Aadya
— Si te duermes ahí es posible que haya un funeral mañana — escuché y me enderece para ver quién me hablaba
— No creo que muera, no está larga la caída — contesto al ver qué es el alfa quien me habla, fuera otra persona y lo dejo hablando solo.
— Tu hermano me dijo que eras humana.
— Así es.
— Y siendo humana ¿en serio piensas que no morirás?
— Seré humana, pero no idiota, me han entrenado para aguantar este tipo de cosas.
— Oye, sabes que dices muchas malas palabras para tu edad.
Dice y yo volteo a otro lado — Lo siento.
— No te preocupes, solo que no se te haga costumbre, entonces eso quiere decir que te sabes defender.
— Algo.
— Y que paso con tu venda, pensé que eras ciega de por vida.
Sonrió — Humana y ciega de por vida, creo que ya hubiera muerto primero.
— ¿Por qué lo dices?
— No hace falta preguntar lo vio con sus propios ojos.
— ¿Siempre has vivido así?
— Si
— ¿Y no te molesta? Digo, aguantar tanto por.... ¿Cuántos años tienes?
— Tengo 15, y si me molesta, pero por razones personales aguanto romperles la cara.
Suelta una carcajada — Sinceramente no creo que ganes en ninguna.
— Si todos piensan eso.
— ¿Y no es verdad? Siendo sinceros eres humana y no creo que le ganes a un lobo.
— Si no le ganará usted cree que seguiría con vida.
— Tienes mucha confianza en ti, eso me gusta.
— Gracias, ¿creo?
— Bueno, te dejo morir conste que te lo advertí — sonríe de manera dulce mientras camina unos pasos, pero luego se detiene volviendo a verme — por cierto, bonitos ojos — sonrió ante su comentario al igual que él.
Le iba a contestar, pero en eso escucho pisadas que se acercaban con gran velocidad, me levanté al instante y él se me quedó viendo al ver mi reacción.
— ¿Estás bien?
— shhh, cállate. — lo calló al instante y subo aún más el árbol, no veía nada, todo está oscuro, pero seguía oyendo las pisadas, así que traté de fijar mi vista y me impresione al ver lo lejos que puedo ver. A lo lejos vi a varias personas paradas, pero lo que llamó mi atención fue que llegaban demasiado rápido, no eran lobos ni mucho menos humanos.
Sentí la mano del alfa en mi hombro, pero yo seguía viendo hacia la frontera — oye porque subiste más, te dije que te podrías lastim...— volteó a dónde yo veía y en seguida me tomo de la cintura y de un salto volvimos al suelo.
Sin soltarme de la mano empezó a caminar rápido gritando y dando órdenes.
— ¡Rápido prepárense! — gritó llamando la atención de todos
— ¡¡Lleven a los niños al refugio!!
— ¿Qué pasa alfa? — llega Joel rápido al escucharlo gritar
— Se acercan muertos — dijo serio. Y todos se empezaron a mover rápido. El alfa me llevo hasta el refugio donde ya estaba la mayoría de los niños pequeños y jóvenes de mi edad, incluso Claude está aquí.
— No salgan de aquí hasta que alguien de nosotros venga por ustedes — ordenó viéndome serio. No tuve tiempo de contestar porque el alfa salió de prisa.
Nos quedamos quietos sin hacer ruido nadie puede saber que estamos aquí y menos los vampiros podrían acabar con nosotros en un segundo, nadie de aquí puede transformarse aún, sería estúpido si salimos, solo les estorbaríamos.
— Maldición — dijo Claude frustrado levantándose — Iré a ver en qué puedo ayudar.
— Detente — me pongo enfrente de él.
— Quítate estorbo — enojado.
— No dejaré que hagas una estupidez.
— ¡Que no escuchas que nos están atacando! ¡Tengo que ir ayudar!
— ¿Quieres ayudar? Quédate aquí y cuida a los a los niños.
—¿Acaso me crees niñera? — molesto.
— Te van a matar si sales.
— Tienes razón, por eso primero hay que probar si es seguro ¿no?
— ¿De qué estás...
— Sujétenla — ordeno y más de 5 lobos me tomaron al mismo tiempo, sujetándome con fuerza para evitar que me moviera.
— ¿Qué demonios piensas hacer? — trato de liberarme, pero ponen más fuerza sobre mí.
— ¿No es obvio? Quiero que salgas y me digas si es seguro salir.
— No lo haré.
— No te pregunté si querías, te dije que saldrías y me dirás si hay alguien más y si lo hay tú serás la carnada.
— ¡¿Estás loco?! — trato de soltarme.
— No y para que veas que soy piadoso y quiero que vivas, te daré esto — sacó un cuchillo blanco de su pantalón y lo aventó sobre el piso en mi dirección. — es tu decisión si lo tomas o no pero solo tienes 5 segundos para tomarlo, uno...
— Alfa no debería hacer eso — lo interrumpió un niño de cabello café, piel blanca con ojos color miel y de una edad de tres o cuatro años — ella no sobrevivirá, además dijo que nos quedaremos aquí — dice el niño refiriéndose al alfa supremo.
— Yo hago lo que quiera así que regresa.
— Pero...
— ¡Te quieres unir a ella también!
— No puede hacer eso — asustado
— ¡Claro que puedo! ¡Soy el alfa! ¡Así que vete si no quieres morir!
— Pero...
— Oye — llamo su atención — no te preocupes, regresa allá.
— Pero...
— Has sido muy valiente, ahora quiero que regreses junto con tus amigos ¿sí? — Le susurro tranquila. Claude está lo suficientemente loco como para también mandarlo conmigo — estaré bien — el asiente y cuando ya iba a regresar Claude lo detiene.