El aire era pesado.
Denso.
Cargado de algo que no pertenecía a ese lugar.
Las tres cazadoras estaban en guardia.
—No bajen la guardia —advirtió Céline, ajustando su postura—. Ese poder no es normal.
Soo-ming apretó su arma con fuerza.
—Lo siento hasta en la piel…
Mi-yeong dio un paso adelante… y levantó la mano.
—Esperen.
Ambas la miraron sorprendidas.
—¿Qué pasa? —preguntó Soo-ming—. ¡Tenemos que atacar!
Mi-yeong no bajó la mano, algo dentro de ella se retorcía no era miedo exactamente…era intuición.
—No —dijo con firmeza—este demonio no es como los demás, si atacamos sin pensar… nos va a destruir.
El aire frente a ellas se distorsionó.
Una figura emergió lentamente, con una sonrisa arrogante grabada en el rostro.
—Oh… —dijo con voz profunda y burlona—.
Qué considerada eres, líder de las cazadoras.
Hizo una reverencia exagerada.
—Mi nombre es Rook-san y es un placer… acabar con ustedes.
Soo-ming dio un paso al frente, furiosa.
—¡Vas a caer demonio ya lo veras!
Rook-san rió.
—Eso es… ódienme, así es más divertido.
Sus ojos se posaron en Mi-yeong por un segundo más de lo normal.
—Interesante … —murmuró—.no eres tan limpia como crees.
Mi-yeong sintió un escalofrío.
Y entonces… un recuerdo la golpeó.
El subordinado,aquel demonio, la emboscada… con Dae-hyung.
Por un segundo, el pánico le atravesó el pecho.
¿Vienen por mí?¿Saben… lo nuestro?
Su respiración se aceleró, pero entonces pensó con claridad.
No tendría sentido, si lo supieran… habrían atacado cuando estábamos juntos.
Apretó los dientes.
Concéntrate.
—No caigan en sus provocaciones —ordenó—.Vamos juntas.
Las tres se movieron al mismo tiempo.
Mientras atacaban, sus voces se elevaron, firmes y sincronizadas.
No caemos en la oscuridad,
somos la luz que no se apaga.
Si el miedo llama, no responde,
nuestra voz lo desarma.
Corazón firme, paso real,
juntas no nos romperán.
Aunque el infierno grite mi nombre,
de pie me encontrará.
De pie me encontrará.
Rook-san recibió los ataques… y rió.
—¿Eso es todo?exclamo con altenaria y termino con sus golpes no me hacen ni cosquillas.
Las provocaba a propósito.
—No sirve —dijo Céline entre ataques—.¡Tenemos que cambiar la estrategia!
—Flanco izquierdo —ordenó Mi-yeong—.¡Ahora!
Rook-san levantó la mano.
—Ya me aburrí.
Entonces decidio cargar hacia ellas cuando se reagrupando para volver a atacar esta tecnica causaba mucho daño debido al impacto.
—¡Cuidado! —gritó Soo-ming.
Desde la distancia, una figura observaba… y dejó de sonreír.
—Maldición…ese ataque las va a matar.
Dae-hyung conocía ese poder, había luchado contra Rook-san antes.
—No quería intervenir así…pero no tengo opción.
Se movió.
Tan rápido que ni el aire reaccionó.
Una sombra impactó contra Rook-san con violencia.
El golpe fue seco, brutal.
El demonio salió disparado y cayó al suelo, aturdido.
El lugar quedó en silencio.
—¿Qué fue eso? —preguntó Soo-ming.
—No lo sé… —respondió Céline—.Pero nos salvó ahora es el momento perfecto para atacar exclamoo.
Mi-yeong sintió el corazón saltarle en el pecho y penso durante una fracción de segundo…había visto esa silueta.
No puede ser…
Rook-san gruñó, intentando levantarse.
Las chicas al ver esto decidierion atacar con todo, las armas dejaban heridas profundas.
Rook-san rugió.
—¡Malditas…!
Con la poca fuerza que le quedaba, lanzó una onda que las empujó hacia atrás.
—Tuvieron suerte —escupió—.La próxima vez… estarán muertas.
Y luego desapareció.
Las tres se dejaron caer al suelo, exhaustas.
—Eso fue horrible… —dijo Soo-ming.
—Y peligroso —añadió Céline—.tenemos que entrenar más.
Mi-yeong asentía, pero su mente estaba lejos.
¿Fuiste tú…?
Cuando se disponían a irse, escucharon pasos.
—¡Alto! —ordenó Mi-yeong.
Una figura apareció.
—¡E-esperen! —dijo una voz nerviosa—.Era el periodista que las habia entrevistado anteriormente.
—¿Qué hace aquí? —preguntó Céline—. ¡Está herido!
Parte de su pecho y brazo estaban sangrando.
Mi-yeong lo vio y algo dentro de ella se rompió siempre lo había visto invencible siempre intacto, siempre sonriendo nunca en ese estado.
Lo que provoco que no le importara que estaran sus compañeras y entonces debido al miedo que sentia exclamo.
—¿Te duele? —preguntó, desesperada—.
¿Dónde más estás herido?
¿Puedes caminar?
¿Por qué hiciste esto?
Soo-ming y Céline se miraron, confundidas.
—Mi-yeong… —dijo Céline.
Pero ella ya no escuchaba el miedo no le dejaba pensar ni actuar bien debido a eso las fuerzas la abandonaron.
—Mi-yeong —alcanzó a decir Dae-hyung—.
Se desmayó y el la sostuvo con su otra mano
—Tenemos que llevarla a casa —dijo con calma forzada—.Yo ayudaré… como pueda.
Las chicas no pregutaron nada y mas bien obedecieron porque para ellas lo mas importante era mie-yeong
Mientras la cargaban, dae-hyun bajó la mirada hacia ella y dijo surrando.
—Ahora sí… —pensó—esto ya no tiene salida.
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Editado: 21.12.2025