"El cuervo y el dragón"

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El cuervo intento volar rápidamente para escapar del dragón pero seguía muy herido por la pelea que habían tenido hace unos días, el cuervo se apartó y el dragón ya había aterrizado a su lado persiguiendo al pequeño cuervo. Tomó al cuervo entre sus enormes y toscas zarpas para después acercarlo hacia él, el cuervo graznaba asustado.

-¡Suéltame!- Grito el cuervo asustado del posible ataque contra él.

Pero la enorme bestia no contestó simplemente guardaba silencio, el cuervo pensaba que había vuelto para terminar de ganar la pelea y eso era matándolo, pero una tierna y linda lamida de parte del temido dragón rojo fue recibida y obviamente confundiendo al pequeño cuervo que no se creía la acción que acababa de pasar.

– Nunca te soltare – Dijo el dragón rojo. Un momento, conoce ese porte de gracia en su majestuosidad – Me dijiste que luchará por nuestro amor y eso hice, e luchado contra la parte más oscura de mi ser para finalmente poder estar a tu lado – Ese modo refinado de hablar – Jamás me volveré a separar de ti mi querido cuervo negro – Ese cariño en sus palabras, "No puede ser" pensaba el cuervo.

– Eres tú... – Dijo el cuervo sorprendido sin creerse lo que estaban atestiguando sus ojos. – Pero el dragón rojo me odia y jamás se referirá a mi de esa manera, ¿Cómo es que estas aquí? –Preguntó el cuervo anonadado.

– Sé que tienes muchas dudas y te las contestaré todas, querido cuervo yo soy el verdadero ser que tu tanto amas, el dragón de diamante y yo hasta hace poco éramos dos partes de un mismo corazón roto, soy el dragón más viejo que existe y soy el más letal. Verás amado cuervo. – Comenzó a explicar mientras acaricia las plumas del cuervo con suavidad y añoranza.

– La eternidad es una carga que rompió y dividió cada fibra de mi ser, por una parte estaba enamorado de este hermoso mundo y por otra parte lo odiaba y repudiaba por su belleza mientras yo era inmensamente infeliz. Para tener paz conmigo mismo dividí mi corazón en dos y así nacieron las dos caras de una misma moneda que tú mismo has atestiguando ver. Soy aquel amable y dócil dragón de diamante del cual te cautivo se belleza, pero también soy aquel temible y cascarrabias dragón. Actualmente ya no odio mi existencia muy por el contrario, ahora la amo ya que tengo a alguien que me ama por igual – Después de eso el dragón soltó al pequeño cuervo y este no huyó, se quedó de pie frente a él.

– Pero incluso lastimaste a la humana que amabas y también a mí – Le mencionó el cuervo confundido.

– Mis dos personalidades formaban dos pensamientos diferentes, mientras uno amaba por igual el otro odiaba por amar, odiaba sentir el calor de mi seco corazón volver a palpitar por alguien. Ya que e vivido mas de un amor en mi existencia, al matar a mi otra parte volví a mi estado natural, pero la belleza de la que te enamoraste a dejado de existir, este que vez es mi verdadero ser. No soy alguien tan hermoso como solía lucir más bien soy alguien intimidante y tenebroso, comprenderé si no quieres seguir a mi lado por mi horripilante apariencia – Dijo el dragón apenado por su apariencia terrorífica que el cuervo no encontraba del todo como tal.

– ¿De qué estás hablando gran tonto? ¡Le e pedido por días a la luna que me devolviera a mi amado dragón, tu apariencia no cambia en nada lo mucho que te amo y te extraño! – Dijo el cuervo para después acicalar el cuello y la nariz de su amado dragón rojo – Nunca has dejado de ser a quien amo, incluidos tus defectos, eso forman quien eres y te acepto y quiero tal cuál – Después ambos se recostaron en el césped verde que dejaba sus patas frías, pero ellos sólo podían sentir el calor de sus corazones juntos.

– Casi lo olvidó, toma – Le dijo el pequeño cuervo entregándole la gema verde que la bruja le había entregado al cuervo hace tiempo – Ella dice que está feliz por ti y que te sigue queriendo con todo su corazón, ella me ayudó a pelear contra ti irónicamente – Comentó el pequeño cuervo. El dragón tomó entre sus zarpas aquella joya que le había entregado a la humana que tanto había amado alguna vez, ahora veía que el verdadero amor no se va y este perdura y se transforma, abrazo la joya contra su cuerpo y volvió a ser parte de una de sus escamas doradas.

– Gracias – Le dijo el dragón volviendo a recostarse en el césped para contemplar juntos la aureola boreal.

– Quiero que conozcas a un humano muy amable que me ha estado cuidando desde hace unos días que vivo con él, hace buenos aperitivos – Le comentó el cuervo feliz, pero este dato no le agradó al dragón.

– Me voy unos días y ¿ya te fuiste con otro? – Le reprocho en burla el dragón, supuestamente ofendido por el engaño.

– Oh vamos, el humano se ofreció amablemente a cuidarme – Le comentó el cuervo.

– Depende si lo perdono o me lo termino comiendo de la siguiente pregunta, amado cuervo mío, ¿Hace buenos manjares? – Le preguntó el dragón.

– Los mejores – Le contestó el pequeño cuervo jugando entre sus cuernos.

– Entonces le daré una oportunidad – Le comentó el dragón mientras recordaba un dato importante. – Quiero hacerte una propuesta querido cuervo –

– ¿Cuál es? – Cuestiona el pequeño.

– Quiero que te quedes conmigo siempre, no podría soportar nuevamente la idea de perder por culpa del tiempo al verdadero amor – Le dijo el dragón.

– Pero no podemos evitarlo ¿No? – Le dijo el cuervo.

– En realidad si puedo hacerlo – Le dijo el dragón y se puso de pie delante del ave.

– ¿Cómo?, yo no tengo nada en contra de pasar el resto de los días contigo, me haría muy feliz –Comentó con una sonrisa el pequeño.

– Sería volviéndonos espíritus – Dijo el dragón.

– ¿Nos dolerá? – Preguntó el ave.

– No dolerá, sólo nos volveremos seres capaces de ir y venir a cualquier época y lugar a nuestro antojo, obviamente siempre...juntos – Le dijo él dragón algo apenado por ser tan cursi.

– Por mi no hay problema amor – Y en efecto ser cursi era algo que adoraba del dragón

– Entonces está decidido – Dijo el dragón.

A la lejanía se pudo ver como la silueta de un enorme dragón y la de un pequeño cuervo danzaban en la luz de la luna y lentamente sus siluetas desaparecieron para formar parte del tiempo, del pasado, del presente y del futuro. Para estar juntos tanto tiempo como decida existir la vida misma. Su amor perdurará por el resto de la eternidad hasta que el sol se extinga, su memoria permitirá que ellos jamás desaparezcan de los mitos sobre el amor que todo lo pudo hasta el final. Tal vez en algún momento te topes sin saberlo con aquellos dos seres que se juraron amor ante la aureola boreal.

Fin.




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