El Deceso de Nuestro Arranque

*29*

Para crear sueños, necesitas metas, ¿O es al revés? Quizás lo es, quién sabe, yo apenas tuve los que podría llegar apenas cumplir, porque más haya de ellos, el tiempo no alcanzaría.

 

Quizás Hades no conocía mis verdaderos deseos, porque nunca pedir de más siempre ha sido una de mis reglas, no soñar con lo que sería imposible. La felicidad en una flor es fascinante cuando lo experimento, pero no tanto cómo ser una abogada, ayudando a mi prójimo, lo que siempre me ha gustado.

 

La humedad, el agua calar por mi piel centímetro por centímetro y esa libertad al sonreír con honestidad pura, recordando que jamás me he sumergido en lagos, ríos y menos los mares. Importándome menos las consecuencias, sintiendo la libertad o la normalidad, suspirando entre cortadamente feliz.

 

Aunque el sufrimiento sea mayor, la felicidad sea junta con ella, porque me siento común y he olvidado por segundos quién soy y de donde vengo.

 

Chapoteo en el agua y grito eufórica para sacar todo ese dolor que aprisiona mi pecho, dando pequeñas vueltas en el agua y soportando lo jodidamente helada que esta, moviendo mis huesos entumecidos por el frío, mirando lo cristalina que es esta.

 

De pronto, un crujir me alerta nerviosa y retrocedo, por desgracia, demasiado, fijando cómo el agua sumerge hasta mis cabellos y la oscuridad me absorve, apenas logro exclamar, asustada, moviendo mi cuerpo en busca de una superficie, intentando salir. Noto cómo el agua se cola por mis fosas nasales y una oscuridad me abruma, tosiendo cuando el agua se infiltra en mí sin pudor, cerrando mis parpados por un cansancio que me consume.

 

...

 

...

 

De pronto abro mis parpados con furor, jadeando al momento de ver más oscuridad, admirando mis ropas segura que estoy mojada, pero me impacto al admirar que no, que ni siquiera llevo mi vestido, sino un vestido corto blanco, retrocedo temerosa, tornándose mi respiración irregular y me sobresalto al sentir la fría pared de metal.

 

¿Qué es este lugar, qué hago aquí?

 

De repente persivo unas manos sostienen de mi cuerpo a diferentes partes, calando mis huesos la inquietante sensación de repulsión, temblando mis labios por el miedo y sacudir mi cuerpo en busca de una salida, pero las manos manosean mis glúteos y pechos, incapaz de gritar por la respiración acumulada que exclama por una libertad, sintiendo las lágrimas descender friamente, tan, tan lentamente que la tortura se torna eterna.

 

¡NOOO!

 

Sollozo, grito y exclamo, adormeciendo mi cuerpo de pronto ante la desagradable sensación, cayendo al suelo y la oscuridad envolver mi vista, junto a mi suspiro al perder mis fuerzas.

 

...

 

...

 

Un chapoteo logro escuchar a la lejanía.

 

Sostiene mi cintura con fuerza y la eleva con facilidad, logrando que llegue a la superficie y toso con furor, percatando mis ojos picar y mi garganta aún peor, por la agua que se infiltro en mí, pero lo suficiente para gemir del dolor y mis ojos dejar descender las extrañas lágrimas que llevaba acumulado adentro de mí.

 

Mi cuerpo tiembla por completo, confusa por ese extraño sueño, fue, fue solamente un sueño, ¿Verdad, por qué me aturde y me hace temblar de esta manera? Un indiscriptible miedo consume mi ser, admirando a Hades para alejar todo mal pensamiento de mí, no, fue eso, sólo un simple, sueño.

 

Debí enloquecer.

 

Sus ojos avellanados me contemplan y el silencio reina, se encuentra empapado, desde su camiseta formal negra hacia sus zapatos finos, bajo el agua, al lado mío, aún sosteniendo mis caderas y de repente, sentirme tan pequeña a su lado.

 

-¿Por qué Dasha? ¿Sólo dime por qué?

 

¿Qué? De pronto había olvidado por completo nuestra discusión, recordando todo aquello por lo que he venido, si, es claro que no tiene idea de lo que he visto y no tiene porqué saberlo también.

 

Trago duro.

 

Bueno, ¿Realmente quién lo entiende? Me acusa, me grita y ahora esta a mi lado, velando por mí, cuando ahora debería estar en su hogar, dejando de lado mi presencia que nunca le importo. Pero esta aquí, demostrando todo lo contrario, ilusionando mi pobre corazón que palpita por él, cada vez que lo ve.

 

-¿Cambia algo decirlo?-No hay rencor, no hay enojo en mi voz, sino... tristeza. Extrañes. 

 

-No, pero quiero entenderte Dasha, comprender que pasa por tu mente, analizar cada acción tuya para prevenir estas situaciones.

 

Trago duro.

 

-Quise sentirme normal, escapar por unos segundos de saber quién soy, de dónde provengo,-La tristeza consume mi vista borrosa y limpio mi rostro con la primer lágrima, desnudando mi alma ante él, apesar que él mismo me lastimo, también siendo el único quien me puede aliviar de mi dolor.-de la enfermedad que tengo, de imaginar que aún puedo ser feliz.

 

Lo que jamás imagine fue ver su tristeza palpante, su augurio al escucharme, ido ante el sentimiento deprimente que de algún modo, compartimos, sorprendida que ver a mi Hades, a mi Hades estar triste, ¿Por mí? Fijando su mirada tensa en mí.

 

-Debes vivir Dasha.-Dice determinante.-Él te prolongará la vida, aún puedes ser feliz.

 

-No sin ti.-Insisto rencorosa por su crueldad.

 

-Aún así vivirás, no tardaríamos ni una semana juntos, llevo el peligro, soy el heredero de fortunas y ellos me quieren vivo, a su lado a la fuerza,-Tensa su mandíbula.-no tengo voz propia.-Sisea con sinceridad, sin ni un a pizque de titubeo, esa era la verdad, después de todo.

 

Si le importo, es todo lo que necesitaba escuchar.

 

-Mírame.-Su vista recorre mi cuerpo empapado y trago duro, enrojeciéndome. Luego mira a mi alrededor, mientras su vista se deslumbra por la hermosa naturaleza y noche.-Quizás el costo de la normalidad y la felicidad sea alto; Pero te permite probar esa dulzura tan prohibida, morir en el intento, no sería ningún arrepentimiento.




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