—Un poco a la derecha. Ahora a la izquierda, un poquito más. Ahora otro poquitito a la derecha ¡Ahí!
Eros se alejó para ver el ángulo del cuadro. Ladeó su cabeza y luego miró a Alexa, cansino.
—Así había quedado hace media hora.
—Lo sé, pero quería molestarte. —Soltó una carcajada al sentir como la tomaba de la cintura y le daba mordidas suaves en el cuello—. ¡Basta! —Sujetó su rostro y apretó sus mejillas, divertida. Giró su rostro hacia el cuadro—. ¿Qué tal se ve?
—«Alexa Martinelli Solorzano. Magíster en ingeniería sísmica» Se lee y se ve sensacional —murmuró en su oído, haciéndola sonrojar—. No puedo esperar a trabajar con usted, magíster Martinelli.
—Tendrás que esperar sentado porque no trabajaré contigo.
—¿Qué?
—La empresa de los Páez me dio una gran oferta de trabajo.
—Acepté que hicieras tus prácticas con la competencia, pero ¿trabajar para ella? De ninguna forma ¿Cuál fue su oferta de trabajo? Voy a mejorarla.
—No creo que puedas mejorarla.
—Por supuesto que puedo hacerlo ¿Qué crees que dirán mis contrincantes al saber que mi esposa trabaja para mi competencia más fuerte? ¡Es una locura!
—No soy tu esposa.
—Tienes razón. —Acarició su mentón, pensativo—. Podemos solucionar eso ¿Qué tiene en el dedo?
Alexa miró su mano, confundida. —No tengo na—calló al ver como Eros deslizó una sortija en su dedo. Alzó la mirada y le sonrió. Abrió su boca, pero eros alzó su dedo índice para impedir que hablara.
—Antes de que me rechaces por cuarta vez, preparé una presentación.
—No lo hiciste. —Dijo, incrédula.
—Lo hice. —Sacó su teléfono y le enseñó la pantalla, serio—. Primero, fuimos al psicólogo para asegurarnos que no estábamos juntos porque ambos estábamos solos y sentimos la necesidad de estar juntos. Incluso la psicóloga me envió una carta firmada donde afirma que no tenemos dependencia emocional y que está adjunta en la presentación. Puedes verla al final. —Señaló la diapositiva. Alexa rio—. Segundo, ¿qué tal si alguno de los dos se accidenta y no quieran decirnos nada porque no estamos vinculados legalmente? Tercero, si nos casamos, finalmente podremos unir la casa en un solo bien y no tendrás que volver a tu habitación en la madrugada. —Deslizó la diapositiva—. Cuarto, observa lo sensacional que se escucha tu nombre con mi apellido «Alexa Vivalti»—deletreó—. Quinto, podrás llenar toda la cocina de la arena que quieras.
—La quinta me ha convencido. Acepto.
—Sospecho que solo estabas esperando que colocara esa condición para casarte conmigo.
—Aunque tu propuesta de matrimonio fue tentadora, pero no creo que tu propuesta de trabajo supere a la de los Páez.
Eros sonrió, malicioso. Deslizó sus manos por el contorno de su cintura y besó su cuello—. Estoy seguro que podré persuadirte con una muy buena propuesta. Quizá si hablo con el chupacabras. él termine convenciéndote —Alexa soltó una risilla.
Ambos observaron la pared donde colgaba el título de Alexa, justo al lado de la fotografía de la familia Vivalti, el cuadro pintado por Amanda y la fotografía que ambos se habían tomado en la playa.
—Estoy muy feliz.
—Y yo estoy muy orgulloso.
Alexa rodeó su cuello y sonrió, conmovida. Le dio un beso casto y se apartó.
—Ese fue un beso de agradecimiento según la tradición milenaria de los machos que se respetan.
—¿A qué se debe semejante honor?
—Te agradezco por dejarme entrar en tu casa.
Eros acarició su barbilla, conmovido. La amaba a pesar de que la mayoría del tiempo no llegaban a un acuerdo. No había momento de su vida que no deseara compartir a su lado. Era la mujer de su vida. Dejó un suave beso en sus labios y luego le sonrió.
—Yo agradezco que me hayas ayudado a reconstruirla.
Fin.
Vorvííí. No andaba muerta, andaba de parranda.
No se imaginan cuántas largas le di para no terminar jajajajaja, me pasa siempre que no quiero despedirme de los personajes porque me he enganchado demasiado con ellos.
Muchas gracias a todas por su apoyo, sus votos y sus comentarios. Cuando me inscribí en el concurso de la plataforma sentí muchos nervios de no poder lograrlo y llegar al público como lo deseaba con tan pocos caracteres como requisito.Sin embargo, ha sido un reto con el que me he sentido muy conforme a pesar de cualquier resultado. Disfruté muchísimo escribir esta novela y, sobre todo, disfruté mucho sus comentarios y que hayan podido leer un pedacito de mí.
Eros y Alexa me enamoraron y me dejaron un dulce sabor de boca.
Infinitas gracias, corazones.
¡Nos leemos!
A.R.