El Deceso de Nuestro Arranque

*1*

-Señorita Leví, su padre desea verla.-Me informa mientras me abre la puerta levemente.

 

Sacudo las migajas de mi falda y me levanto para seguir al señor Connor, observo a mi alrededor y cepillo mi cabello con mis dedos nerviosa. 

 

Realmente este lugar no puede ser tan malo cómo parece serlo.

 

Muchos pacientes suelen ser bastantes rudos al entrar aquí, varios comentan que este lugar es para maniáticos o locos, sin embargo, este es mi hogar. Al principio aconseje a mi padre sobre la excesividad del color blanco ya que es usado en la mayor parte de todo el edificio contando la ropa de los pacientes.

 

A pesar de ello, él me respondió de distinta forma ya que él esta especializado en su trabajo y tiene que dar el ejemplo cómo dueño de esta compañía. Unas simples palabras que me hicieron comprender todo a la perfección.

 

"En la psicología las personas que usan el blanco transmiten una imagen de bondad, pureza e inocencia, ya que este color simboliza paz, humildad y amor. Lo que este lugar quiere transmitir también es esperanza para las personas que la perdieron, Dasha."

 

Aunque su respuesta fue acertada me puso a pensar que ese sólo es un autoengaño, porque muchas personas sufren en silencio mostrando una sonrisa que sólo representa el perfecto disfraz.

 

-Ya llegamos.-Agrega el señor Connor abriéndome nuevamente la puerta.-Su padre la espera.

 

-Gracias señor Connor.-Agradezco mientras me adentro a la oficina.

 

El viento azota mi cara provocando que inconscientemente tape mi rostro con mi palma. Mi padre se levanta de su asiento y se estira para bajar las persianas de la ventana. A los pocos segundos ya me encuentro en la camilla recostada y él a cortos centímetros de mí.

 

-Abre la boca Dasha.-Me manda juntando sus cejas formando una divertida expresión de frustración en su rostro.-No estoy de juegos Dasha.-Me exige malhumorado.

 

Resoplo rendida y abro mis labios para sentir una paleta en mi lengua completamente seca. La profundiza más a mi garganta cómo si estuviera buscando algo y termino sintiendo un nudo desagradable en mi garganta.

 

-A-leja es-so...-Titubeo sintiendo la comida apunto de salir.

 

-De nuevo Dasha.-Se queja acomodando reiteradamente la paleta sobre mi lengua.-haré esto rápido sabes que mis lentes me fallan e intento ver bien.

 

Lo empujo sin esperar más y corro para agarrar su botella. Me termino atragantando de tanto beberla y toso sin evitarlo.

 

No comprendo porque mi padre es tan estricto conmigo, aveces sólo quisiera que fuera más cariñoso y que no me viera cómo una paciente más. Sin embargo, siempre me da la misma excusa.

 

"A todos los debo tratar igual, ningún trato especial a nadie."

 

Farfullo a lo bajo y tiro mi cabello con fuerza al lado. Espero que mi padre se siente para escuchar lo que más espero: Es una petición que se la he hecho durante años, a pesar de ello él se ha abstenido de aceptarla porque mi seguridad es primero según él.

 

-¿Entonces?-Curioseó emocionada por su respuesta.

 

-Nunca estuve conforme con esto.-Rodeo los ojos por escuchar esa respuesta por treintava vez.-Por favor entiende, es mejor la tutora que te ha estado dando clases.

 

Me acerco más al escritorio y agarro sus manos con gentileza tratando de poner la cara más triste ya que esta es mi última oportunidad para convencerlo. Aunque el chantaje sea una opción no puedo ofrecerle nada, ya que no poseo nada valioso.

 

-Ya comenzarán las clases y este año, empiezo la universidad padre, además entre mis sueños esta estudiar en una universidad.-Siseo ya rendida por su expresión poco convencida.-Además, no sabes cuando...-Dudo por unos segundos hacer mención de la palabra, pero la suelto con valentía.-moriré.

 

Sus parpados se agrandan y me golpea la palma frustrado, arrastrando el dolor, mientras me acaricio la mano y me quejo por el golpe.

 

-¡Eso no pasará, por eso tienes tus tratamientos!-Me reprende con la voz endurecida y se levanta para caminar en círculos muy pensativo al parecer y se detiene de repente provocando que me sobresalte en mi asiento.-¡El señor Connor! Exacto, él...sí él.-Se comenta a sí mismo, cómo si estuviera convenciéndose.

 

Sin embargo, ¿Qué tiene que ver el señor Connor con esto?

 

-¿Padre?-Pregunto asustada por su extraña reacción, no pensé que esto le afectará tanto.




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