Capítulo 3
¿Y ahora qué?
A la mañana siguiente, desperté a la hora de siempre (muy temprano), con el colchón aun en el suelo, aun con las paredes sin pintar, el funeral no sería hasta la tarde y vista mi situación actual me limite a quedarme dormido de nuevo. Volví a despertar a medio día, abrí una cerveza de la nevera y me fui hasta mi teléfono, puse la contestadora para oír- usted no tiene mensajes-, nadie me llama no sé porque lo hice
Comencé a oír los casetes de la caja, uno por uno podía ver los casos que había participado el teniente, algunos más interesantes que otros, al echarle un vistazo a los lentes note que se había roto parcialmente en uno de los cristales, entre cinta y cinta apareció
-Este nuevo miembro Klaus, este…, no tengo en la mano su apellido, me recuerda a mí de cuando era joven, testarudo pero siento que puede ser un buen compañero, solo necesita estar encaminado
Una serie de emociones vinieron a mí, estaba tan confundido, vulnerable- mira a lo que te llevaron esas ideas- tras decir eso golpee la caja de las cintas con el yeso, el dolor me invadió, comencé a retorciéndome, después de unos segundos saque fuerzas para recoger y poner todo en su sitio, de entre estos casetes había un pedazo de papel blanco, al tomarla noto que es una fotografía instantánea, después de voltearla pelo los ojos como platos porque me encuentro con una foto del teniente con su mujer Margarita y al verla lo descubro, el cabello del teniente es originalmente marrón, específicamente un castaño claro, una lagrima me bajo sin que me diera cuenta
-con que no fuiste canoso toda tu vida, que bueno saberlo- aunque estoy solo lo digo muy emocionado
Me pongo mi chaqueta de cuero y mis lentes de sol, salgo sin peinarme, sin afeitar, con suerte me pude duchar, pero en el pasillo viene a mí un pensamiento jocoso “y si Dither está ahí”. Fue una estupidez sin duda, aunque no suena tan descabellado, tenerlo ahí delante de todos y darle un tiro por la espalda, iría preso, sin duda pero no importa, con tal de ver esa basura muerta haría lo que sea.
Mientras manejo lo imagino, Dither apareciendo con ese rostro de bulldog que tiene, como mi bala atraviesa su ojo, dejo caer la pistola y todos se abalanzan sobre mí. Me convertiría en un héroe, uno anónimo, nadie lo sabría creerán que soy un asesino, pero el teniente Gustav lo aceptaría podría vengarlo, sin darme cuenta empiezo a sonreír
Un vez allá el ambiente era sombrío, su mujer lloraba desconsoladamente, su hijo la abrazaba tratando de no llorar, pobre es tan joven aún le faltan tantas cosas por vivir y su padre no podrá verlo, quizás tenga una novia y sus padres no lo saben, algún día se graduara, crecerá, ese niño tendrá que hacerse hombre sin su padre; su mujer, envejecerá sola, quizás nunca sepa porque paso todo esto, no es justo para ella ni para nadie
También vinieron los miembros del cuartel, ya no sabía que pensar de ellos, llamarlos traidores u oportunistas era confuso, también existía la posibilidad de que no todos podrían estar involucrados. Pasee mi vista por todo el cementerio y no estaban ni cobra ni Dither, me desespero buscándolos, una lagrima bajo por mi mejilla, malditos cobardes no se atrevieron a venir.
Bajaron el ataúd y la gente comenzó a irse, pronto quede solo delante de su tumba, estábamos solos como en todas esas ocasiones excepto que esta vez estoy completamente solo, ya nadie estará ahí y simplemente no sé qué hacer, me derrumbe sobre esa tumba y comencé a llorar. Esto es todo mi culpa, le hice romper al teniente su sistema, eso le costó la vida, ¿Qué debo hacer?; el teniente creía en la lay pero ahora los que tiene el poder están infectado sus creencias, perseguir a Dither solo sería fútil y si es como dice Cobra que se acabó,
Esa noche fui a emborracharme, ni siquiera me gusta beber pero era la única manera de olvidar todo esta mierda, caminaba mareado por las calles el dolor de cabeza me mata, me tropiezo y aterrizo en un el suelo el brazo me estalla en dolor y me incorporo poco a poco a un poste, me siento cerca de este, terminándome quedando dormido justo ahí cual vagabundo