Capítulo 9
El encuentro
Fui primero a la oficina, ahí nos encontraríamos todos, al llegar todos estaban elegantes, pero de negro, Adolf y yo cruzamos las miradas, ambos teníamos algo pendiente, luego de eso directo al cementerio, un constante malestar me invadía, si se seguía todo al pie de la letra Adolf debía morir, pero si trabajaba con el hombre de negro, ¿lo mataría?, ¿él lo sabía?
De la oficina fuimos al cementerio, vi a la mujer de Ernest despedir a su marido, esta lloraba desconsolada, y entre los rostros tristes Adolf alternaba su mirada entro mi rostro y los dolientes, algo iba a pasar esta noche, algo terrible pasaría. En un punto del entierro se me acerco y me dijo al oído de manera disimulada-te veré esta luego, a media noche para ser precisos
Fui a trabajar, luego a casa y espere clavado al sofá esperando la hora, iba de traje gris con corbata negra, dije la excusa más barata que se me ocurrió y me fui
La Casa Maximiliana, era una enorme mansión del siglo xviii, era gigantesca de dos pisos, con un techo a dos aguas, chimenea, era blanca de enorme ventanas con una enorme reja pero abandonada, la casa estaba deteriorada, la puerta de la reja estaba abierta. Al entrar, La hierba estaba a 45cm de altura, rodeaban el camino de piedras que conducía a la entrada principal, subí los dos escalones de la entrada y al entrar escuche la voz de Adolf decir
-Bienvenido, Rob