El Deseo de la Luna

Capítulo 10

Aadya

Mis manos en mi rostro cubriendo mi cara, aprieto mi estomago para evitar que me saquen el aire, pero mi cuerpo se siente cada vez más débil por cada una de las patadas que recibo.

Si, así siempre han sido mis días en el instituto, nunca olvidaré aquel día, en el que Claude llegó, puso su mano en mi hombro y me volteó, su mirada hacia mi desde aquel entonces es de odio.  No lo entendía y no lo entiendo, pero aun si, sigo aguantando a todos y cada uno de ellos, su odio hacia mí es tan grande, que aún después de todos estos años ni uno ha dejado de molestarme y menos...

— ¡Alto!  — escucho que grita a lo lejos y todos dejan de patearme, quitó mis manos de mi cara y vuelvo a escuchar la misma voz.

— ¿Estás bien? — pregunta y siento como se acerca cada vez más mí.

Maldición. Pienso una vez que reconozco la voz.

— ¡Responde! — grita, me toma de mi sudadera y me levanta por los aires.

— S..sí — digo con dificultad.

— Bien — me suelta dejándome caer de nuevo al suelo, trato de levantarme, pero al instante siento una patada en mi estómago, provocando que caiga de nuevo.

— ¡ah!... — me quejo dando casi media vuelta en el suelo con mis manos en mi estómago.

— ¡hump!, ¡solo eres una escoria que nunca debió nacer! — suelta Claude el hijo del alfa

— ¿Por...qué haces esto? — digo con dificultad, incluso cuando no veo él sigue molestándome, antes él no era así, no éramos amigos, pero tampoco enemigos, pero desde aquel día todo cambió.

— Tu sola presencia me molesta, ¿no ves que dejas mal a la manada?, ¿no sé cómo no tienes vergüenza? Pertenecer a la familia del beta William y tú ser…una simple humana — dice con repulsión y escucho como todos se ríen y se burlan de mí.

Aprieto mis manos con fuerza en forma de puño, las subo a mi cara cubriendo mi rostro, mi corazón está empezando a latir muy rápido y cada segundo que pasa, un odio por ellos crece tanto, que no puedo controlarlo.

¡Maldición! Solo tengo que aguantar un poco más, solo un poco. Pienso mientras trato de levantarme, mis manos tiemblan por el esfuerzo, pero logro quedar frente a él.

<< mátalo >> escucho dentro de mi cabeza sintiendo una sed inmensa de tomarlo por el cuello y matarlo con mis propias manos...

¡No!

Reacciono, esto tiene que terminar ahora, sí sigo aquí no aguantaré esto — y a ti, no te da vergüenza ser el próximo alfa y ser un completo patán — suelto con odio y todos se quedan en silencio, nunca le había contestado a Claude pero...ya no lo soporto, siento que cada día que pasa cambia algo en mí y últimamente el odio no deja de crecer en mí.

¡Maldición!

Por culpa de estos idiotas, cada día que pasa, se me hace más difícil poder controlarme.

— ¡Parece que hoy tienes la boca afilada!

— Y.…hoy tu amaneciste más odioso que nunca — suelto con dificultad, mi voz casi tiembla.

No puedo, no puedo dejar que se apodere de mí, no puedo perder el control aquí.

— ¡No puedes hablarme así! ¡soy tu alfa! —  gruñe enojado

— No — digo en suspiro — tú nunca llegarás a ser un alfa, y menos, igualar a tu padre — lo último que digo hace enfadar más a Claude, que me empieza a soltar golpes sin control, todos y cada uno de ellos los siento en el aire, logro esquivarlos; sin embargo, siento una punzada en mi corazón, que me dobla del dolor, Claude aprovecha la oportunidad y encesta en golpe en mi cara haciéndome caer al piso, donde de nuevo me suelta patadas por todos lados.

Mi cuerpo siente cada una de las patas, al igual que un frio helado que recorre todo mi cuerpo mientras mi vista se empieza a nublar.

¿Por qué? ¿Por qué siento que estoy perdiendo?

<<Deja que yo me haga cargo>>

¿Qué harás? ¿Quién eres?

<< Lo matar...

— ¡Suficiente! — retumbo una voz por todo el lugar, una que voz estaba cargada de un poder y control asombroso, pude sentirlo; sin embargo, no provocó nada en mí, a diferencia de los demás, que ahora mismo están temblando.

¿Cómo lo sé?

Bueno, eso lo sé porque ahora mismo todos huelen a miedo. Tanto, que en un instante dejaron de golpearme.

— ¿Estás bien? — escuché la voz de un hombre que poco después me ayudó a levantarme.

— Si... ah — me quejé de dolor, al intentar pararme derecha.

¡Maldición!  De seguro estos idiotas me rompieron mi costilla de nuevo.

— ¡¿Estás bien?! —  sonó alarmado, me tomó del brazo con fuerza sin lastimarme, evitando que vuelva a caer.

— Si...no es nada — susurré con dificultad, alejándome de él un poco para poder agradecerle correctamente — gracias por lo que hizo, pero... me tengo que ir.

No esperé a que me contestara, solo empecé a caminar alejándome de todos. Tengo que ir a los baños a limpiarme aún que para ser sincera, no sé, si pueda hacerlo bien, ya que no veo.

....

¡No puede ser!

¿Como demonios no puedo dar con el baño? Llevo más de media hora dando vueltas y no encuentro el maldito baño. Este día no puede ser peor, primero la discusión con mi padre y en el instituto la pelea con el estúpido de Claude.

¡Maldición!

Quiero regresar y...

«Matarlos. Si ¿por qué no? Yo te ayudo, esos idiotas no saben con quién sean metido. Tan fácil que será arrancarles el corazón y quitarles la cabe...

— ¿Oye estás bien? — colocó su mano en mi hombro provocando que salga de mi trance dando un pequeño brinco.

— Eh, s-sí, es-toy bi-en perfec-ta — respondí nerviosa.

¿Cómo demonios voy a estar bien? Si pensé en arrancarles el corazón. Joder, si ahora lo pienso me da asco. Solo imaginar la simple idea de meter mi mano, sentir su interior y ver su sangre mientras le arranco el corazón.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.