Le dijeron que debía estar en el punto de encuentro a las dos de la tarde. Kaylee miró su reloj, eran la una y veinte.
Había empacado en su mochila lo justo y necesario para dos días. Tenía un sentimiento extraño en su pecho, una mezcla de miedo, ansiedad, expectativa, esperanza.
Alguien golpeó la puerta, su corazón latió fuerte en su interior, lo último que necesitaba era que Aria cambiase de opinión.
Dio un suspiro de alivio cuando vio a Riley en su puerta. No parecía nada feliz de verla.
—Entonces es verdad ¿Te has vuelto loca?
—Riley cálmate, no voy a irme a la guerra.
—No, te vas justo a la boca del lobo, literalmente, y para rematar ¡Te vas con Luke! Hunter no está nada contento con todo esto.
De pronto la culpa hizo revolver su estómago.
— ¿Lo sabe?
— ¿Qué conseguiste trabajo de espía? Sí, todos lo saben, pero veo que no has tenido la oportunidad de decirle la verdad.
—Me siento terrible Riley, él ha sido tan...
— ¿Dulce? ¿Gentil? ¿Tierno? ¿Perfecto?
—Sí, todo eso, yo no lo merezco.
—Tienes que decirle Kaylee, mientras más tiempo esperes, será peor.
—Lo haré, lo prometo, pero después de terminar con esto.
— ¿Estás segura de poder hacerlo?
—Muy segura, no te preocupes, voy a estar bien.
Riley la abrazó con fuerza, o con toda la fuerza que le daba su pequeño y delgado cuerpo.
—Cuídate ¿Quieres? No confíes en nadie.
—Descuida, volveré y vamos a planear tu cumpleaños, el mejor de todos.
Riley la acompañó hasta la cabaña de Aria, allí la despidió con otro abrazo. Aria salió de su cabaña sin decirle nada, caminaron en un silencio incómodo.
— ¿Estás segura de hacer esto? — Le preguntó luego de un tiempo.
—Sí, estoy segura.
—Si quieres puedes retractarte, no pueden obligarte a hacer nada que no quieras.
—Aria, puedo hacerlo, sé cómo defenderme y sé cómo rastrear, aprendí de ti.
—De acuerdo, déjame hablar a mí, estarás por tu cuenta apenas subas a esa camioneta.
Llegaron al punto de encuentro, Aria la dejó con Luke y fue a donde estaban Sean y Derek. No podía oír lo que hablaban, de todas formas no le interesaba, el hombre en frente suyo absorbía toda su atención.
Luke estaba firme, serio y en su habitual posición de vigilante, piernas separadas, espalda recta, brazos detrás de su espalda.
—Veo que alguien las ha seguido.
Kaylee se sobresaltó por el tono suave de su voz, generalmente lo había oído hablar de manera tosca y seca, él era así con todos los de su clan. Sí, lo había espiado, y no se sentía culpable por ello.
Se dio vuelta y miró a su alrededor, no vio nada, sólo para asegurarse, hizo un segundo barrido, un destello color aguamarina la detuvo. Hunter.
Se fijó en dónde estaba Aria y al ver que ella estaba distraída hablando con Sean y Derek, cruzó al otro lado. Hunter salió a su encuentro y la acarició con su mejilla, su mirada estaba clavada en Luke.
Para evitar cualquier pelea innecesaria, Kaylee se arrodilló y lo abrazó, cambiando su atención.
—Pensé que estabas enfadado — le dijo, no podía hablar de manera afectuosa con él, le parecía incorrecto, a su corazón y a su leopardo.
Hunter gimió, preocupado. ¡Qué difícil era fingir sentir un amor de pareja!
—No te preocupes, cariño, voy a estar bien, haré mi trabajo, atraparé al tipo malo y volveré a tu lado.
Era una verdad a medias, la amargura era un nudo en su estómago.
Hunter la acarició con su cabeza de nuevo, lamió su mano, y la miró con sus ojos del color del aguamarina, despidiéndose se retiró hacia el bosque.
"Está será la última vez que me mirarás de esa manera" Se dijo con tristeza mientras volvía a su lugar. "Cuando sepa la verdad me odiará para siempre"