El Deceso de Nuestro Arranque

*11*

Escucho leves golpes en mi puerta, me agito y dudo en levantarme, sin embargo me decido en abrir. Al hacerlo mis ojos se abren de golpe por el impacto, retrocedo y él entra silenciosamente, cerrando la puerta con llave detrás suyo. Estando ya dentro del cuarto.

 

Su sonrisa pícara se ensancha y trago duro.

 

¿Qué hace aquí?

 

-Puedo notar tu confusión y si, no te he visto durante unos días completos.-Recuerdo los días que falte a la universidad por mi mala condición, por alguna razón no puedo recordar los detalles de dónde fue exactamente, lo cual, es normal que Hades no tenga ni idea.-Intente preguntar, sin embargo no hablas con nadie de este lugar y el único cercano parece ser un anciano. Ese señor también parece cercano a tu padre y me abstuve de preguntar.

 

Farfulla malhumorado y bufa, conectando su vista de la mía.

 

-¿Sabes lo estresante que es no saber de ti durante días, sabiendo lo bien que estabas hace poco?

 

Mi corazón golpea mi pecho con violencia, por alguna razón, emocionada de oír eso.

 

Mi mente inevitable compara a Hades con mi padre. No tienen ninguna diferencia, los dos son fríos y directos. Sin embargo, Hades es un poco más sensible y sabe escuchar.

 

-Estoy bien y eso es lo importante.-Comento relajada y me acomodo en mi cama.-Sólo unos chequeos en un hospital y mis medicinas, tantas cosas aburridas.

 

Aiden se acomoda a mi lado y nuestro espacio se acorta.

 

-Pareces olvidar una cosa.

 

-¿Que?

 

Mi pulso se acelera cuando acorta nuestra distancia de repente, lamiendo mis labios con prisa y sus pupilas se oscurecen más de lo normal cuando fija su ojos en mis labios, en cuestión de segundos. Toma de mi mano y entrelaza sus dedos con los míos, tragando duro y lentamente.

 

¿Qué está?

 

-Te extrañe.-Acerca sus labios peligrosamente a mí y puedo sentir el calor de ellos emanar sobre los míos, sin tener el contacto, sólo la fricción, sintiendo la corriente pasar por toda mi columna y estremecer mi piel.

 

Cierro mis ojos y me acerco lentamente.

 

¿Qué estoy haciendo, por qué me muevo sin mi voluntad?

 

<Dasha>

 

¿Qué?

 

<¡Dasha!>

 

¿Quién me esta hablando?

 

<¡DASHA!>

 

Salto sobre al parecer es mi asiento y respiro agitadamente. ¿Acaso estaba soñando?

 

Observo alrededor y compruebo que es mi clase; Al mismo tiempo me percato de la profesora que esta en frente mío y muy molesta. No, sino más bien, quiero decir furiosa. Mas que furiosa, esta hirviendo del enojo al escuchar las risas de la clase por mi tremenda estupidez de dormir en clase.

 

Mi rostro debe estar cómo tomate por esta situación. Puedo decir que me he estado sintiendo muy cansada últimamente por mi enfermedad, sin embargo, esa sería una excusa perfecta para mí padre y así sacarme de aquí.

 

Es mejor un castigo que eso.

 

-Señorita Dasha, salga del salón y duerma en el pasillo.-Comenta, pero parece arrepentirse. Niega moviendo su cabeza y sonríe maliciosamente.-No, mejor quédese parada en el pasillo hasta el último periodo por su mal comportamiento.

 

¿Qué? No, no puede hacerme eso, ¿O si?

 

Las risas aumentan tras el castigo y maldigo en mis adentros, estando apunto de ponerme sobre mis pies, parando abruptamente por una tercera voz.

 

-Maestra.-Interrumpe la clase una voz gruesa y la maestra palidece al notar de quien se trata.-Ha estado enferma, permitame llevarla al salón medico.-Sisea sin interés.

 

La señora en frente de mí parece comprender y luego asiente regañadientes, callando los demás estudiantes de sus risas. Puedo notar el gran poder que tiene Hades, sobre cualquier maestro o director de esta universidad, hasta de los mismos compañeros.

 

¿Quién debe ser para tener tal autoridad? ¿El dueño de la universidad?

 

Salgo junto a él y ya algo alejados de las personas, en los pasillos vacíos escucho su gruesa voz, opacando el silencio, admirando como sus cabellos caen de a poco en sus iris castañas, abundantes de pestañas.

 

-Por primera vez en mucho tiempo, podemos estar solos.-Dice y sonrió sintiendo mis mejillas calentarse, ¿Cómo debería tomarlo si mi tonto corazón se emociona con todo? Desde ese estraño sueño, no he parado de pensar en su rostro, en su nombre y en sus...

 

Paro en seco, observando sus gruesos y un tanto rojos labios.

 

Niego en mis adentros, parezco una depredadora a este paso.

 

Sólo debería atesorar al fin nuestro momento, de sólo sonrisas de lejos o pequeños saludos de lejos. Al fin tener una plática adecuada, después de semanas.

 

-Odio esto,-Hades se detiene, entendiendo mal mi comentario.-quiero decir, la distancia.

 

Eleva una ceja, formando un pequeño silencio sumamente incómodo entre ambos, repitiendo mi última frase y entendiendo lo mal que puede sonar, al repetirlo.

 

¡Dios! ¿Cómo se me ocurre decir eso tan de repente?

 

Siento mi rostro hervir de la vergüenza.

 

-No eres la única.-Mi corazón vuelve a volar y mis ojos conectan con los suyos, puede que mis pupilas digan millones de cosas por mi frustración, sin embargo en Hades es difícil adivinar lo que sucede por su mente, tras su expresión seria.

 

Caminamos hasta el salón, no obstante Hades detiene mi paso al tomar de mi mano de pronto. Abro mis parpados sorpresiva y él me jala a otra dirección, correspondiendo sean cual sean sus planes, salimos de la universidad hasta llegar al campo.

 

-¿Qué haces?-Le pregunto un poco preocupada.




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