-Por eso mi padre lo acepto...-Susurro para mí misma impactada.
No tiene por ningún motivo porque sospechar de un hombre comprometido y de su hija. Aún peor, cuando Hades me mintió de su relación, mientras yo me interponía entre ellos. Sabiendo la verdad, me dejo en claro que no quería ninguna relación seria conmigo porque la tenía a ella.
Y yo le creía todo.
¿Cómo pude caer tan bajo?
¡Confié en él!
Mi rostro se calientan mientras las lágrimas amenazan con salir al picar mis parpados, apago la computadora olvidando que deje abierta la ventana con su información y no me puede importar menos.
Salgo de la oficina y tomo camino hacia dónde carajos este.
No me importa si el señor Connor o cualquier empleado puedas observar mi estúpida escena, no dejaré que Hades se salga con la suya. Hasta sería hacerme un gran favor si lo alejan de mí, me siento tan usada y ultrajada, con razón Fedora lo tomaba y admiraba con amor, con razón estuvieron en el hotel juntos.
Se ríe en mi cara y me grita, no me cree y todavía me miente. Tomando por juego mi seriedad, dejando en claro que la seriedad no la podía tomar porque ya tenía a alguien especial para su vida. Fedora es su esposa y yo no soy nadie para él, con seguras indirectas me dijo que era él quién tomaba a las amantes porque no puede serle fiel.
No quiero ser parte de ese plan.
Me paro en seco y una picason en mi nariz se vuelve insoportable, el nudo en mi pecho incrementa al sólo saber la verdad de toda esta basura. Con mis manos temblorosas tomo de la puerta y al ya verla abierta, sólo debo empujarla para verle.
Sólo reunir mis fuerzas y darle un pequeño empujón. Sin embargo el dolor incrementa y el nudo en mi garganta se desatada, floreciendo en mis venas la tristeza que me abruma.
Soy incapaz de hacerlo, ya que mis lágrimas calientes desbordan de mi rostro. Ahora el único sentimiento que tengo es de dolor, ansiedad, tristeza mezclada con rabia. Alejo mi mano, ya no teniendo tacto con la fría madera y me convenzo de no enfrentarle de esta forma tan lamentable.
Seguramente me miro ridícula.
El viento pasa por mi rostro sorpresivamente rápido y la puerta ya no aparece en mi vista sino unas piernas altas. Elevo mi rostro y le veo ahí, mi pecho parece mezclar muchas emociones y me enojo conmigo misma por sentirme por una parte emocionada, por no verle en varios días.
Hades frunce el ceño y su expresión se vuelve preocupativa, inspecciona todo mi cuerpo con su vista, por una parte desnudando mi alma y la otra verificando que no este herida. Confundido regresa su vista de nuevo a la mía.
Quiero gritarle, golpearlo e insultarlo.
Pero no puedo, porque mi corazón no me deja, de sólo verlo me afecta aún más, cómo si me dieran más patadas cuando ya estoy lo suficientemente herida. Sólo no quiero verle, quiero olvidarlo y que no se vuelva a involucrar conmigo, eso quiero.
Sé que él seguramente lo haría, porque desde un principio no signifique nada para él. Sería tan fácil para él alejarme porque desde que nos conocimos me advirtió, no quería relacionarse conmigo por ningún motivo y ahora suena hasta ridículo que yo quiera eso.
Quiero que sufra más por mi decisión, quiero verle igual de herido cómo yo me siento.
Igual, lo único que estoy pensando es en sueños lejanos.
-Dasha, ¿Estás bien?-Pregunta aún preocupado y se petrifica al darse cuenta de algo a espaldas mías, toma de mi mano y me introduce a su habitación. Cierra la puerta con seguro y me encierra entre sus brazos.
Me estremezco por su repentina cercanía y mi cuerpo la rechaza, sin pensarlo pongo mis manos en su pecho alejándolo de mí, pero él parece insistir y pone presión de sus piernas para no alejarse, siendo más fuerte que yo.
-¡No!-Exclamo en un jadeo doloroso.-Aléjate, no quiero, por favor.-Suplico entre lágrimas.
-¿Qué?-Responde aún si entender y toma de mis hombros, comprendiendo mi enojo hacia él.-¿Qué sucede Dasha?
Soy incapaz de decirle la verdad, de que su falsa preocupación sea hacia mí. No lo puedo soportar más.
-No quiero verte más.-Suelto, bajando la vista. A toda costa para no verle los ojos.-Aléjate, no quiero tener ninguna relación contigo.
-Dasha...-Me nombra.
-¡No!
-Dasha...-Parece perder la paciencia.
-¿Qué?
Toma de mi mentón y sube mi rostro, hasta que nuestros ojos se encuentran, respiro agitadamente y a él lo miro tan tranquilo, cómo si mis palabras no lo atormentarán, sino le importarán menos.
-Cuando me hables, mírame a los ojos y sé sincera. Sé muy bien que no es eso.-El calor de mis mejillas desaparece y retrocedo sin ideas.-Separarnos, eso si que sería la peor idea. Tu misma lo dijiste, no hay tiempo para eso. Entonces, ¿Por qué estás tan enfadada conmigo para no querer verme más?
No lo pienso ni un minuto más y lo suelto.
-Me mentiste.
No vacila y mucho menos se ve impactado. Ni siquiera duda o se hace el loco en el tema.
-Lo sé.
Otro nudo amargo se forma en mi garganta y lo empujo dolida, no puedo evitar el gran lío de mis pensamientos conjugados con mis emociones, siendo tan descarado, sin un poco de remordimiento, esperando sobre todo mi reacción.
Analizando cada movimiento mío y expresión. Siendo tan meticuloso que incluso, me petrifica su frialdad y precisión.
Seguramente mi expresión debe ser única en este momento, sin embargo no le daré lo que quiera, ni reproches, mucho menos lágrimas, aunque antes ya las presencio, no se las concederé ahora.