El Deceso de Nuestro Arranque

*50*

-¿Este es el costo?-Pregunto sin poder creer el valor del medicamento que pido en la farmacia, mientras las chica quien me atiende, me ve con poca paciencia, asintiendo.

 

-Por eso esta escrito el costo en ella señorita.

 

Suspiro, apretando la billetera entre mis manos. Apenada por la pregunta más idiota, aparte que no tengo el dinero suficiente para pagarlo, siendo una de las medicinas más importantes que debo tomar, lo que solía hacer todos los días en "el lugar de locos"  sin imaginar el costo de las medicinas que solían ser mi pan diario.

 

Mi silencio impacienta a la chica, quien farfulla desesperada por mi indecisión. 

 

-¿Lo compra o no?

 

-No puedo...-Murmuro triste y ella se gira, para seguir viendo su programa de televisión, mientras retroceso, bajando mi mirada preocupada, ¿Qué pasará si no lo tomo? Puedo no tomar otras cosas para comprar esta, pero ignoró las consecuencias.

 

Salí tan apresurada de ese lugar, que tome todo lo que pude tomar, sintiendo de pronto punzadas en mis ojos, ¿Por qué no estoy feliz si soy libre ahora? Quizás porque me veo apretada de gastos y con miedo al notar que estoy tan lejos, tan desprotegida y con temor de lo que me puede suceder.

 

No pensé en nada de esto al huir.

 

Aún reprimida por todo lo que tuvo que suceder, prefiriendo miles de veces no saber la verdad, sintiendo raramente de vez en cuando extrañes de mi padre, de ese cariño que termino siendo enfermo, arrepentida de dañarlo, pero todo fue tan instantáneo por todo el odio suprimido.

 

Salgo de la farmacia, con pocas medicinas en la bolsa, caminando de regreso al cuarto que alquilo desde hace unos días, a un precio razonable, al que puedo acceder con lo poco que robe. No es cómo mi hogar, no se compara ni un poco, es tan pequeño pero con lo necesario para vivir.

 

¿Esta es la vida que quería?

 

Extraño tanto a Hades, a Tucker y al señor Connor. Que los recuerdos se vuelven tortura por ser los más felices de mi vida, anhelando repetirlos, aunque sea en los sueños.

 

Arrastro mis pasos, contemplando el hermoso paisaje en frente de mis ojos, uno lago azul grande y precioso que pinta en él el cielo azul lleno de nubes, sin hablar de la vegetación y la pinta de un pueblo con casas pequeñas y poco desarrollo tecnológico, dando un cierto sentir acogedor y seguro, así como quería vivir, en un lugar que no sepan quién soy, porque aquí no es usual ver las noticias y la tecnología todavía no llega hasta aquí.

 

Escuchando cómo las personas son sociables y amigables, sonriendo a mi persona, sin saber quién soy, sin importarles mi pasado, soy cómo una más de ellos. Pero aún así, siento un cierto vació en mi interior, insatisfecha cuando debería estarlo, porque jamás podré olvidar a esas personas apreciadas para mí, sin darles una despedida apropiada.

 

Tomo de vuelta mi camino y elevo mi vista a mi hogar, parando mis pasos de pronto, tensando mi cuerpo y sintiendo una ola de emociones golpeando mi mente, soltando las bolsas de mis manos del impulso y mi corazón latir con euforia, con la boca seca abierta del impacto y mis ojos nublarse de lágrimas...

 

Temblando sin creerlo.

 

¿Cómo? ¿Es acaso...él?

 

No, no puede ser, no, se supone que nunca le vería de nuevo. ¿Qué hace aquí? 

 

-Dasha...-Es el primero en hablar susurrando emotivo y se acerca, en cambio yo retrocedo tambaleante, sin poder creerlo, ¿Qué hace aquí? Esto no esta bien, se supone que yo sufriría, no él. Dejo salir las gotas de mis ojos, temblando, conteniendo mis ganas de lanzarme a sus brazos y fundirme en su aroma.-¿Qué sucede?

 

¿Acaso no lo sabe? Niego con mi cabeza, él lo sabe, porque en toda la ciudad surgió la noticia, seguro fue de los primeros en enterarse de la clase de persona qué soy, no tiene sentido qué este aquí luego de enterarse. 

 

¿Todavía me ama después de eso?

 

El miedo recorre mi cuerpo porque sería doloroso recibir el rechazo de él, escapando de eso, porque es de los primeros que nunca quisiera recibir la decepción.

 

-Por favor, dime que no te buscan, que estás de paseo.-Añado con mi voz temblorosa, derramando más lágrimas, con el pecho pesado. En cambio él tiene una mirada lastimera, negando levemente con su cabeza y sollozo, apretando mi mano en mi pecho.

 

Escucho sus pasos acercando su cuerpo al mío, sintiendo su palma sobre la mía con cuidado y me aparto violentamente, con temor y la sorpresa cruza por su rostro por mi acción. Arrepentida por mi acción, porque de todos, lo que menos quiero hacerle es daño, pero es inevitable que mida mis movimientos cuando se trata de él.

 

-¿No me querías ver?-Su duda denota de su tono lastimado.

 

Elevo mi rostro del impacto y jadeo al notar su cercanía, sintiendo mis mofletes calentarse de pronto tímida por su prepotente atractivo que había pasado desapercibido por las emociones desbordantes. No, no quiero hacerle sentir eso, es más, rezaba para soñar con él cada noche, recordarlo en mis sueños, sentirlo y besarle en ellos, amaneciendo con lágrimas y sollozando contra la almohada ante la cruda realidad, deseando aunque sea verlo una vez más.

 

No obstante, no podía verlo a los ojos al saber qué el sabe eso de mí. Debía salir de la duda, no tenía cara para seguir adelante, ignorando lo horroroso que hice para poder escapar.

 

-Lo sabes cierto.-Suelto afirmando y él asiente, sin sorpresa alguna.-¿Aún así viniste? 

 

-Vendría las veces necesarias para verte,-Toma mis manos sin dudar y aprieta las mías con las suyas, sintiendo su calidez.-no tenías opción, comprendo lo que debiste hacer, muchas veces tuve que hacer lo mismo para salvarme y para salvarte. 




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