El Deceso de Nuestro Arranque

*49*

Golpeo de pronto del vidrio de mi ventana, provocando miles pedazos de esta, justamente de mi cuarto y con la cuerda, sin rodearla a mi cintura, bajo de esta, sosteniendo con todas mis fuerzas y extrañado que me sienta adolorido en mis extremidades, cuando antes lo hacia miles de veces sin quejarme, ahora me resulta tan exhausto. 

 

El tiempo vuelve más difíciles mis movimientos cotidianos, siendo la fatiga mi peor obstáculo.

 

A los pocos segundos me encuentro en el suelo, sé que dirán que porqué no salir por las puertas si me han dejado libre, pues no, nunca confiaré en ellos, cuando soy su llave a la riqueza, son tan egoístas que se parecen a mí, calculando sus próximos movimientos con anticipación.

 

Vestido diferente, ahora todo de negro totalmente para que la oscuridad sea mi aliado en esta noche. Mirando a diferentes puntos, notando los miles de guardas en ambas partes, la entrada y la salida, claro, ese malditos jamás me iban a dejar libre. Lo quise así porque quería más tiempo, ahora me resulta fácil escapar.

 

Saco mi celular mandando el mensaje y sale un auto de pronto desde el bosque llamando la atención de todos los guardias por las luces de este, maldiciendo en lo bajo por no recordar quitarle esas malditas luces, corriendo hacia él e ingresando al auto, viendo cómo los miles de guardias corren hacia mí.

 

Nada de Tucker, él necesita estar alejado de mí a todo momento, suficiente tiene con ser sospechoso por el caso de Dasha. Retrocediendo mi auto y poniéndolo en marcha para darle camino a la carretera, acelerando sin importarme la gente en frente mío que quiere detener mi paso.

 

Pasando sobre ellos, escuchando gritos y exclamaciones de sufrimiento,-sin darles importancia porque misericordia ahora significa debilidad- estando por fin en la carretera, justo en la entrada, dejando atrás a los guardias y frenar abruptamente mi auto al ver mi madre con el padrastro afuera, fijando su mirada en mí.

 

Por más daño que me hayan hecho, aquella que fue mi madre, en su momento si pudo cumplir bien con su papel, extrañando tanto el pasado, decidiendo dejarlo ir por mi bien, haciendo promesas que regresaría si le hacía caso, cuando nunca paso.

 

Un extraño sentimiento de tristeza florece en mi pecho, porque ese pasado aturde mi presente, rencoroso que me cambiará por algo tan vano y pasajero.

 

Acelerando de nuevo, deseando felicidad para ella y ese padrastro del infierno.

 

Sin contar los problemas personales que tengo, porque no sólo la policía me buscará, sintiendo mi cuerpo de pronto estremecido, cansado con leves mareos, tratando de fijar mi mirada en la carretera, sin embargo esta parece volverse doble frunciendo el ceño.

 

¿Qué esta pasando justo ahora?

 

Achinando mis ojos para ver mejor, sin embargo los cierro de repente al sentir un dolor agudo en mi cerebro, tantas cosas en pocos segundos, ya no acelerando, abriendo mis ojos y mi cuerpo tensarse al instante al mirar dos focos brillante opacar mi vista, alarmado giro el timón hasta no más poder, escuchando cómo el otro auto pita mucho y el mío se pierde entre el bosque dando vuelta hasta impactar contra un árbol de lado, atrayendo mi pecho al volante, pero gracias al cinturón no llega a más.

 

Aturdido y sin la posibilidad de escuchar el sonido exterior, un doloroso sonido agudo ataca mis tímpanos, abriendo con pesar mis parpados pesados por el cansancio, oliendo el humo proveniente del auto estrellado y retirar el seguro, con gran esfuerzo moviendo mis extremidades para salir de ese auto, adolorido en todas partes, gimiendo en lo bajo por ese dolor punzante de mi cerebro que no acaba.

 

Ahora no, ahora no, tengo que escapar.

 

De pronto observo a mi alrededor y a lo lejos logro ver varios carros negros corriendo a mi encuentro y me alarmo; Respirando agitadamente, porque una vez que me atrapen no habrá libertad, ni por los mismos de mi estirpe porque buscan mi muerte, no puedo confiar en nadie ahora.

 

Sin embargo tomar el auto en esas condiciones, hace que el riesgo sea triple.

 

Correr será que me encuentren en cuestión de segundos y me debilite más, sin contar que estos dolores de cabeza me joden, sin comprender el suceso reciente ocasionado por mí. Maldigo en lo bajo y regreso al auto, sintiendo una gota resbalar por mi frente y cae en mi pierna al sentarme en el asiento del carro, carmesí, ¿Hay sangre en mi frente? Ignoro la herida porque hay prioridades mayores ahora.

 

Cierro la puerta y arranco el auto, rechina en busca de encender pero se rinde, golpeando el volante frustrado, maldiciendo desesperado e insisto, sin rendirme, escuchando cómo rechina en busca de arrancar, pero se rinde a medio camino. Miro por el retrovisor y veo que los autos ahora se encuentran más cerca, para ni siquiera darme tiempo para correr si esta chatarra no enciende.

 

Pongo mi poca fe en este basura e insisto, sudando frío por mi frente. Giro de la llave en el auto con insistencia y este arranca, abriendo mis ojos con sorpresa efusiva y tomo la palanca para retroceder, obedeciendo mi demanda y jalo la palanca para adelante, acelerando y regresando a la carretera, en mis adentros agradeciendo a cualquier dios que me escuche.

 

Sintiendo el aire impactar en mí rostro al ritmo que acelero, huyendo de ellos; Con la vista fija en la carretera y la adrenalina recorriendo en mis venas, junto a los latidos alocados de mi corazón, sonriendo como un loco, loco porque por fin estoy libre de esos malditos, a pesar que estén detrás mío, sé que la victoria será mía.

 

-Pronto juntos Dasha, al fin juntos.

 

Subiendo el volumen de la canción presente de la emisora, cantando al ritmo de la melodía, poniendo al auto en modo automático y soltando del volante, para estirarme a la parte trasera, donde admiro las armas, suspirando, projurando hacer esto por una última vez.




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