El Demonio entre las páginas

Capítulo 4

Capítulo 4

A la deriva

Veo sombras, literalmente frente a mí solo hay sombras, la oscuridad se presenta frente a mi silenciosa con un toque de humedad, no se ve nada pero se escucha un golpe, un golpe que genera eco que sonaba como si algo golpease contra un vidrio, suena como una nota blanca y como si fuese una película un punto blanco aparece entre las sombras, es diminuto pero resalta entre tantas, cuando el toque se escucha vuelve a aparecer el blanco se hace ligeramente más grande, esto sucede varias veces a medida que hay sonido el punto se hace un poco más grande, no, definitivamente no se hace más grande es que está más cerca, se hace tan cercano hasta tal punto que de mancha pasa a ser un rectángulo blanco que en su centro tiene algo, una silueta, es una persona y es Dither que con su dedo golpea la ventana , pronto nos vamos acercando a él, hasta que en la vista solo predomina el cuadro blanco con el golpeándolo, el recorrido sigue hasta ver su enorme sonrisa frente a nosotros

Despierto oyendo el rumor de la lluvia, estaba en el tren, este crujía mientras se movía era un ambiente sombrío con personas ocupadas en lo suyo, llegamos a quien sabe dónde, me baje y me puse en la entrada de la estación en una banca comiendo algo de la máquina, no era momento de preguntarse esto pero, ¿ahora qué?, ¿A dónde se supone que debo ir?

Me desalojaron de la estación, mi único compañía era una botella de agua, no podía ir a un hotel sería un gasto demasiado exagerado, quizás algún sitio este abierto, un bar podría ser, con pedir algo cada cierta cantidad de horas no me sacarían, pero nada no encontré ningún sitio, cuando el sueño me estaba ganando, encontré un puente por debajo pasaba una calle, era similar a esa donde empezó todo, donde ese tipo de negro me golpeo, el día que todo se había ido al caño

Me senté en el suelo, hundí la cabeza entre las piernas a duras penas logre dormir y cuando los primeros rayos comenzaban a aparecer un policía apareció

-señor, disculpe- levante la cabeza para verlo, la luz me aturdía – señor disculpe pero no puede estar aquí

-si, si, si- me levante con esfuerzo y escuche un golpe, algo metálico había caído al suelo, el policía vio extrañado se trataba de mi pistola

-¿de dónde saco eso?- al verlo no sabía qué hacer y como un espasmo lo empuje, un auto que pasaba justo en ese instante freno de golpe, no me fije si lo atropellaron o no, yo solo salí corriendo

Correr, últimamente era lo mejor que sabía hacer, pase frene a la estación la entrada estaba rodeada de policías, cambie de dirección de correr pase a caminar apresuradamente, tome un taxi entre sudando y confundido

-¿A dónde amigo?- intentaba ver si algún policía venia – señor

-a los limites

-¿Cómo dice?

-quiero que me lleve a alguna estación de servicio en los límites de la ciudad

-perdón pero eso está muy lejos y- saque la pistola, fue instintivo, no sé porque lo hice pero no había vuelta atrás

-tu solo llévame y aquí no pasara nada

No compartimos palabras durante el viaje, mira en lo que me había convertido, amenazando a un pobre taxista que nada tenía que ver con nada, se notaban sus nervios yo hace rato había dejado de apuntarle, pero quizás en su mente aún tenía el arma, de pronto se detuvo

-Ya estamos aquí

-como dije, aquí no pasó nada- no me atreví a pedir dinero, ya ese hombre había pasado por demasiado

Me puse en la entrada del establecimiento, veía por las ventanas a la gente, desayunaban cafés calientes, huevos, pan, algunos dulces; no podía seguir viendo ni darme ese lujo. A medida que iban saliendo las personas preguntaba si me podían dar un aventón algunos me ignoraban otros eran amables preguntándome hacia donde me dirigía, y esa, otra vez era la clave; que repuesta darles, me limitaba a sonreír y pedir disculpas

Espere a que se hicieran las diez de la mañana, así que comencé a caminar, estaba en medio de la carretera dando un paso a la vez; en estos momentos me pregunto iracundo y lleno de ira, “¿Por qué coño no compre agua para el viaje?”, ¿Cómo mierda a un ser humano se le ocurre irse a la deriva sin provisiones. Me sentía completamente estúpido en ese momento los autos pasaban sin siquiera pararse a ver por qué había un demente en la carretera, ese día el sol calentó me quite el abrigo y lo llevaba en el hombro

Empecé a sudar, sentirme sediento, me costaba respirar estaba tan fuera de forma que me sentía patético. Recuerdo esos días en el ejército corría todas las mañanas tres horas y luego comía un enorme desayuno era uno de los reclutas mas rápidos, a veces con amigos tocábamos las puertas de los vecinos y cuando alguien abría debíamos correr, recuerdo que jamás me atraparon, también cuando entre al periódico iba de casa en casa a las seis de la mañana para que todos amanecieran con sus periódicos en la puerta



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En el texto hay: misterio suspense

Editado: 01.11.2018

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