Kaylee tenía que volver a su territorio, aunque lo que menos quería era separarse de Luke, aún no podía creer que estuviese emparejada con él, era la realización de un sueño que había mantenido vivo desde el momento en que lo conoció.
Pero ella tenía que regresar, porque les debía una explicación a todos, a Aria, a Hunter, a todos y no sabía cómo hacerlo, sentía miedo, al rechazo y a la injuria. Kaylee había sido infiel, estando en pareja con otro, la infidelidad era mal vista por su raza, era motivo de castigo y repudio.
—Tengo miedo Luke.
Él apareció desde la cocina, avanzo hacia ella hasta colocarse detrás y rodear su cintura con sus brazos, apoyar su barbilla en su hombro. Poder tener su contacto, su cercanía, era algo abrumador para ella, pues era todo lo que desde hace mucho tiempo había deseado, pero ahora que lo tenía se sentía insegura de poder conservarlo.
¿Qué harían los hombres de su clan cuando supieran que se había emparejado con otro hombre, de otro clan?
—Iremos los dos y arreglaremos las cosas de una sola vez.
—No, no, te harán daño y no quiero eso.
—No voy a dejarte ir sola, si se levantan en tu contra quiero estar contigo para recibir los golpes.
Kaylee no creía que su clan fuese a lastimarla, los conocía desde hace bastante tiempo, mucho antes de que sucediera el conflicto con el clan de lobos, ella se sentía querida, sentía que de verdad tenía una familia.
Las familias se apoyaban mutuamente.
—Vamos, no hay tiempo que perder.
Se dirigieron en silencio al sur, hacia la frontera con el territorio Ice Dagger, su territorio, y de allí Kaylee estuvo en alerta máxima ante los movimientos del bosque, era temprano por la mañana pero sabía que antes de que saliera el sol las rotaciones para vigilar el territorio comenzaban en las fronteras. Podían cruzar con cualquiera de sus compañeros de clan.
— ¿Con quién hablaremos primero? —Luke susurró.
—Aria.
Si ella aceptaba su palabra y unión, no permitiría que nadie los separara por más que había un engaño de por medio.
— ¿Kaylee?
Una suave voz los detuvo, ella soltó la mano de Luke y se giró, bendijo a su suerte al ver a Aiden salir por unos arbustos. Su rostro estaba serio, los tendones de su cuello rígidos, la brisa fría movía su espeso cabello marrón.
— ¿Qué hace el lugarteniente del clan White Claws dentro del territorio? —Cuestionó— ¿Y qué haces tú con él?
Kaylee miró a su amigo, era uno de los sumisos del clan pero sabía cómo pelear, era un depredador como ella con todos los instintos y habilidades, si se lo proponía Aiden era capaz de hacer mucho daño.
—Luke es mi compañero.
Los ojos azules de Aiden se abrieron con sorpresa y brillaron. A grandes zancadas avanzó hacia ella, Kaylee detuvo a Luke, ella podía con esto, tenía que hacerse cargo de sus acciones, también lo hacía por él, herir a un sumiso lo dejaría en el peor lugar ante los ojos de su alfa.
Aiden se detuvo a escasos centímetros de ella, puso su mano en donde su pulso podía sentirse e inhaló profundo cerrando sus ojos, cuando los abrió el brillo del color azul estaba empañado.
—Es verdad —dijo y retrocedió un paso atrás, miró a Luke que estaba detrás de ella—. Los escoltaré hasta la cabaña de Aria.
Luke lo detuvo.
—Corres el mismo riesgo que nosotros.
—Al contrario, estando conmigo ustedes pueden llegar sin problemas, nadie en el clan puede levantarse contra un sumiso.
—Andando —ordenó Kaylee.
Antes de llegar a la cabaña de Aria, se encontraron con varios de sus compañeros de clan, Alexei, James, Cárter y Connor, pero el más difícil de todo fue Liam, el lugarteniente cuya ruta de vigilancia del día implicaba justamente el perímetro externo a la guarida del alfa.
Liam era el lugarteniente del clan, un hombre reservado y solitario que era muy peligroso si se lo encontraba de mal humor, o si intentabas meterte en su territorio.
De no haber sido por la mediación de Aiden, Luke y Liam habrían chocado violentamente.
—Ya he oído las noticias —dijo Aria apenas salieron de la cubierta de árboles— ¿Quieres explicarme qué hace el lugarteniente de los pumas en el territorio?
Kaylee miró a Luke a los ojos, él comprendió y retrocedió un par de pasos, luego Kaylee enfrente la gélida mirada azul de Aria.
—Me he emparejado, Luke es mi compañero.
La neutralidad en el rostro de su alfa se disipó por completo, ella bajó los escalones del porche y se acercó. Ambas mujeres se miraron frente a frente por un tiempo que a Kaylee le pareció eterno, pero al final, Aria acarició su mejilla en un gesto de aceptación.
—Como alfa te doy mi bendición, por ti y por tu compañero.
El alivio recorrió su cuerpo, pero duró poco, pues el sonido de un gruñido resonó en sus oídos.