El Demonio entre las páginas

Capítulo 3

Capítulo 3

Alguien falto a trabajar

Manejaba por Folkcop, es una ciudad muy hermosa antigua como toda Europa, edificios de grandes ventanas, de diversos colores, techos con tejas naranjas, algunos callejones estrechos, calles de piedras, lo único moderno en este pueblo era el centro comercial a las afueras, los jóvenes invadían ese sitio por los juegos árcades. No vivía mucha gente mayor aquí como uno lo pensaría la población joven es mayormente predominante

Llegue al edificio de la revista, estacione donde siempre, subí a la oficina de siempre, pero no todo estaba como siempre. Al abrir la puerta toda la gente corría de aquí para allá, se respiraba un ambiente de total agitación

-¿se puede saber qué pasa?- dije al primero que me cruce

-hubo un incidente- me responde alterado- pronto enviaremos a alguien

-¿incidente?- dije al aire, en fin debía ser una noticia de última hora eventualmente me enteraría

Caminando por el pasillo un fétido olor llegaba hacia mí, me eche para atrás unos segundos y al fondo del pasillo solo escuche

-maldita sea, Elena se a vomitado en la entrada de los baños- decía la voz enojada- ¿Dónde mierda esta Ernest?

El nombre de Ernest retumbaba en mi cabeza, Ernest era una persona sumamente puntual, era el primero en abrir la oficina y el ultimo en cerrarla; jamás había llegado tarde, ni una sola vez había faltado. Al entrar en mi oficina todo parecía igual y al abrir la primera gaveta para comenzar el día, un escalofrío invadió todo mi cuerpo

Era otro sobre negro, era exactamente el mismo que había recibido anoche, lo que fuese me había seguido hasta mi oficina, cerré la puerta rápidamente

En la parte trasera de la nota no había nada como en la primera, pero al abrirlo tenía otra nota con la caligrafía impecable de anoche; lo que sea que paso anoche aún me perseguía y un presentimiento me decía que aún faltaban muchas cosas por suceder

Al abrir el sobre solo encontré una breve frase

“¿No falta alguien?, tú lo llevaste anoche”

Solté la carta inmediatamente, el miedo me invadía, pero encontré valor en mí y llame a Ernest a su casa. El teléfono repico un par de veces hasta que me contesto una voz femenina

-¿hola?- la mujer estaba en vuelta en un espiral de lágrimas y tristeza

-si buenos días, es Rob de la revista Folkcop Days- trate de ser lo más objetivo posible- ¿se encuentra Ernest por ahí?- la señora volvió a romper en yanto

-oh Ernest, mi Ernest, ayer fue a trabajar como todos los días pero no regreso anoche- abrí los ojos como platos, no podía ser posible

-no puede ser, yo lleve a Ernest a su casa anoche- dije imponente

-mi Ernest, no regreso anoche, ¡¿dónde está mi Ernest?!- la mujer colgó al decir eso, una fría gota de sudor recorrió mi frente al instante, el pulso me temblaba. Esa pequeña nota había bastado para hacer hincapié que Ernest había sido secuestrado

-Oye Rob- di un salto dentro de mi silla, pero al ver el umbral de la puerta de mi oficina solo vi al jefe de la revista, el señor Adolf Heinz, era un hombre imponente de casi dos metros, completamente calvo y con barba, de ojos azules y penetrantes- he recibido una llamada anónima, quiero que vayas a la plaza de la paz inmediatamente- dijo sin vacilar, se me había generado un mal presentimiento

-¿Qué ha pasado?

-hay un cadáver, encontrado en condiciones extrañas quiero que le eches un vistazo, es una tarea que solo tú puedes hacer – las dos mano me temblaron, pero me arme de valor y maneje hasta la Plaza de la Paz, esta plaza era como cualquier otra, rodeada de árboles y un camino de farolas colocado en forma de cruz y en el centro de esta cruz había una estatua de Wiston Churcill de pie mirando el horizonte. Pero esta vez la atmosfera de esperanza que daba había sido nublada por una serie de cordones de No Pase

La policía no había tardado nada en llegar, era de esperarse puesto que lo que estuviese pasando era en un sitio sumamente público, avanzando de a poco me topé con algo que la palabra más simple para describirlo era aterrador

Era un espectáculo espeluznante y grotesco en todo el sentido de la palabra, una imagen dantesca que se apropiaba de todo el parque y hacia que fuese imposible mirar a otro lado, lo que había era un cadáver, pero este estaba atado de las muñecas por dos cables y se encontraba atado entre dos postes, a unos tres metros del suelo, tenía los ojos cubiertos de cinta aislante como si fuesen dos equis



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En el texto hay: misterio suspense

Editado: 01.11.2018

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