El Deceso de Nuestro Arranque

*2*

La aburrida cesión o reunión ha terminado, gracias a dios...

 

Suspiro cansada y recorro mi vista hacia las personas que interrogan a Hades con preguntas completamente descabelladas. ¿Quién es él para ellos? Sin embargo ese no es mi asunto, cualquier cosa relacionada con un hombre, corrompe la tercer regla.

 

Decido ignorarlo levantándome de mi asiento y así irme, sin embargo siento una palma en mi hombro deteniéndome.

 

Giro hasta toparme con el señor Connor, ahora que recuerdo estoy pendiente de mis medicamentos. Acompaño al señor Connor y terminamos llegando al cuarto donde me dan mis medicinas y toda la rutina diaria, que por supuesto, nada puede faltar.

 

-¡Ahg!-Exclamo adolorida-¿Acaso esto no puede ser menos doloroso?-Me quejo humedeciendo mis parpados.

 

Tomo la bebida de fresa que se encuentra al frente de la camilla y absorbo la pajilla complacida, las malteadas de aquí son estupendas.

 

-Lamento decirle que no señorita Leví.-Resoplo rendida-Además en la universidad esto le será costumbre.

 

-No quiero que mis compañeros se den cuenta señor Connor.

 

-¿Compañeros?-.Cuestiona levantando su ceja llena de canas.

 

Me atraganto con mi bebida y me río sin gracia alguna, ¿Realmente lo acabe de decir en frente del señor Connor?

 

-Señorita Leví su padre no le gustará que haga amigos en la universidad, solamente puede hacer amistad con su mismo género.-Me riñe mientras acomoda los medicamentos, produciendo ruido entre ellos.

 

Aborrezco esa regla, a veces sólo quisiera que mi padre no me vigilará tanto, sólo a veces me pregunto qué es lo que se siente tomar la mano de un chico y unir nuestros labios en un intento desesperado.

 

Lo sé, sólo son mis sentimientos reprimidos hablando y mi cursileria.

 

-Mi error señor Connor.-Confieso sin ánimo y salgo del cuarto.

 

Realmente quisiera romper esas malditas reglas para poder llegar a sentir un día ese sentimiento tan expresado en palabras y acciones siendo transmitido para tener la sensación más aguda y exquisita en persona. Lo que tantas personas se matan por sentir, yo sueño con algo así.

 

Camino rápido a mi cuarto pero mi campo de vista se ve afectado al cruzarme con Hades. Mis nervios vuelven a atacar a mi sistema nervioso y mis mejillas se encienden al conectar nuestros ojos.

 

Mis pasos se vuelven lentos y pausados pero los suyos se detienen por completo, cómo si estuviera esperando que llegue a su lado pero me niego a hacerlo, mi padre nunca me perdonaría eso.

 

Esquivo su mirada y doy paso largo, a pesar de ello escucho un carraspeo profundo de su voz llamando mi atención. ¿Hades me esta llamando? Me detengo y lo observo una vez más pero esta vez estoy más cerca de él, no cómo la primera que lo observe.

 

Sus facciones son más marcadas y hermosas, me atrevo a decir que tiene la piel más limpia que una mujer con maquillaje. Dudosa y con los nervios a flote decido dar el primer paso ya que este silencio incómodo sólo me hace sonrojar más.

 

Seguramente debo verme estúpida ahora.

 

-¿S-sí?-Susurro mientras agarro con fuerza mi vestido, cualquiera en mi lugar sospecharía que es un modelo.

 

Sus pupilas se dilatan y vuelve a carraspear levantando la comisura de sus labios formando hoyuelos en sus extremos, claramente divertido. Da unos pasos más cerca de mí y yo retrocedo el doble hasta topar con una pared y reprimo un gemido de dolor.

 

Abro mis ojos dudosa y observo cómo él desordena su cabello mientras saca un cigarrillo de su bolsillo. Lo enciende sin problema y lo disfruta mandando su humo a mi rostro con un soplido.

 

-¿Quieres uno?-Me extiende la cajetilla pero niego rápidamente sin embargo, un silencio incómodo se crea entre nosotros, no obstante, su voz ronca estremece mis tímpanos al pasar los minutos-Este será nuestro secreto, te doy mi cajetilla...-Mete su mano en mi abrigo y guarda la cajetilla ahí; Me sobresalto frunciendo el ceño.

 

Recuerdo bien haberle dicho que no me gustan.

 

Bueno, con mi expresión y no con palabras.

 

-No puedo aceptar esto.- Lo interrumpo abruptamente, sin embargo la seriedad en mi tono no es tan fuerte cómo lo imagine.




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