Angela
El silencio en el auto era incómodo, pues todavía yo recordaba lo sucedido en el salón de clases; no es que fuera gran cosa pero en mi mente estaba el recuerdo de su rostro a solo sentimetros del mío, si respiración chocando en mi rostro, y sus palabras rondaban en mi cabeza “eres tan hermosa, que cualquier demonio caería rendido a tus pies” se repetían como una grabacion, que mi cabeza no quería soltar.
—¿Que hacias bajo la lluvia?
Me preguntó para aminorar la incomodidad.
—Estaba intentando ver si era inmune a la lluvia.
Le dije en un tono juguetón, que parecía más bien de enfado.
—¿Y lo eres? Parece que no.
—No, pensé que mi mochila me aria inmune, pero más se empapó ella que yo.
El soltó una pequeña carcajada que inundó el auto; era la primera vez que lo escuchaba reír.
—Mentiria si digo que no fue así.
—Creo que Ron Wesley tiene más suerte que yo; el tiene una barita mágica.
El sonrió, y miro la calle empapada de charcos de agua, yo me quedé observando las gotas de la lluvia que aún caía a cantaros, como si nunca fuera a parar.
—¿Quieres dar una vuelta?
—Claro, aun está lloviendo y no me haría mal salir un poco más de casa y Blanca está con Zac hoy.
El asintió con la cabeza.
†††
En minutos; él entro a un callejón y aparco el auto; un local con pinta de galpon abandonado apareció en mi campo de vision cuando sali del auto.
—Aquí es, una tienda de tatuajes.
Me informó
—¿Qué haremos en una tienda de tatuajes? yo no quiero uno y no creo que tú tengas lugar para otro.
—Creeme que si tengo lugar para muchos más, pero está vez me haré uno pequeño.
El se adentro en la tienda y me hizo un ademán para que lo siguiera; la tienda por dentro es una belleza, es negra con gris pero muy limpia, tiene muebles donde están unas personas esperando y en medio una pequeña mesita de vidrio; el lugar tiene varias puertas con nombres y el espacio es muy iluminado, ¿Han oido el dicho "No juzgues a un libro por su portada" ? pues hay lo tienen; una chica con muchos tatuajes extraños se acerca a Christopher y lo queda mirando embobada.
«puta puta puta» —cállate conciencia —«mira como lo mira»
Es cierto, se lo está comiendo con los ojos y no es para menos; el chico sabe que tiene un muy buen jodido cuerpo;.la chica sale del hechizos y le dice unas cosas a ls que el asiente y llega a mi lugar.
—¿Quieres venir conmigo?
—¿Ir contigo?
—Si, a mirar como hacen el tatuaje.
Pero no tenía que esperar hay muchas personas esperando, pero el llega y lo pasan así de rápido.
—¿No tenemos que esperar? Hay muchas personas esperando su turno.
—No, ya tenía una cita agendada en este lugar ¿Vienes?
Asentí con la cabeza y lo seguí a una de las tantas puestas del lugar, al entrar todo era distinto, hay una camilla, una repisa con diseño diferentes, una mesa con un montón de máquinas y varios cuadernos con bosetos para los tatuajes; el lugar es azúl marino y un nombre “Carl Star” el nombre se me hace un poco familiar. «Es el amigo de Christopher ” es cierto él tiene un amigo llamado Carl que está en el instituto, pero no lo conozco.
—Hola ¿te puedo ayudar en algo? ¿Tal vez a hacerte un tatuaje en una nalga?
El chico más o menos de mi edad le pregunto a Christopher; pero él tenía ojos marrones cabello castaño Medio largo y enrollado, tez blanca y labios carnosos rodados; el chico me miró y sonrio mostrandome sus hermosos dientes, y pude notar que sus colmillos eran un poco mas grandes y afilados de lo normal.
—Deja la idiotez Carl, me dejaré tatuar por ti porque me lo rogaste y porque eres el mejor de la tienda; pero sigues con la estupidez de tatuarme una nalga y me voy a otra tienda.
Christopher pareció un poco enfadado; pero ya creo que conozco a el famoso Carl, se ve que es muy tierno y que le gusta la joda.
—Angela el es Carl, mi amigo pero no lo será por mucho; me estoy arrepentido de haberlo traído.
Eso último lo dijo bajo para que no lo eschura, pero no lo entendí ya no le preste atención.
—¡Oye, soy tu único amigo! Hola lindura soy Carl Dinozo el dueño de esta hermosa tienda, aunque por fuera parezca abandonada; es solo una fachada.
—Hola, soy Angela Lucier y me encanta tu tienda, y soy una conocida de Christopher.
Le dije mostrándole una bella sonrisa de mi parte aunque los frenillos no m dejarán hacerlo mucho, ya tenía que haber ido a hacerles mantenimiento pero se me ha olvidado.
—No tomes muy en serio lo de ser el único amigo, aunque lo soy; se que también lo eres ¿Verdad?
—estoy empezando a considerar irme ya mismo de aquí, empieza con tu trabajo o me largo Dinozo.
El chico parecio ponerce serio y se puso manos a la obra, al parecer ya sabia lo que su amigo quería ya que no le mostró o dijo algo sobre su trabajo, yo me senté en un taburete de madera Serca de la mesa con las máquinas obsecer los cuadernos de los bocetos.
—¿Puedo verlos?
—si.
Paso una hora y por fin habíamos salido de la tienda y vamos camino al auto, para irnos a nuestras casa.
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