El desafío de Hunter [serie Ice Daggers 2]

Capítulo 7

 

Hunter encontró a Tarah durmiendo plácidamente en una mecedora, eran las siete de la mañana y ya no llovía. Con mucho cuidado, la tomó en brazos, ella se apegó a su pecho, se veía tan... Tranquila, la llevó hasta su sala de estar y la recostó sobre su sillón doble. Luego buscó una manta y la cubrió, cambiantes como ella eran susceptibles al frío.

Escuchó un leve sonido en su porche, abrió la puerta con cuidado y salió, Liam lo esperaba cerca de unos pinos.

—Todavía no entiendo por qué la trajiste —se quejó cuando estuvieron frente a frente— ¿Qué harás con todos los que la vigilaban?

—Es una guepardo, no puede estar en espacios reducidos por mucho tiempo, acabaría por sofocarse, supongo que Sean no sabía sobre eso porque de haberlo sabido no la habría puesto en esa situación.

—Por favor Hunter, ¿De dónde viene tanta amabilidad? ella es sospechosa de ser cómplice en el ataque, Sean no debería tomar consideraciones con alguien que puede o no ser peligroso para su gente, y tú no deberías traer ese tipo de personas a nuestro territorio.

Liam tenía un temperamento de hielo, y una lengua de doble filo. Pero Hunter no se dejaba intimidar tan fácilmente.

—No te pedí que vinieras para criticar ni juzgar a esa mujer, de eso me encargo yo, necesito que la cuides por una hora en lo que yo hablo con Aria, Carter debe estar por llegar.

—Está bien —dijo entre dientes—. Ella estará bien bajo nuestro cuidado.

—No la subestimes, es muy rápida e inteligente, sospecho que tiene la capacidad de usar la persuasión mental, ten —le entregó el microchip—. Es a través de esto que los White Claws pueden saber dónde está. Mantén los ojos abiertos.

Decidió ir a pie hasta la cabaña de Aria, el terreno era más irregular que de costumbre a causa del clima, pero se las ingenió para llegar sin retrasos.

Aria lo esperaba en las escaleras.

—Aria —la saludó con un leve movimiento de cabeza.

—Hunter —ella le devolvió el saludo—. Recibí tus mensajes, y anoche hablé con Sean.

— ¿Problemas?

—No, le dije por qué abandonaste la casa con ella, la razón por la cual no podían seguir ahí, el trato sigue en pie.

—Lo siento si te he causado problemas.

Aria lo miró a los ojos, para ella era natural buscar el contacto visual con las personas con las que hablaba, si ella lo hacía no era concebido como una amenaza, ella era un alfa. Pero Hunter no podía evitar no sentir su poder, aunque ella estaba tranquila, seguía entendiendo su mirada fija como una señal de agresión.

Desvió la mirada.

—No hagas cosas a mis espaldas Hunter, si necesitas algo, no dudes en pedírmelo.

—Debí avisarte antes de llegar aquí.

—No... No quiero que me des explicaciones, no juzgo tus acciones porque te conozco lo suficiente como para saber, que velarás por el bienestar de los demás sin importar si son buenos o malos.

Eso era lo que le gustaba de ella, a pesar de su poder, su fuerza y su dominio, Aria nunca los doblegaba más allá de lo necesario.

—Puede que deba moverme mucho con ella.

—Haz lo que creas necesario, pero no permitas que te desvíe de tu objetivo, tú debes juzgar con fundamentos que ella sea culpable o inocente de lo que Sean le acusa.

—Será difícil.

—Nunca es fácil juzgar las acciones de los demás, pero debes hacer lo que sea correcto.

—Lo intentaré.

—Debo preguntar ¿Has hablado con Kaylee?

Kaylee. El sonido de su nombre lo hizo estremecer, el leopardo en su mente se agitó de manera agresiva, en un segundo su buen humor se fue por el caño. Sus garras estaban apenas contenidas, sus dientes eran casi visibles, todo su cuerpo se tensó preso de la ira. Todo provocado por un simple nombre.

—Tranquiliza a tu leopardo —le ordenó Aria—. Es mi obligación preocuparme por ustedes, por ti en especial, si sigues así el odio que sientes terminará por consumirte, habla con ella, antes de que te vuelvas un salvaje.

—No puedo asegurarte que lo haré —le contestó entre dientes.

Estaba presionando demasiado, el temperamento enojado de Aria no era algo bonito de presenciar.

—Entonces dime una cosa Hunter, si ella estuviera en peligro ¿La ayudarías?

Hunter no tomó ningún tiempo para pensar una respuesta. Era demasiado el enojo que sentía por ella, demasiado el resentimiento.

—Para eso tiene a su compañero.

Sin darle lugar a una nueva pregunta, Hunter se fue, consciente de la mirada de Aria. Pensar en Kaylee lo ponía de mal humor, le traía dolorosos recuerdos. Hunter llegó a su cabaña y con una señal discreta relevó a Liam y Carter. No tenía ganas de hablar ni de relacionarse con nadie, así que se quedó afuera atento a cualquier movimiento de ella.

Tarah se despertó una hora después.

—Hola Hunter.

—Buenos días —le contestó de forma cortante.




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