El Deceso de Nuestro Arranque

*13*

Me visto con una falda larga negra, algo transparente, no demasiado y con un suéter blanco, apretando las mangas largas hasta donde puedo alcanzar a forzar. Busco entre mis zapatos, los más bonitos y silenciosos al tener, en algún caso correr, si nos descubren. Me observo en el espejo de mi habitación y me aplico un poco de maquillaje.

 

Aplicando un tanto de corrector en mis ojeras e imperfecciones, al igual que el polvo traslucido.

 

No importa si la noche pueda opacar mi esfuerzo en verme bien. Aún así tengo el deseo de esforzarme un poco más en esta ocasión especial, porque lo conoceré más y quiero que al menos, me vea un poco parecida a esa mujer pelirroja...

 

Suspiro.

 

Aplico un labial rojo, algo opaco y un poco de brillo en mis labios. Suelto mi cabello castaño y apago la luz de mi habitación, abro la puerta de mi habitación y la cierro cuidadosamente. Camino hasta llegar a oscuras a la entrada de la cafetería.

 

Mi corazón revolotea al verlo ahí, esperándome, recostado en la pared, fijando sus ojos cafés a algún punto del lugar, serio, no obstante, voltea hacia mí, al notar mi presencia.

 

¿Hice mucho ruido?

 

No dice nada, sólo me toma de la mano y me guía a algún lugar de este sitio. Tiene la misma ropa de este día, sin embargo tiene un olor embriagante, más fuerte que la menta, a vainilla y tiene el pelo húmedo. No importa que se ponga, siempre se ve perfecto.

 

Abre una puerta y noto que tiene gradas que nos llevan a la terraza. Lo sigo, aún tomados de la mano. Nos detenemos, observo que lleva con él una manta roja, me suelta y la extiende en el suelo. Se sienta sobre ella y me indica que haga lo mismo.

 

Hago caso omiso y me acomodo a su lado.

 

Parece ido por unos segundos y luego vuelve su vista a la mía. Escudriña mi vestimenta y me siento pequeña ante él en estos momentos, mi corazón palpita fuertemente por su cercanía, quiero decir, estamos a pocos centímetros el uno del otro. Nunca me había sentido así por nadie, ni por los gemelos que los vi hace unos años.

 

Con Hades me siento diferente.

 

Deja de ver mi ropa y su mirada sube hasta mi rostro y se detiene ahí. No puedo descifrar lo que dice su expresión, ya que mantiene una seriedad impecable, sin embargo en sus pupilas...puedo notar lo dilatadas y oscuras que son en cuestión de segundos al observarme.

 

-Hoy estás diferente.-Me dice indiferente, más seco de lo que acostumbro. Y eso me duele.

 

¿Acaso no le gusto, yo, yo no...me veo a lo parecido a su gusto?

 

¿A esa pelirroja?

 

Trago duro.

 

-Aca...-Suspiro nerviosamente.-Acaso, ¿Tiene algo de malo?-Pregunto arrepintiéndome de mis palabras, demasiado tarde.

 

-Lo tiene, en absoluto.-Añade seguro de sus palabras.

 

Un dolor agudo ataca mi pecho y junto mis dedos, formando puños. Para contener ese comentario hiriente. Sin embargo él no deja de verme, concentrado en cada reacción mía. Empeorando mis emociones, esquivando su mirada latente.

 

-¿Por qué?-Me atrevo para volver a interrogarlo.

 

-Eres capaz de opacar lo que más disfruto ver,-Mis mejillas se calientan de repente y agradezco que la oscuridad pueda cubrir un poco mi reacción, Hades vuelve su vista al cielo y lo contempla formando una pequeña sonrisa.-las estrellas de esta cuidad realmente son hermosas.

 

Comprendo su comentario y el dolor desaparece, para luego sentir una reconfortante calidez en mi pecho.

 

¿Cómo no pude darme cuenta antes?

 

No sé que responder a su comentario porque realmente me tomo desprevenida, ¿Fue acaso un halago? ¿Cómo saberlo cuándo su expresión dice todo lo contrario a sus palabras? Me siento frustrada de no poder adivinar sus verdaderos pensamientos.

 

-¿Sería una propuesta suicida?-Susurra teniendo su vista al frente.

 

-¿Cuál?-Añado.

 

Voltea su mirada y la topa a la mía. Sus pupilas siguen igual que antes, junto a su preciosa sonrisa que no suele mostrar amenudo y mi pulso no parece tranquilizarse cuando estoy al lado de él. En este momento soy capaz de escuchar un silencio no incómodo, sino reconfortante al estar a su lado.

 

-Huir de este lugar, dejar nuestros problemas y disfrutar juntos a cualquier otro lado.-Sonrío en respuesta nostálgica.

 

Cómo si no fuera la primera vez que ese pensamiento cruza por mi mente.

 

-¿Cómo las parejas de películas?-Comento divertida.-¿Me propondrás matrimonio?-Me burlo y luego me callo por mi último comentario, al notar su seriedad.

 

Relaja su expresión y luego se ríe también.

 

-Ya debes tener experiencia con los finales felices de los escritores,-Comenta.-sin embargo, esto es la vida real.

 

Me recuesto y me giro para mirarlo, teniendo un brazo en mi cabeza. Relajada, Hades pone toda su atención en mí.

 

-Lo sé muy bien. Sólo depende de cada uno, que final quiere.-Añado.

 

Hades imita mi acción anterior y se recuesta a mi lado, teniendo un espacio de por medio muy reducido. La luz de la luna sólo aclara más mi vista y sus labios entre abiertos me alteran. Sus iris descienden a mi boca y muerde su labio inferior lentamente, torturándome.

 

Estremeciendo mi piel.

 

-¿Esta bien no pensar en uno mismo?-Susurra con su voz más gruesa.

 

-Entonces no sería un final feliz.-Concluyo segura.

 

-Si lo es para esa persona. También lo será para mí.

 

Si lo es para esa persona...también lo será para mí. Es lo más egoísta para esa persona y lo más lindo para el resultado del afectado.

 

Toma de mi mentón y levemente acaricia mi rostro con su frío tacto y a la vez cálido. Es un lío en mi mente, intento concentrarme en nuestra plática, sin embargo pierdo el hilo cuándo me doy cuenta que soy víctima de sus acaricias.




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