El Demonio entre las páginas

Capítulo 6

Capítulo 6

En la oficina

Iba en el ascensor, estaba terriblemente nervioso, trataba de recapitular en mi mente que le diría exactamente a Adolf, ¿debía ser directo?, ¿autoritario?, ¿Cómo abordarlo sin parecer un demente? El ascensor se abrió y la puerta de vidrio con el nombre de la revista parecía abierta, alguien me invitaba a pasar

Al llegar, encontré en el recibidor de la oficina a todos los trabajadores reunidos en círculos con las miradas hacia abajo y con copas de champaña en las manos; el ambiente de tristeza invadió a todos, ya se sabía la noticia. Todos estaban alrededor de la mesa de la recepción y sobre ella estaba la foto de Ernest con unas velas alrededor, entre todos había solo una mirada hacia arriba, mejor dicho enfocándome en mí, como la mira de un franco tirador; esta era la mirada de Adolf, me miraba con desdén, con amargura, como si yo fuese el culpable, esa mirada, esa maldita mirada me juzga, me sacude internamente es como si no hubiese nadie entre nosotros

-Rob- dijo finalmente Adolf- ¿te nos unes?-apreté los dientes, fue él, él lo había hecho, pero debía mantener la compostura

-por supuesto- la champan se sirvió en las copas de todos

-queridos amigos- decía Adolf- Ernest fue y será siempre, un miembro más que fundamental para esta revista, todos lo apreciábamos y él a nosotros, era una persona maravillosa, que dios lo tenga en su gloria, pésame para los familiares y paz para su alma, amen

-Amen- dijimos todos

-quiero que brindemos todos y después- hizo una pausa para respirar profundamente- vayan a casa, hoy no habrá noticias para nosotros

El pequeño homenaje se convirtió en una pequeña reunión social, trataba de disimular lo más que podía, pero me comía la cabeza tratando de pensar cómo abordar a Adolf sin parecer un psicótico. Delante de toda esta gente seria completamente imposible, por ahora solo me restaba quedarme a esperar y ver que se me ocurría. Sin embargo Adolf se me adelanto y paso junto a mí, y coloco en el bolsillo de mi pantalón muy discretamente un pedazo de papel, me aparte un poco de la gente y lo revise decía: “ven a mi oficina cuando se hayan ido todos”

Me dio un escalofríos en el cuerpo, una confrontación, esto lo llamaríamos en el ejército una provocación, ahora solo había que esperar hasta que la confrontación se diera; pero había algo que olvidaba, la carta por supuesto. Fui sigilosamente a mi oficina y la carta junto con el sobre seguían en mi cajón, lo tome y los metí en el bolsillo

Luego de eso me quede en el sofá del recibidor, hablando con todo aquel que pasase , admirando como uno por uno mis compañeros se desaparecían, eventualmente la oficina se vacío y yo me dirigí al despacho probado de Adolf, estaba hablando con alguien por teléfono lo único que distinguí oír fue

-si no hay problema oficial, le hare llegar la información por un fax, si hay algo más en lo que pueda colaborar hágamelo saber-cuelga

Paso sin hacer el menor ruido, ambos nos miramos fríamente, él extiende la mano invitándome a sentarme, aunque desconfiado hago caso a la invitación, se siente la tensión en el ambiente

-¿cómodo?- dice rompiendo la tensión

--no te hagas el anfitrión conmigo- dije muy serio

-¿no lo soy?, después de todo esta es mi oficina

-¿Por qué no dejas el show de una buena vez?

-pero es cierto, hay un segundo anfitrión en todo esto- los sentidos me despertaron en ese momento

-entonces es cierto- puse las manos fuertemente contra la mesa- tu tuviste algo que ver con la muerte de Ernest, no, mejor dicho- le apunte con el dedo- ¡tú lo mataste!- Adolf me miro y se rio un par de segundos

-pero que cosas dices, nadie asesino a Ernest- dijo aun riendo, abrí los ojos como platos

-no juegues conmigo, te lo advierto

-¿o qué Rob?, ¿usaras tus oxidadas habilidades de combate conmigo?, ¿Qué ganarías con eso además de demostrar aún más tu culpa?

-¿mi culpa?-dije sorprendido

-digo, creo que fuiste tú el ultimo que vio con vida a Ernest, además fuiste el primero que fue a fotografiarlo, como si lo hubieses sabido de antemano , no me extrañaría que un policía te estuviese tocando la puerta en la noche- esa frase me hizo perder el control, me levante de golpe y lo tome por la corbata

-¡ya basta de juegos estúpidos!, ¿Quién es ese segundo anfitrión que dices?, ¿Por qué Ernest está muerto?, ¿a qué te refieres con que nadie lo asesino?

-pero que mal carácter, él dijo eso- seguía manteniendo el tono relajado y cordial de toda la conversación- lamentablemente tu primera pregunta no la puedo responder no ahora al menos, Ernest está muerto porque tú lo dijiste- el corazón se me acelera- solo seguimos la historia, nadie lo asesino simplemente ese era su camino

-enfermo mental- le doy un golpe en la cara, tras un segundo le suelto la corbata lo dejo y me echo sobre la pared-lo siento- me tiembla la voz- de verdad que lo siento

-a la policía le encantara saber esto- se acomoda la corbata y un silencio se sostiene por varios segundos que simplemente parecen lucir eternos – pero no te preocupes Rob, esto lo pasare por alto, eres un tipo temperamental



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En el texto hay: misterio suspense

Editado: 01.11.2018

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