Kaylee no había pensado llegar a esa situación, ella creía haber intentado solucionar las cosas ¿Por qué estaba con Luke cuando en verdad debería estar con Hunter?
Se suponía que ella iría a buscarlo después de hablar con Aria, pero el hermano de Luke, Mark, la había interceptado antes de llegar a la cabaña de Hunter.
—¡Gracias al cielo! —le había dicho apenas la vio—. Necesito hablar contigo.
—¿Puede ser en otro momento? Debo ir a ver a alguien.
—No hay tiempo, Luke piensa irse del clan.
La aflicción podía verse en los ojos oscuros del joven puma, pero ella seguía firme en su posición.
—¿Qué tengo que ver en eso?
—Kaylee, eres la única que puede detenerlo.
—No lo creo, Luke sólo se escucha a sí mismo.
—No lo entiendes, tú no sabes cómo era antes de que llegaras, no hablaba con nadie, apenas comía, sólo hacía su trabajo y volvía a su casa siempre al amanecer.
—Sigue siendo así.
—Él cambió, cuando empezaste a tratar de hablarle, se volvió... Menos solitario, yo soy testigo de eso, hay un abismo de distancia entre lo que él era hace dos años y lo que él es hoy.
Kaylee pensó por un momento, pero no era capaz de volver a alimentar el delgado hilo de amor por Luke.
—Lo siento Mark, ya tomé una decisión, encontré al indicado, adiós.
Se alejó caminando, casi segura de su destino, pero Mark sembró en su cabeza la semilla de la duda.
—¿Cómo lo sabes? ¿Puedes verlo y no sentir nada por él?
En vez de ir a la cabaña de Hunter, fue a la suya, estaba segura de que ya no sentía nada por Luke, o al menos lo que sentía por él ya no tenía la misma intensidad, así que tomó el dije que Aria le había ordenado darle y lo buscó.
Su corazón seguía frío cuando lo tuvo en frente, aún cuando le pidió su ayuda, aún cuando lo tuvo tan cerca que fácilmente podía fundirse en su piel. Y en su insistencia y en la verdadera necesidad que vio en sus ojos, se derritió por completo, el amor que vio en ellos fue suficiente para olvidar su decisión.
Ahora Kaylee estaba acorralada entre la pared y la fuerza de sus brazos, su energía era abrumadora, su poder era un faro que la atraía hacia las aguas tranquilas de sus ojos. Él le había dado a elegir, y en ese momento no quería pensar en nada más que no fuera él.
—Me quedo —dijo en un murmullo.
Los labios de Luke se curvaron, pero no había la malicia que había visto la última vez, solo provocación, estaba jugando con ella.
Kaylee se transformó y escapó, salió disparada por la puerta y se detuvo unos metros más adelante, volteó a mirar, esperando que él la persiguiera.
No vio ni escuchó nada durante unos minutos, decidió volver, camino un par de metros y de repente un peso se abalanzó sobre ella. Giró su cuerpo y quedó de espaldas en la nieve, Luke estaba encima, su aliento podía verse por el frío.
Kaylee salió corriendo y dieron vueltas en la nieve, tirándose uno al otro, jugando como cachorros en la nieve, cazando, acechando y atrapándose, en un juego que podía parecer tierno y amistoso para cualquier observador desprevenido, pero que para ambos cargaba con un significado distinto.
Luke la derribó por octava vez, su pelaje estaba en blanquecido por la nieve, pero no sentía frío, sentía calor y un cosquilleo en su vientre. Luke acercó su hocico y la acarició de manera gentil, la dejó levantarse y ambos se rozaron sus pelajes en un cortejo felino.
Kaylee estaba más que feliz por recibir tal atención, esto era lo que ella quería, ambas partes de un hombre que podría matarla y hacerla revivir con una sola mirada.
Exhaustos volvieron a la cabaña, adentro Luke volvió a tirarla al suelo, ella sopló en su cara y se liberó de su agarre, corrió hacia su habitación y se detuvo.
"¿Qué pasará ahora? " se preguntó mientras Luke se sentaba a su lado, su pelaje marrón claro era menos espeso que el suyo y mucho más áspero, pero a ella le encantaba sentirlo, y a su leopardo también.
Se dio cuenta de que a su felino le encantaba todo lo que estaba relacionado con Luke.
"Es porque él es nuestro compañero" el conocimiento llegó a ella junto con una oleada de incertidumbre "¿Qué se supone que debo hacer?" estaban en punto muerto los dos, sentados ahí.
Recordó lo que había escuchado de la señora Rita, una anciana puma que la acompañó una vez a la ciudad, ella no quería ir sola y nadie de su clan había querido acompañarla, Rita estaba esperando en una parada de autobús cuando ella la vio y decidió llevarla.
Esa tarde aprendió muchas cosas de Rita, es por eso que uno de sus consejos se le vino a su mente...
"Si alguna vez encuentras a tu compañero, sabrás qué hacer, porque confiarás más en él que en cualquier otra persona en el mundo"
Sintiendo su confianza fortalecida, Kaylee acarició con su mejilla el pecho de Luke, él respondió bajando la cabeza para lamer su frente, un sonido emergió de él.
¡Estaba ronroneando!
Se recostó en el suelo y rodó, mostrándose vulnerable, la mayor expresión de confianza.
Kaylee saltó a la cama y allí cambió, cuando Luke se levantó, esta vez no desvió su mirada sino que la mantuvo fija en ella, en sus ojos, la contempló en silencio como ella lo había hecho aquella noche en el hotel. Se sintió... Adorada, por el hombre que amaba, su corazón volvió a la vida, su alma recuperó la alegría, y ella sonrió.