El aire en la entrada de la casa se tensó.
Dae-hyun, aún en su disfraz perfecto de periodista, mantenía esa sonrisa casual que a ojos de cualquiera parecía profesional… pero que para Mi-yeong era una bomba a punto de estallar.
Soo-ming estaba encantada.
Céline estaba escéptica.
Y Mi-yeong estaba al borde de explotar en mil emociones mezcladas.
Apenas Dae-hyun anunció la entrevista grupal, Céline entrecerró los ojos.
—Disculpe, señor periodista —dijo con tono sospechosamente amable—, pero… ¿no se había hecho ya una entrevista individual a Mi-yeong? ¿Por qué de repente quieren hacer otra? ¿Y grupal?
Soo-ming abrió la boca, sorprendida.
—¡Es cierto! No me acordaba —sonrió amable, dando pequeños saltitos—. ¿Y cuándo sale esa entrevista? Aunque bueno… si ahora será grupal… ¡yo feliz de participar!
Céline la fulminó con la mirada.
—¿Feliz? ¿Así como así? Ni sabes quién es este señor.
—¡Céline! —reaccionó Soo-ming, indignada—. ¡Es un profesional! Y ¿qué tiene de malo que quiera entrevistarnos juntas?
—¿Profesional? —gruñó Céline—. Me da mala espina.
Las dos comenzaron a discutir, como siempre que se picaban por algo pequeño.
Mi-yeong, sintiendo cómo la situación se descontrolaba, levantó las manos.
—Chicas, chicas… calma. —Habló con esa suavidad nerviosa que tanto la caracterizaba—. No vale la pena pelear por esto, ¿sí? Respiremos un segundo…
Pero su mirada se cruzó con la de Dae-hyun, que estaba a centímetros…
y eso no la ayudó a calmarse para nada.
Una sonrisa arrogante le tiró una chispa directo al pecho.
¿Qué estás haciendo…?, pensó, con el corazón acelerado
Dae-hyun, en su papel de actor estrella, soltó un suspiro teatral y se inclinó en una reverencia impecable.
—Discúlpenme de verdad. Todo fue mi culpa —dijo con voz arrepentida—. La entrevista que le hice a la señorita Mi-yeong… se perdió por mi torpeza.
Soo-ming abrió los ojos.
—¿¡Perdida!? ¿Cómo que perdida?
Céline cruzó los brazos.
—Conveniente.
Dae-hyun continuó con cara de tragedia.
—Mis jefes me han llamado la atención… y si no arreglo esto, podrían despedirme. Por eso pensé que… si aceptan una entrevista grupal, aquí mismo… podría compensar ese error.
Otra reverencia.
Demasiado dramática.
Demasiado perfecta.
Y cuando levantó la cabeza, por medio segundo, dejó ver su sonrisa real.
Su sonrisa demoníaca.
Una sonrisa que SOLO Mi-yeong vio.
Una sonrisa que decía:
“¿Te gusta mi actuación?”
Mi-yeong, por dentro, ardió.
¿Cómo te atreves a hacerme esto…?
Su enojo subió rápido.
Demasiado rápido.
3. La propuesta peligrosa
Dae-hyun retomó su papel.
—Les prometo que no les tomará mucho tiempo. Además… —miró a las tres con aparente humildad—. Sería aquí mismo, en su sala. No tendrían que moverse.
Apenas lo dijo, Mi-yeong sintió que algo dentro de ella explotó.
¿¡En MI casa!? ¿¡Con mis amigas!?
Ella lo miró.
Con odio.
Con amenaza.
Una mirada que decía:
“Sigue así… y cuando estemos solos, te juro que…”
Dae-hyun la miró fijamente desde lejos.
Y, sin que ninguna de las otras se diera cuenta, movió apenas sus labios:
—Atrévete.
Mi-yeong casi pierde la razón.
—No. —Céline fue tajante—. Prefiero que la entrevista sea en otra parte. No me convence.
—A mí sí —respondió Soo-ming con energía—. El señor periodista ya explicó la situación. ¡Hay que ayudarlo! Además, ¡qué emoción una entrevista en casa!
—Ayudarlo dice… —Céline rodó los ojos—. Soo-ming, eres demasiado confiada.
—¿Y tú demasiado sospechosa! —contrató la otra, inflando las mejillas—. ¡Yo sí quiero!
El choque entre ambas subió de tono.
Mi-yeong intentó calmar de nuevo:
—Chicas, por favor…
Pero Dae-hyun entró con voz suave, falsa, manipuladora:
—No quiero causar problemas… pero si no la hago hoy… probablemente me despidan. Y me gustaría conservar mi trabajo. Por favor… lo agradecería mucho.
Soo-ming sintió compasión inmediata.
—¡Entonces la hacemos! ¡Sí! ¡Aceptamos!
Céline abrió la boca para protestar…
Pero Soo-ming le tomó las manos, mirándola con una mezcla adorable y suplicante.
—Céline… por favor. Solo será un ratito. Y quiero hacerlo contigo.
Céline tragó.
Su expresión se suavizó.
El cariño por Soo-ming ganó la batalla.
—…Está bien. —Resopló—. Pero si hace algo raro, le rompo la cámara en la cabeza.
—¡CÉLINE! —rio Soo-ming abrazándola.
—No estoy bromeando.
Todo quedó decidido.
Céline y Soo-ming subieron las escaleras diciendo:
—Danos dos minutos, periodista. Vamos a alistarnos.
Y desaparecieron por las escaleras.
Dae-hyun se dejó caer en el sofá de la sala.
Mi-yeong llegó caminando lento, muy lento…
con una mirada tan llena de molestia que el demonio casi se rió antes de tiempo.
—¿Qué… estás… haciendo? —le dijo ella en voz baja, furiosa—. ¿Por qué esto?
Él levantó la vista, volvió a su voz real… y sonrió provocador.
—Primero, un saludo —dijo con descaro—. Y un besito, ¿no?
Ademas hace tiempo que no te veía con ese pijama…
Mi-yeong parpadeó , ella habia olvidado que habia bajado en pijamas.
Su rostro se incendió.
—¡Eso no importa! Yo te hablo en serio, Dae-hyun. ¿Por qué esta sorpresa? ¡Esto no involucra solo a nosotros!
Él se llevó una mano al pecho dramáticamente.
—Auch… me dolió eso. ¿No te gustó mi sorpresa?
Ella lo fulminó.
—¡Claro que no! Pensé que sería… otra cosa. Algo que no metiera a mis compañeras.
Dae-hyun bajó la mano.
Y su voz se volvió baja, peligrosa y provocadora.
—¿Otra cosa…?
¿Que otra cosa mas aceleria tu corazón, quizá?
¿Oh ya se algo un poco más… físico no?
#583 en Fanfic
#353 en Ciencia ficción
drama, romance enemiestolove rivalesamantes, cazadoras y demonios
Editado: 21.12.2025