Capítulo 9
VASTI
Siento tanta comodidad, tanta calidez. No sé porqué, él me trasmite tanta paz.
Me permito no abrir mis ojos, sino que solamente disfrutar su compañía, su calor, la sensación que siento en estos momentos.
Siento su brazo rodear mi cintura, pegándome más a su cuerpo, y... y...
Abro mis ojos de golpe, lo primero que veo, es a Simba, casi metido en mis costillas, después miro sobre mi hombro, viendo al castaño a mi lado, profundamente dormido. ¿pero qué carajos? A pesar que me alejo de él de forma rápida, con el cuidado de no pisar a mi perrito, quien se despierta, Darel, ni se inmuta, simplemente, rueda quedando boca arriba, miro mi reloj, ¡ya es tarde! Miro hacia todos lados, sin saber qué hacer, y rápidamente mi vista, cae en lo que he sentido anteriormente...
Trago saliva, viendo ese bulto.
Ay. Por. Dios
¿Que hago?
¿Por qué se ve tan grande?
¡¿Y por qué aún sigo mirándolo?!
Sin saber porque tonta razón, acerco mi mano a él, dudosa, y rápida e impulsivamente, a palma abierta, golpeo su miembro, el cual esta erecto, y me cubro con el edredón. De inmediato escucho un golpe seco en el piso, y una maldición:
-¡Mierda! - se queja el castaño.
Simba empieza a ladrar, y con algo de nervios me descubro y me asomo al borde de la cama, viendo cómo el castaño se sienta con algo de dificultad, aún con la mano sobre su miembro, el dolor en su cara es notorio, y en lugar de sentirme apenada, me quiero reír, pero no lo hago, podría molestarse... Más. Simba suelta un gruñido y se detiene, saltando hacia el piso y saliendo por su puerta.
Miro que el castaño, tiene sus ojos cerrados, toma una bocanada de aire y los abre, viéndome furiosamente, se pone de pie, y le doy una mirada seria.
-¡¿qué te sucede, Vasti?! - pregunta aún con la mano sobre su miembro. - ¿por qué me despiertas golpeándome el pene? ¡¿acaso estás loca?! ¡¿Que... Carajos?!
-tu... Es que... - siento mi rostro arder, por lo que aparto mi vista de él, llevándola a mis piernas cubiertas con el edredón - tu eres un sinvergüenza - vuelvo a mirarlo - ¿qué estabas pensando?
-¿de que estas hablando? ¡Estaba dormido, no jodas! - su ceño sigue fruncido, realmente parece molesto.
-de que tu... eso, estaba así - alzo mi mano, mostrándole mi índice. Ladea un poco su cabeza, frunciendo más su ceño, no entendiendo de lo que hablo, pero de pronto, rueda sus ojos, como si al fin lo captara.
-no me jodas - pasa una de sus manos por su cabello - erecto. Vasti, erecto, mi pene estaba erecto. ¡Por Dios! estamos en pleno siglo XXI, no somos niños ¡¿acaso no has visto educación sexual?! ¡Es completamente normal que este así por las mañanas! ¿podrías decirlo como realmente es? - suelta rápidamente - mi pene estaba erecto y tu - me señala - lo golpeaste así ¿tienes una idea del dolor que me causaste?
Molesto, me da la espalda. Si he visto educación sexual, pero me asusté horrible al sentir eso, y sobre todo al ver ese bulto en su buzo. Nunca me había pasado esto, y la idea de golpearlo se me cruzó de pronto y lo hice. Sé que tal vez no debí hacerlo, pero... ya lo hice. Ruedo mis ojos sin saber que decir, me siento tan tonta.
-Darel - se gira enfrentándome de nuevo.
-oye, Vasti-
-vete, Darel, tenemos clases - rápidamente me pongo de pie, dirigiéndome al baño.
-pero debemos hablar, por favor. No quiero que pienses-
-no, no tenemos nada que hablar, Darel, y no estoy pensando nada ¿ok? Ahora vete que no quiero que los chismosos de nuestros vecinos te vean salir y empiecen armar películas baratas. - avanzo dándole la espalda - así que espero, que tú tampoco te las hagas en tu cabecita, Darel, de ningún tipo.
Me detengo en la puerta del baño, viéndolo, Darel se gira enfrentándome, su expresión es de completa confusión, y niega, mientras yo espero que se vaya. De pronto ríe sin gracia alguna y niega.
-espera, ¿de qué va esto? Vasti, tú fuiste la que me pidió que me quedara en primer lugar, y ahora me dices eso ¿qué carajos te pasa? ¿Por qué actúas así? Un día parece que te agrado y al otro, que desearas matarme con la mirada... -
-no debí pedirte que te quedaras, si, fue mi error, pero ya te puedes ir. Ya no te necesito. - su expresión es de indignación total.
-¿y nada más eso? Vasti ¿solo así? ¿ya, ya no me necesitas? ¿Qué carajos significa eso?
-¿que se supone que te diga, Darel? - me acerco a él nuevamente - ¿Qué... que me gustas? Las cosas no funcionan así.
-¡Dios! Vasti, ¿por qué...? - se pausa, dejando sus labios en una fina línea, negando - yo te pregunté... - susurra viendo al piso - y tú, tu prácticamente-
-¿prácticamente qué? - Darel me mira serio y niega.
-ya ¿sabes qué? olvídalo.... Lamento lo que pasó. - el chico da un paso hacia atrás, y lo que siento en mi pecho, es algo que me molesta.
-si, yo también.
-entonces, supongo-
-¡Vasti...! - giro rápidamente al escuchar su voz, siento mi alma salir de mi cuerpo, y regresar.
Ay. No.
-¿papá? - mi padre está muy, muy, pero muy serio, su vista cae en Darel, quien alterna la vista entre él y yo. - puedo explicarlo, lo juro.
-buen día, señor - escucho a Darel hablar tan tranquilo, y rápidamente avanza hacia él - soy Darel Deming, su nuevo vecino, mucho gusto.
Mi padre mira al chico, como si quisiera matarlo, dejando a Darel con la mano estirada.
¿Hola? Dios, soy yo...
-¿Qué hace él, en tu habitación, Vasti Andrews? - trago saliva ante su pregunta. - la que por cierto, estaba bajo llave.
-papi, él-
-tuve una fuerte discusión con mi padre - el castaño responde por mí - y al ser nuevo aquí, a la única persona que conozco es Vasti, le pedí ayuda, y ella amablemente me dejó quedarme... - explica muy relajado - y sé que fuera de contexto parece que me metí entre las piernas de su hija, pero le aseguro que no es así. La respeto mucho.