El Deceso de Nuestro Arranque

*19*

Sin importar que mi padre no este en el lugar de locos, sigo siendo observada por el personal y las cámaras, salvo de noche, no son tan buenas para altas horas de la noche a plena oscuridad. Por eso esa es nuestra oportunidad para vernos y la aprovechamos, en nuestro lugar de escondite.

 

La azotea. 

 

Se puede decir que es lo más cercano a un cita con Hades y no me puede importar menos, con los gemelos lo más que podía hacer era verlos, nunca me imagine que podría hablar con un hombre.

 

Me arreglo el cabello con una coleta y me pongo un poco de maquillaje para resaltar las facciones de mi rostro y un poco de labial oscuro en mis labios. Busco mi vestido favorito de flores, que es el que me queda más largo, debajo de mis tobillos, pero ajustado y mis tenis blancos. 

 

Recorro con precaución los pasillos hasta llegar a la azotea que, al subir, me encuentro con Hades ya ahí. Recostado en la manta grande en el suelo y con comida a su alrededor.

 

¿De dónde la habrá sacado?

 

Sus ojos están cerrados y al parecer duerme. Sonrío de sólo pensar cómo pudo organizar esto cómo sorpresa y se termino quedando dormido. En la manta hay pasteles de diferentes sabores, platos de mariscos, carnes, pollos, ensaladas, frutas y para tomar: Vinos, jugos, agua y cerveza. 

 

¿Acaso se trajo todo el restaurante completo o pensó que como mucho?

 

Me carcajeo sin poder evitarlo y él se despierta de golpe en su lugar e involuntariamente golpea con su pierna el vino abierto, siendo regado sobre la comida y botando los líquidos, intenta salvar algún alimento y yo me inclino para salvar más de algo.

 

Tomo el agua que fue la única en pie y Hades los mariscos.

 

Repentinamente siento el líquido mojar mi vestido y me sobresalto por el frío. Me alejo y cuando me siento al lado de Hades, veo la gran mancha violeta en mi vestido. 

 

El rostro de Hades es toda una obra de arte mientras toma con determinación los mariscos y me carcajeo aún más fuerte divertida.

 

-¿Por qué te ríes?-Me dice intentando calmar su furia.-Todo fue un desastre, por mi idiotez nada salió bien.

 

-Si, tienes razón.-Respondo sonriente y él frunce el ceño.-Así me parece más perfecto,-Me volteo hacia él.-siempre y cuando estemos juntos.

 

Alivia su expresión y suspira.

 

-Te ves hermosa.

 

Mis mejillas se calientan.

 

-¿A pesar de tener una mancha en mi vestido?-Añado feliz.

 

-Podemos arreglar eso,-Agrega ladeando una sonrisa maliciosa.-sólo con quitarl...-Le interrumpo poniendo un marisco en sus labios y lo muerde, para luego hacer un mueca y tragarlo, prefiriendo no escupirlo.

 

-Odio los mariscos.-Se sincera.

 

-Yo también.-Coincidimos y ríe bufando.

 

-Entonces lo único que quedo a salvo fue el agua y supongo que nos gusta a ambos, ¿No?-Abandona los mariscos a un lado suyo y se acerca a mí.

 

-Por favor sé el primero.-Le ofrezco el agua y él la toma a gusto. 

 

-Que fina.-Comenta divertido y le da un trago mirando las estrellas.

 

Al pasar los minutos de admirar las estrellas brillantes del cielo, él suspira pesadamente y deja su mirada del cielo para bajarla. Con su semblante sereno y sus iris cafés, dilatándose con el pasar de los segundos.

 

-Es la primera vez que comparto un momento así, luego de hacerlo muchas veces con la persona que amaba.-Comenta con nostalgia y reprime su tono dolido, tragando duro.-Me pregunto cómo las personas pueden cambiar tanto por el vicio, después de todo, mi madre era perfecta.

 

Mi corazón late con frenesí y abro mis parpados impactada.

 

¿Su madre hacia esto con él? 

 

No quiero bombardearlo con preguntas, sin embargo no es suficiente, para mí no lo es.

 

-¿Qué la hizo cambiar Hades?

 

-El dinero.-Suelta con una sonrisa falsa.

 

Si la persona quien posee la posibilidad de tener mucho dinero, depende de ella si la da un buen uso o no. Sin embargo no todos le ponen limites a sus metas y se convierte en algo tóxico muchas veces.

 

Quizás eso fue lo que le sucedió a su madre con Hades, dejo de prestarle atención y motivarse por algo tan pasajero.

 

-¿La extrañas?

 

Relaja su cuerpo y lo deja reposar en el suelo por completo, verificándose de no mojarse con el líquido, por supuesto. 

 

-Cuando era niño si, ahora no.-Voltea hacia a mí con el semblante sombrío en su expresión, cómo si le costase decirme lo que esta a punto de soltar.-Ella misma me trajo aquí.

 

¿Tan malo le parece el lugar? No puedo evitar sentirme decepcionada, sí, sería contradecirme, pero igual, este ha sido mi hogar durante muchos años y me ha salvado por tanto tiempo. Nos conocimos aquí y si no hubiera sido por su madre, seguramente nunca nos hubiéramos conocido.

 

Por Hades, es Hades y yo soy todo lo contrario a lo que Hades buscaría.

 

Me levanto de mí lugar y lo dejo ahí, queriendo refrescar mi mente o lo que sea que este pensando. Sin embargo no puedo detener la rabia que consume mi mente y me pongo sobre mis pies, corriendo para huir de ese lugar.

 

-Dasha,-Me llama, igual no me detengo.-¡Espera!

 

Escucho sus pasos detrás mío y toma de mi hombro con determinación, sin embargo lo empujo de un golpe intentando soltarme. Él me observa petrificado por mi actitud, cómo si no pudiera ver en mis ojos la obvia razón.

 

-¿Por qué?-Me atrevo a decirlo.-¿Qué tiene de tan malo este lugar que lo odies tanto? Sé que apesta a desinfectante y que hay muchos ancianos, sin embargo nos mantiene vivos.




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