El Deceso de Nuestro Arranque

*23*

¿Dónde me encuentro?

 

Fue lo primero que me pregunte al despertar en un cuarto totalmente desconocido y peor aún, con la cerradura bien asegurada al intentar por todos los medios abrirla. Apenas recuerdo haber llegado a esa dirección y encontrarme con el sujeto, quien en mi sorpresa se trataba del amigo de Hades. Me adelante en asegurarme que llegaría a un acuerdo con él, por ser mi compañero de clase, asumiendo que entendería a la perfección, pero estaba en lo incorrecto en su totalidad, decepcionada y abrumada por la realidad.

 

Fue quien me durmió y termine en este lugar.

 

-¿Qué he hecho?-Murmuro temblando, sin saber quiénes son esos tipos.-¿Dónde estoy? ¿Qué quieren de mí?

 

La cerradura se abre de pronto, produciendo un ruido y me alerto, sin pensarlo me vuelvo a recostar en la cama, disimulando que todavía sigo dormida, mientras me quedo lo más quieta posible, apretando las sábanas a mi cuerpo fuertemente, imitando ronquidos, temblando del temor que me abruma de sólo saber que están a metros de mí.

 

La puerta rechina y la luz del exterior se filtra al cuarto.

 

-Sigue dormida, mierda.-Maldice un sujeto de voz masculina y al parecer su compañero le responde.-Diez minutos más y será para el jefe.-Cierran la puerta de nuevo y dejo salir mi respiración acumulada del terror.

 

¿Me quieren para el jefe? ¿Quién es él?

 

¿Qué quieren qué haga?

 

No puedo estar más tiempo aquí, no puedo dios, no puedo.

 

Camino con prisa al balcón con una vista atemorizante, cuando mi única opción es saltar, siendo el único en recibirme: El mar. Mis piernas tiemblan y caigo sobre ellas, con mi vista perdida, sobre cargada del miedo, sin poder creerme que los problemas de Hades eran así de graves, que sus advertencias tenían todo el sentido.

 

Arrepentida de tomar esta decisión, tras conocer en los negocios en los que puede estar metido.

 

Se supone que su familia es rica, que él proviene de una familia rica, ¿Entonces por qué esta relacionado con este tipo de negocios, qué necesidad tiene de arriesgar su vida? ¿Por dinero? No, no puedo creer eso.

 

-No puedo esperar más, quizás esto sea mejor que esperar lo desconocido.-Me digo, en el intento estúpido de convencerme, aunque ambas opciones suenan horrible, sin embargo la incertidumbre a lo desconocido y encontrarme con un hombre tras despertar, suena más aterrador.

 

Los disparos en el exterior me alertan, retrocediendo asustada y los pasos suenan más cercanos al correr, cuando las personas gritan de agonía y me sobresalto al ver la perilla de la puerta abrirse con desesperación, rechinando al dar varias vueltas y el tiempo eterno del terror al verlo. Retrocedo con miedo y me topo con la orilla de mi escapatoria. Mis ojos se llenan de lágrimas y jadeo de la sorpresa, cuando la puerta se abre de golpe y la silueta reconocida aparece en frente mío.

 

Sollozo emotiva.

 

-Dasha.-Dice con esperanza y rompo en llanto al verle, corre a mí e ignoro la escena impactante, de varios cuerpos tirados sin vida a metros de nosotros, llenos de sangre, negando el hecho, que él haya sido el causante de arrebatarle sus vidas.-Debemos saltar.-Toma de mi mano y me jala al precipicio.

 

-¿Estás loco?

 

Escucharlo de sus labios, en vez de los míos, suena más aterrador.

 

-Estamos contra la espada y la pared, mi amigo nos espera abajo, los enemigos no tardan en venir.-Sisea rápidamente y antes de saltar, me observa con detalle, percatándose que no este herida.

 

-¿Por qué?-Mi voz se rompe.-¿Por qué me has ocultado esto?

 

-Luego de esto, no vuelvas a cruzar ninguna palabra más conmigo Dasha, ellos te tendrán como sospecha, no me perdonaría si te hacen algo por mi culpa.-Los pasos se escuchan y sube su pierna con el fin de saltar, pero no imito su acción y la confusión lo llena.

 

 De ver la altura a la cual nos arriesgamos, es demasiado, quizás varios metros de alto. ¿El mar podrá ayudarnos?

 

-¿Crees que puedes venir y mandarme?-Le reproche en mi voz es inevitable.-Yo decido si quiero verte o no, ¡Estoy cansada que mi padre controle mi vida, para que lo hagas tu también!

 

-¿Te escuchas?-Imita mi tono.-Tu padre lo hace para que te mantengas viva, mientras yo arriesgo tu vida Dasha. Soy un peligro para ti y aún así, me dices eso.-Bufa, jalando de mi cuerpo para saltar sin paciencia.

 

-Prefiero morir pronto siendo feliz, que morir con mucho tiempo en la tristeza, de no cumplir lo que siempre quise hacer.

 

Abre sus parpados con sorpresa y su mirada se suaviza, al acariciar mi rostro, con delicadeza y atraer mi cuerpo al suyo, accediendo, subiendo a la orilla, listos para saltar. La discusión ahora es un lujo, comparado con las personas que vienen por nosotros, el tiempo vale oro, escuchando los pasos aproximarse a este nivel.

 

-Entonces moriremos juntos, no hay mayor deseo que ese.

 

Veo a lo lejos varios hombres de negro subiendo a saltos y con armas en las manos, mi corazón late a mil por hora y mi cara palidece, temiendo por nuestras vidas y cómo Hades pudo salir de eso con vida, sin rasguño alguno, viendo cómo llegan y apuntan hacia nosotros.

 

-¡Alto ahí!-Demanda uno de ellos.

 

-Te quiero.-Confieso con las mejillas calientes y él presiona sus labios tibios en mi frente, siendo atraídos por la gravedad y el viento, colarse por nuestras ropas, al impresionarnos con el fuerte impacto del mar, mientras el frío se adentra por cada extremidad nuestra y la irritación del agua, infriltrarse en mis fosas nasales, tosiendo con furor.

 

Gracias a las olas del agua, Hades toma de mi mientras nadamos a la orilla seca de la arena y toso con mayor esfuerzo tras tragar demasiada agua salada por el salto, pero Hades no tiene piedad de mí, tomando de mi brazo y jalando para correr, mientras más hombres bajan desde el último nivel por nosotros.




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