El Deceso de Nuestro Arranque

*9*

No existe nada más que amistad y eso es lo que quiero. Entonces...

 

¿Por qué me siento tan frustrada?

 

No puedo moverme de mi lugar y lo peor. No sé que hacer exactamente. Hades no empuja a esa mujer y no tiene porque hacerlo, hasta puedo asegurar que puede ser su novia, quién sabe, desconozco de su vida.

 

Es muy hermosa, demasiado para ser real.

 

Sus cabellos rojizos que descienden hasta sus voluptuoso senos, mientras se acomoda su flequillo, fijando sus iris verdes en mi persona, inspeccionando mis ropas desde los pies hasta mi cabeza...esquivando su descarada cara de risa, tragando duro.

 

Siento una mano tomar la mía, sobresaltada de repente. Parece más interesado Hades en mis acciones cuando aparta su mirada de la pelirroja; Es cuando aseguro con mi vista que fue Gavrel quien me tomo la mano para acercarnos a ellos, queriendo que la misma tierra me trague justo en estos momentos.

 

-No puedo creer que tengas una amiga experta en la medicina.-Suelta Gavrel feliz, aún sosteniendo mi palma. Mientras Hades aparta la mirada de nuestras manos enlazadas, rodando los ojos ante el comentario. 

 

-Es normal que cualquier persona se sepa las cosas básicas sobre medicina, cómo pequeños golpes que se pueden curar en tiempo corto.-Respondo y forcejeo mi mano, intentando soltar la suya, sin embargo Gavrel aprieta más su mano en la mía.

 

Muerdo mi labio inferior, disgustada.

 

-¿Me estás diciendo anormal?-Añade, indignado, soltando una pequeña risa por su peculiar expresión.

 

-No, sin embargo. Si estás tan acostumbrado, mínimo debes saber la mitad del procedimiento.-Añado burlona, olvidando toda situación externa.

 

-Lo mismo debería ser con matemáticas, pero mi cerebro nunca me hace justicia.

 

La pelirroja estalla en carcajadas con cierta burla y aparta su cabello de su frente, sonriente.

 

-Gavrel, los idiotas ni siquiera tienen cerebro.-Suelto una pequeña risa y Gavrel la taladra con la mirada algo divertido, sin embargo Hades no ha dicho ninguna palabra. Posando su punto de vista, alejado de nosotros. 

 

Puedo notar su mal humor desde el principio.

 

-Bueno, debo irme.-Trago duro.-Tengo clases.-Comento algo tímida y suelto la mano de Gavrel.

 

-¡Espera!-Me vuelve a tomar de la mano Gavrel y Hades tensa la mandíbula al darse cuenta de ello.-No te he presentado a Fedora, ella es...-Un profesor nos mira en el pasillo y se sobresalta al vernos, cuando deberíamos estar en periodo de clase.

 

Si me vuelven a castigar, dudo que pueda salir de esto sin una nota para mi padre.

 

-¡Corran!-Exclama Gavrel y todos nos separamos.

 

Corro intentando perder de vista al profesor, sin embargo parece sólo enfocarse en mí cuando no logra divisar a los demás, provocando los nervios filtrarse en mi piel, mi pulso parece perderse al ritmo de mis pasos y el sudor se vuelve sofocante junto a mi vista.

 

El suelo se comienza a sentir resbaloso y mis pasos dudosos. Mi pulso se acelera sintiendo, que si no paro, estaría a punto de morir. Jadeando tras cada movimiento y el esfuerzo, dar sólo un paso se vuelve en la tarea más difícil. 

 

De pronto, una mano toma la mía y me jala a un cuarto pequeño. Abriendo mis parpados por la sorpresa, ni me da tiempo de reaccionar cuando cierra la puerta delicadamente, sin emitir ni un ruido y mi cuerpo decae por la falta de aliento.

 

Sin siquiera saber de quien se trata, sólo quiero recuperar mis fuerzas.

 

Un olor refrescante y masculino, que a la vez se vuelve adicto, ataca mis fosas nasales. Mi respiración se pierde por un momento y mis brazos junto a las piernas, me tiemblan de recordar levemente de quién puede llegar a ser el aroma.

 

-¿Estás bien?-Susurra y lo confirmo, por su voz ronca.

 

-No lo comprendo,-Imito su voz baja y añado.-¿Cómo es que no estás igual de lastimado que Gavrel?-Levanto mi vista cansada y Hades, sólo tiene la misma mirada sin emoción. La misma que conocí cuando lo vi por primera vez.

 

-No te involucres con él y menos en mi vida, Dasha.-Dice determinante.

 

Mis labios tiemblan, contraída.

 

-No,-Niego con mi cabeza desesperada.-no lo entiendes, personas cómo nosotras, con las pocas defensas. No podemos arriesgarnos a golpes o rasguños.-Mi tono casi sale lastimado, pero por alguna razón me siento responsable de él.-Heridas o cualquier cosa relacionada con el dolor. Porque no nos curamos, sino empeoramos.

 

Bufa sin gracia y me separa de él.

 

Parece no entender o...no querer aceptarlo.

 

-No necesito de tu lastima Dasha,-Sus palabras me hieren y aun peor, con el tono de desprecio que las dirige hacia mí, al destilar su mirada furia.-tengo suficiente con mis propias mierdas para soportar la tuya.

 

-¿Puedes preocuparte por mí, pero yo no de ti?-Cuestiono sin poder creerlo.-Crees que sólo sería felicidad para mí, sin que yo la compartiera contigo.-Puedo notar la confusión de sus ojos al escuchar mis palabras.-Yo no necesito de más mascaras y mentiras para ser feliz, también puedo soportar la tristeza al saber la verdad.

 

Toma de mis hombros y sus ojos observan con detenimiento los míos. Cómo si intentará encontrar alguna respuesta mía a través de ellos.

 

-Si tan sólo tuvieras alguna idea de mi, ni lo pensarías dos veces en huir.-Añade.

 

Tomo de sus manos,-que aún están en mis hombros-pero no las quito, sino las acaricio.

 

-No decidiste huir, a pesar de conocer los problemas que se lleva al estar conmigo. Nuestro tiempo, no basta para llevarlo con problemas y dolor Hades, necesitamos disfrutarlo y crear lindos recuerdos.-Sonrío y él suaviza su mirada.




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