El Deceso de Nuestro Arranque

*6*

Luego de un exhaustivo trabajo, en la cancha, mi respiración no puede estar más agitada de lo normal. Porqué, por supuesto, gracias a una persona quien sólo disfruto verme sufrir, se fue sin ningún remordimiento.

 

Un completo idiota.

 

Salgo del lugar y corro para mi clase, sin embargo al llegar al pasillo. Puedo asegurar ver un trío, sin importarles que las clases ya han empezado desde que ratos, y que, claro esta, no es receso todavía. Reconozco dos personas en ese trío y cuando achino mis ojos para identificarlos de mejor manera, bufo.

 

Con que Hades y Gavrel; Y la tercera persona, una mujer. Me estremezco al darme cuenta que esa mujer es realmente hermosa, hasta puedo asegurar que parece ser de esas mujeres que son cómo de porcelana, tan perfectas del cuerpo y del rostro, con su gran cabellera roja. Aiden al parecer, esta muy cómodo agarrando su cintura mientras hablan todos.

 

Muerdo mi labio inferior enojada, por imaginarme que él me podría...¿Gustar? Niego, desde un principio y antes de conocerme, Aiden tiene gustos exigentes. Yo no cumplo con esas altas expectativas de esas mujeres que parecen perfectas.

 

Decido ignorarlo mejor.

 

Me vuelvo a introducir a uno de los salones y emocionada, evitando problemas anteriores. Aprovecho que al fin podré tener una clase normal, con compañeros de clase. Al pasar los minutos, hago todos mis apuntes y los guardo en mi mochila. Lo paso atrás de mis hombros y salgo, ya siendo la hora del receso.

 

Cerca de mi clase esta la cafetería, no es difícil divisarla desde la ventana, entonces soy de las primeras en comprar. Mi padre paga todas mis comidas, anticipadas por mí, ya que llevo una dieta estricta por el doctor. Lo sé, desde hace mucho que extraño las comidas rápidas, sin embargo no puedo lucirme con comer cualquier cosa.

 

-Disfrute de su comida señorita Dasha.-Me sonríe la señora de la cafetería y le devuelvo la sonrisa.

 

Aunque crea que aquí soy totalmente libre.

 

Realmente no lo soy.

 

Camino hacia una mesa y me siento ahí. Sola. ¡Cómo lo supuse! Yo debería sentarme en una mesa ya con personas, pero, ¿Cómo me aparezco sin parecer desesperada? No me malentiendan, no quiero ser bocadillo de nadie rápidamente.

 

-¿Puedo sentarme?-Me sobresalto, pero me relajo al escuchar la voz de una mujer-Digo, no sé si esta ocupado.

 

Volteo hacía ella y formo mis dos pulgares con las mejillas llenas de comida. Ella se ríe por mi infantil afirmación y se sienta al lado mío. De su lonchera saca un frasco en forma cuadrada, lo abre y hay comida encima, lo mueve y hay más comida abajo. Cómo toda un caja llena de sorpresas.

 

Arroz amarillo, pollo con salsas, ensaladas, bebidas, condimentos sobre los condimentos, hamburguesa, carne y para colmo, postre. Mi boca no podría estar más húmeda de lo normal, ya que siempre he acostumbrado a comer sola. Desde que tengo memoria, por eso nunca he tenido la tentación de romper mi dieta.

 

Sin embargo, ahora la tentación esta en frente de mí. ¿Cómo podría esa chica tan delgada comer tanto? Si yo teniendo mi dieta, mis lonjas no quieren abandonar mi cuerpo. Ni estando con enfermedades. Mi cuerpo nunca me hace justicia.

 

-¿Quieres?-Cuestiona mientras devora su pollo y luego revisa mi comida, para luego chequear la suya.-La mía se ve más apetitosa, sin ofender.-Sonríe.

 

-Lo sé...-Trago duro-Hace años que no pruebo carne,-Cierro mis ojos fuertemente por el aroma de la comida, tantos olores.

 

Lleva su mano para agarrar unos cubiertos y parte a la mitad la carne, agarra una parte con el tenedor y me la ofrece.

 

-Pareces una buena chica, además te veo bastante bien. Comer una vez cada...-Aparta su vista pensativa y luego niega.-lo que sea, ya sea un tiempo largo. No es malo dar la probada.

 

Por un momento casi acepto su propuesta pero luego me vienen recuerdos del hospital y mi padre preocupado mientras me regaña. Siendo llevada por la camilla para la sala de emergencias.

 

-No puedo, lo siento. Es por salud mi dieta.

 

Ella parece lamentarse por insinuarme comida y lo vuelve a poner en su lugar.

 

-No te preocupes, nada grave, sólo debo desistir.-Sonrío-¿Cuál es tu nombre?-Añado.

 

-Heze.-Se presenta-¿El tuyo? Cómo soy nueva y al parecer tu igual,-Se ríe.-Lo pude suponer por verte aquí, yo también hubiera hecho lo mismo.

 

Al parecer no soy la única con ese pensamiento.

 

-Soy Dasha, es bueno empezar con una amiga el primer día.-Recuerdo las palabras del señor Connor.

 

-Lo mismo digo.

 

El día ha terminado, demasiado rápido y sí lo disfrute, aunque al principio no; Pero eso ya no importa ahora. El carro espera afuera de la universidad y puedo lograr divisar al señor Connor, sonrío y dirijo mis pasos hasta llegar con él. Me subo en el auto y arranca.

 

-¿Cómo le fue un su primer día señorita?-Pregunta serenamente mientras me mira en un segundo en el retrovisor y luego vuelve su vista a la carretera.

 

Recuerdo la universidad-Fue lindo,-Recuerdo a mis compañeros y a mi nueva amiga-Fascinante,- pero una imagen terrible opaca mi visión y veo el rostro de Hades burlándose de mí.-¡Irritante!

 

Cierro mis labios al darme cuenta de mi acción y el señor Connor frunce el ceño, extrañado.

 

-¿Por qué irritante señorita?-A pesar de su pregunta, el carro ya había llegado a mi hogar y baje sin darle tiempo para volver a preguntarme.

 

Le agradezco desde lo lejos y me introduzco. El olor de medicinas y desinfectantes atacan mis fosas nasales; Y suspiro profundamente. ¿Debería decir que es muy bueno regresar a mi hogar? ¿Le podría decir a esto hogar?




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