El Delirio

Primera parte

Las paredes se volvían blancas por su pintura, pero también por la luz que entraba por lo ventanales. Que daban obsequiosamente su resplandor sempiterno, aúreo. Sin fin. Mi mirada se tornaba fija, yo soy Matías, pero podría ser cualquiera de los otros, somos un mismo recipiente.

 

-Amanezco rubicunda, sosegada y apacible, como transfigurada. Comparte Eva

-Me pongo a pensar en mi futuro y tiemblo al pensarlo, pero miss Carolina, me dice: Solo siéntate y quédate, ¿es mucho pedir? -Exclama Pascal

-Soy agresiva en esencia, pero asimismo calma y taciturna. He empezado a dejar ir y no aferrarme a cosas triviales. Interviene Elsa

-Todo brilla en sí, soy la parte inacabada, insatisfecha. Tomaré mi té para aplacar los nervios y mis canapés tipo francés. ¿Alguien gusta? -Dice Greta

-Dame uno Greta, te quedan divinos. Tengo mucho trabajo por hacer. Pero estoy cansado y algo triste.

 

Los observo a todos, comenta para sus adentros Greta, los selecciono. A este le daré los buenos días, a este otro le entablaré conversación, con esta seré indiferente y si es preciso despótica. Porque estoy vacía, hueca, como un tubo por el que pasa el agua sin detenerse. No me gusta compararme, pero veo a Eva, tan líder, aguerrida. Dirigiendo el equipo, es una amazona. Todo mundo la sigue. Pero no sabe amar. Elsa es más resuelta, participativa, transparente, no busca llamar tanto la atención. Me intimida. Alguna vez quiso quitarme a Malik, pero a él le gustan las chicas refinadas. Elsa es pueblerina.

Los dejo, voy a la empresa de mi padre. Nos dice Pascal. Yo Pascal, los admiro a todos, tengo una gran responsabilidad, pero es pesaroso. Quisiera ser tan entregado como Matías, es el más joven de todos. Eva es hermosa, pero es tan árida, no es como Greta: de cascos ligeros. Hemos tenido relaciones, engaña a Malik. Ella es la luminosa, la aristocrática. Todo el tiempo se mofa de los modales incorrectos de Elsa. Esta es brusca, descomunal.

Juego en el equipo de rugby, soy la capitana. Miro a la mayoría, como mis inferiores, por mi supuesta magnificencia. Estoy perturbada. Fui con el Dr. Ruiz, descanso en catatonia. Eso no me para. Estoy enamorada de Matías, es dulce como ninguno, como los apóstoles de Jesús. El mejor de la universidad. Viene de familia sencilla, pero parece un gran duque. Tenemos una relación tormentosa, lucida a ratos.

Tengo un carácter difícil, pero Elsa es más ruda. Parece un hombre pero no por su físico curvilineo sino por su temperamento. Ha retado a golpes a Malik: robusto, y musculoso. Si me dieran a decidir me quedaría con Elsa, me vuelvo feminista y radical.

 

Quiero graduarme, se propone Matías. Demostrarme a mí mismo que puedo conseguirlo y soltar esta frustración inhóspita. Odio a Pascal, siempre va bien vestido, es educado, es de buena familia. Es intachable. Se le han inventado muchas cosas pero todas son inciertas. De alguna forma quisiera ser como él. Malik se nos impone, como si tuviera cierta autoridad. Y renunciamos a desobedecerle, seguimos sus planes. Nos conviene, es caritativo. Es un adonis. Hace gimnasia, yo lo veo desde la banca, quisiera poder jugar como los demás, él es que más se luce. No estan alto como Pascal pero me llama más la atención.

 

Todos vivimos en una misma casa rentada: mi novia Greta, se encarga de los quehaceres, de la alimentación. Yo la suministro. Es bella, etérea e inalcanzable. Menos para mí. A simple vista es fría, pero he probado lo volcánica que es. No le cambiaría ni por todo el oro del mundo. Pascal es altivo, es irregular. Compite mucho conmigo, está inquieto consigo mismo. Él tiene su futuro asegurado, yo no, yo tango que luchar, día a día. Hasta de mis pánicos nocturnos. Elsa es enredada, fiera. Tiene una sonora carcajada. Me recuerda a una tigresa blanca. Hemos peleado. No me gusta hacerme el machista. Matías es obcecado, saca buenas notas, está concentrado en sí mismo. Es un chico de buen corazón. Eva es ardiente, colosal. Está loca. Quiere doblegarnos a todos, con sus buenos pases por el campo de juego. Es tentadoramente universal.

 

Tomaré el frasco de pastillas, fumaré marihuana y beberé Coca-Cola hasta caer en un profundo sueño, en el bosque y alli´saltaré al abismo. Mi dureza exterior es contraria a mi endebilidad interior. Soy violenta, para exterminar ese impulso casi demoníaco en mí. Tenemos rabia y desolación a la vez.

Ahí viene Aurora, la rectora de la universidad, conoce de cerca a Pascal, su padre es su amigo. Odiamos que tenga influencias, Pascal es un junior. La rectora con su aire de grandilocuencia y desdén por alguien que no esté a la altura de sus expectativas. Estoy segura, yo Elsa, que se ríe a carcajadas de nosotros. Detrás de ese rostro duro. Yo porque soy pueblerina, mi familia es de clase trabajadora. Malik porque no viste a la talla según su canon. Eva porque pensará que es enfadosa e impertinente. Greta será envidiada secretamente por su belleza apolínea y sus ademanes caros.

Solamente se salvaría Matías por ser buen alumno y aunque no venga de familia rica, tiene buenos modales.

 

Me entregaría al crujir de la cama, yo que estoy tan agotado. Los días solo pasan, haré algo grande, espectacular. O sencillamente contemplaré este paisaje, adornado de ángeles, colores exuberantes y figuras de San Miguel o Rafael. Escuchando al párroco, porque crees en esto. Te es suficiente, necesario. Estabas en declive, ahora estás en una espiral elevada. Haces rezos a santos que antes ni tomabas en cuenta. Pero vamos con altivez entrando en esos templos de recogimiento y de pronto te arrodillas y dices: “Dios te salve María...” La tarde es apacible, de un buen día de mayo, nos adornamos de positivismo, quizás exagerado.



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En el texto hay: poesia, romance, drama

Editado: 02.04.2023

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