El Deceso de Nuestro Arranque

*36*

Imposible es la palabra.

 

Imposible que esos sueños sean reales, ¿Tiene sentido común eso, no recordar nada, ser ajena a ello? Aunque se hayan sentido tan reales, no quiere decir que lo sea. Aunque haya llorado, ¿Quién no lloraría por tal pesadilla horrible? Cualquiera en mi lugar.

 

Si, exactamente, sólo un sueño...

 

Un crujir se escucha afuera y me levanto de mi lugar abruptamente.

 

-Puedes salir.-Abre la puerta y salgo sin vacilar, arrastrando mi pasos y trago duro, desviando mi mirada ante su latente inspección de mi cuerpo, con esa mirada característica de él, frío.

 

Han pasado tantos días que no tengo idea que día es hoy.

 

-...-Soy incapaz de dirigirle la palabra, por el rencor que tengo y salgo corriendo de ahí. Escuchando llamarme a lo lejos, sin importarme su mandato. Subo las gradas lo más rápido que puedo, buscando entre todas las puertas el cuarto de Hades, si, sé que es estúpido correr justo donde vivía quién sentí que me abandono por los largos días, pero mi cuerpo exige su aroma, mis recuerdos con él.

 

Le odio tanto justo ahora, pero le amo, le amo tanto que moriría por ello.

 

Me adentro y me tiro a su cama, aspirando su leve olor en las sábanas, su característico menta con vainilla. Palpando las lágrimas rebeldes que escapan de mis parpados, siendo incapaz de sostenerme por mi misma, sino hubiera sido por él, nuestros recuerdos, la maldita esperanza que aparece cómo desaparece cada segundo. Sollozando con furor contra su almohada, agitada por los días largos que no pude sentir la esperanza.

 

¿Por qué es tan difícil ser feliz?

 

-Debo bajar para los medicamentos y la comida, pero no tengo las fuerzas...ni las ganas.-Murmuro apretando la almohada contra mi pecho.

 

-Señorita.-Me sobresalto, saltando de la cama mientras mi ojos ven al señor Connor, que llevo semanas sin verle. Me aterrorizo cuando veo alrededor y al señor Connor aquí, seguro para reprenderme y mandarme abajo, tragando duro resignada, no es de extrañar que sepa la razón por la expulsión de Hades.

 

Sin embargo eso no sucede, sino todo lo contrario, cierra la puerta detrás suyo y se acerca levemente hacia mí, retrocediendo confusa.

 

-Lo he visto todo y me desgarra ver que sufra señorita.-Achico mis parpados sorprendida, el señor Connor me lleva conociendo desde que he sido pequeña, las canas y sus arrugas son prueba de ello, pero siempre le fue fiel a mi padre hasta el final, aunque por mí, jamás lo creí así.

 

Estoy impactada.

 

Sin embargo, aunque se compadezca de mi infelicidad, no significa que las cosas puedan mejorar o cambiar, eso lo sé mejor que nadie.

 

-No puedo hacer nada.

 

-Lo puede, no viva aquí, no es feliz aquí.-Toma de mi manos, apretando su agarre.-La vi cuando escapo y no le comente eso a su padre,-Abro mi boca sin aliento, ¿Qué ha dicho?-porque sabía que era mejor para usted irse que quedarse.

 

¿Me apoya el señor Connor, es en serio? Me cuesta creer en ello, confíar en el peor de los casos.

 

-Vengo para comentarle que estoy de lado suyo y de Mars.-Aún no puedo aceptar ello, pero cual sean sus razones, tenerlo de mi lado seria muy bueno, si la razón es la lastima, puede que signifique una salida.-Sin embargo no puede escapar con él, porque el principal sospechoso sería Mars y la policía iría directo a él. 

 

Ladeo mi mirada pensativa, la desesperación carcome mi sentido común, no sé por cuánto tiempo el señor Connor me ayudará, pero debo aprevechar todo lo que pueda. Debo escapar, pero sin él, porque si lo atrapan, estaría de por vida en la cárcel por estar involucrado con las drogas y el secuestro. Eso jamás podría perdonármelo, todo menos eso, pero me quedo sin opciones. Tampoco la idea de permanecer sin él, porque sería muy duro.

 

-¿Qué hago entonces?-La preocupación surge en mi tono.

 

Baja el volumen de su voz al responder.

 

-Vendrá Wesley Tucker aquí, para que las sospechas recaigan sobre él y con él se irá.

 

-¿Qué?

 

-Nos preocupamos por usted señorita.-Sonríe con pena.-Lamento que no pude hacer nada en contra de los mandatos de su padre.

 

De otra, hubiera sido despedido. Trago duro, todavía incómoda por su trato hacia mí, el señor Connor siempre lo vi como un espía enemigo, ahora resulta ser todo lo contrario. Pero Tucker arriesgar su vida por mí, nada de esto me esta gustando, absolutamente nada, tantas cosas inesperadas que son difíciles de digerir.

 

-Gracias, muchas gracias señor Connor.-Añado honesta.-¿Pero cómo Wesley podrá meterse, si es joven y hombre?

 

Recuerdo muy bien las reglas, es imposible que mi padre lo deje entrar.

 

-No hay problema, los papeles falsos dicen que es casado y es de mi familia.

 

Ni en un millón de años se me ocurriría esa idea, ¡Es perfecta!

 

¿Y cuándo podré ver a Hades de nuevo?¿Y cuándo podré ver a Hades de nuevo?¿Y cuándo podré ver a Hades de nuevo?¿Y cuándo podré ver a Hades de nuevo?¿Y cuándo podré ver a Hades de nuevo?¿Y cuándo podré ver a Hades de nuevo?¿Y cuándo podré ver a Hades de nuevo?

 

-¿Y cuándo podré ver a Hades de nuevo?-Es la pregunta que más ronda en mi cabeza.

 

-Lamento decir, que tendrán que tomar distancia después de la huida y ahora es muy peligroso que se vuelvan a encontrar.

 

Suspiro rendida.

 

Entonces Hades todo lo tenía muy bien planeado. Sabía lo que ocurriría, jamás cometería la estupidez de llevarme con él, puedo apostar que cuando las cosas se tranquilicen, pueda reunirme con él.

 

-¿Podré relacionarme con Wesley o no?-Aunque ignoró como será planificado.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.