Ángela:
Despierto en la misma habitación, no se que día es y tampoco que hora es, no sé cuánto he dormido; Pero ya no estoy cansada y ahora tampoco tengo marcas ni dolor en mi cuerpo; miro la habitación, es normal tiene una cama Serca de unas ventanas hay unos sofás negros un gran candelabro de lo que parece ser cristal colgando del techo, la habitación tiene 3 puertas, me levanto y me paro frente a un espejo que está en medio de dos puertas, observo mi aspecto llevándome un gran susto, la bata que era blanca ahora está entre roja y marrón por la sangre y el lodo del sendero, mi cabello parece un nido de pájaros tiene varias hojas y trozos pequeños de ramas, así que solo imaginénselo; mis pies si es que se pueden llamar así están llenos de barro seco y tengo las uñas horribles; me alejo del espejo y abro la primera puerta y por suerte es un baño gigantesco de color blanco con dorando, entro cerrando la puerta con seguridad, el baño tiene dos lavamanos con un gras espejo, una gran tina frente a un ventanal polarizado, un inodoro al lado de los lavamanos , una ducha en un cubículo de cristal, bajo de los lavamanos unas pequeñas gavetas frente a estos unos estantes que abro y contiene todo tipo de cosas de uso personal y toallas de baño; aprovecho la tentación y me quito la ropa metiéndome rápidamente a la ducha, sacando de mi cuerpo cualquier rastro de lodo y sangre, paso el jabón por mi cuerpo lentamente asegurándome de limpiarme bien la piel, mojo mi cabello tratando de desenredarlo con mi manos y sacando los rastros de hojas y ramas de el, tomo un shampoo detrás de mi, es de miel y es el que uso en mi cabello junto a un acondicionador de flor de loto, termino de lavarme el cabello y me envuelvo en un albornoz, coloco un toalla en mi cabello por un momento mientras me observo al lavamanos y reviso sacando lo que parece ser pasta de dientes color azul y un cepillo dental para cepillar mis dientes, termino de hacer eso y quiero la toalla de mi cabello dejandola en el tendero del baño, tomo un cepillo para decenredar el cabello por completo mientras me miró al espejo del lavamanos, nada mal estoy mucho mejor que hace una hora, termino lo que estaba haciendo en el baño asegurándome de dejar todo en orden y justo me doy cuenta que no tengo más ropa de que la bata sucia; optó por sali en el albornoz ya que es lo suficientemente largo y cubre las partes más importantes de mi cuerpo; salgo descalza del baño mirándome los pies para asegurarme de tenerlos bien limpios.
-Pense que tardarias más.
Dice esa voz que reconozco inmediatamente haciendome levantar la mirada a su dirección.
-¿Desde cuándo estás aquí?
Lo miro acostado en la cama; mirándome de arriba a bajo, asiendo que me sienta expuesta ante él aunque lleve el albornoz puesto, no es la primera vez que me mira así en este estado Pero de igual manera me incomoda un poco.
-Desde que pasaste el seguro a la puerta del baño, ahora entiendo porque las mujeres tardan tanto cuando van a salir.
Archivo los ojos amenazándolo, Pero en ves de que lo tomara de esa manera me regala una sonrisa pícara.
-¿Porque no me hiciste saber que estabas aquí?
Le reclamo cruzando mis brazos sobre mi pecho y apoyándome en una pierna, el me mira y no entiendo porque se acomoda en la cama mientras me observa.
-Es mi habitación, no necesito hacerte saber que estoy aquí, sería lógico que estubiera.
Dice en forma de burla encogiéndose de hombros, Pero sigue mirándome, baja la mirada a mi pierna apoyada y miro lo que está viendo.
«¡Mierda!»
Cubro rápidamente la pierna que estaba expuesta, ya que era lo que estaba mirando pues el albornoz se abrió dejándolo mirar una de mis piernas desnudas, Pero sube la mirada y la sigo, quitando rápidamente las manos de mis pechos y acomodando el albornoz un poco avergonzada.
-Pervertido, no sabía que era tu habitación, pudiste haberme dicho antes de traerme aquí.
Le digo.
-No soy pervertido, solo te miraba; y te traje porque es mi habitación, nadie entraría aquí a menos que yo lo quiera y eres mi novia aquí es donde tienes y debes estar.
-Necesito ropa, ¿Donde puedo conseguirla?.
El señala una puerta y me volteo a ver cuál de ellas es.
-Entra hay, puedes usar lo que quieras.
Dice mientras se acomoda en la cama.
-Ahhh debemos bajar a desayunar.
Dice derrepente.
-¿Que desayunar? ¿Dormí todo el día y la noche?
El asiente en respuesta a mis preguntas.
-¿Donde dormiste tú?
Le pregunto.
-Aqui, dormí aquí; dónde más dormiría si no en mi habitación, dormí contigo Pero no te hice nada tranquila.
Asiento y me dirijo a la puerta que el señaló, Pero me quedo quieta porque dentas de esta puerta no hay nada, solo un espejo frente a la puerta de entrada.
-¡Piensa en lo quieras ponerte, aparecerá todo lo que quieras!
Este lugar si que es extraño, Pero le hago caso cierro los ojos y pienso en la ropa que quiero ponerme, unos jeans negros con botines de tacón del mismo color una camisa de tirantes blanca con chaqueta de cuero negro y accesorios en plateado, cuando abro los ojos esa ropa ya estaba cubriendo mi cuerpo que antes estaba con solo una bata de baño, pienso en que tal vez podría hacer que aparecíera un poco de maquillaje en mi cara; cierro los ojos y pienso en un maquillaje sencillo y al abrirlos ya estába lista, peine mi cabellos con las manos y lo puse en una cometa alta sacando partes de el para que tuviera estilo y ya estaba lista en cuestión de minutos.
-¿Cómo me veo?
Le pregunté al chico acostado en la cama cuando salí del vestidor.
-Te vez muy mi estilo, Pero te queda magnífico, ahora vamos a desayunar.
Se lavenata de la cama y abre la puerta que da a un largo pasillo, camino junto a el por los pasillos.
-Mi padre llegó anoche, desayunamos con él, mi hermana y Lucinda.
Me dice.
-¿Y tú madre?
Le pregunto.