieres mis escamas? – Le preguntó el dragón con verdadera curiosidad, el pequeño cuervo se apeno pero contestó.
–Sé que nunca volveré a tener la oportunidad de verte otra vez, me haz cautivado. Jamás e conocido una belleza como la tuya, quería la escama para tenerla conmigo y nunca olvidarte aunque pasen los años y vuele al viento, que el brillo al llegar a casa que refleje la escama me recuerde que aunque no encuentre para comer recuerde que yo tuve la suerte de encontrar un dragón, tendré suerte para encontrar comida para vivir. Por eso quiero la escama, el brillo para mi significa esperanza – El cuervo respondió con su corazón sincero, apenado por confesarle su cariño hacia él, el dragón preguntó.
– ¿Tienes familia? –
– No, los cuervos somos solitarios desde pequeños– Le contestó el cuervo.
– Suena igual a los dragones, también somos muy solitarios– Le contestó el dragón y este tuvo una idea que surco tal vez permitiría el comienzo de algo hermoso. – Pequeño cuervo puedes quedarte conmigo, yo seré la brillante esperanza que marque tu camino a casa todos los días– Le dijo el dragón extendiendo sus largas y filosas zarpas hacia el cuervo.
– ¿Perdón?, ¿Usted un hermoso dragón hecho de diamante quiere que este a su lado?, ¿Por qué? – Cuestionó el cuervo asombrado por la decisión del dragón.
– Hace mucho tiempo tuve la dicha de tener la esperanza de estar con aquella persona que yo amaba, estaba enamorado de una humana. Como verás mi unión con la humana era imposible pero no quitaba el hecho de que la amaba con todo mi corazón y siempre tuve la esperanza al ver sus hermosos ojos verdes que algún día estaríamos juntos – Comentó el dragón con melancolía en su monstruosa voz, el cuervo curioso preguntó.
– ¿Hace cuantos años fue eso? – Preguntó el cuervo posándose en las enormes zarpas letales del dragón sin miedo alguno a morir.
– Hace setecientos años – Dijo el dragón con melancolía.
– Setecientos años… – Dijo el cuervo pensativo en cuanto tiempo serán esos años –Yo sólo tengo siete años – Contestó el cuervo, deseoso de saber la edad del dragón – ¿Cómo es que sigues vivo después de tantos años dragón? – Preguntó imprudente el cuervo, el dragón rio. No recordaba la última conversación que tuvo con alguien.
– He vivido desde el principio de los tiempos, desde antes que fuera el huevo, desde antes que fuera la gallina, desde antes que existieran las estrellas. Soy tan viejo como todos los dragones de aquí, pequeño cuervo. Yo viviré eternamente para morir en vida eternamente de dolor – Dijo el dragón resbalando una lágrima por sus brillantes escamas de diamante y oro, el cuervo sintió una punzada en su pequeño corazón al verlo derramar lágrimas de dolor, el cuervo voló hacia la cabeza del dragón y acercó sus plumas limpiando sus lágrimas y acicalando al dragón con cuidado, temiendo lastimar los ojos del dragón. La enorme bestia quedó conmovida por tan lindo acto hacia él, desde que conoció aquella humana y después de que ella se fue no había recibido caricia alguna de parte de ningún ser vivo.
– No llores, tienes toda la eternidad para encontrar que te hace feliz, te ayudaré a encontrar ese algo. – Le contestó el cuervo apoyándose en uno de los colosos e imponentes cuernos de plata del dragón.
–Gracias pequeño, es hora de irnos– Le dijo el dragón comenzando a caminar a través del sendero oscuro del bosque. Perdiéndose de la vista de los animales del bosque que veían con asombro como el cuervo no murió siendo devorado por el dragón. Pero sabían de sobra que a veces el dragón era un ser bondadoso.