Aadya
Estoy en un bosque, todo es oscuro, levanto mi mirada al cielo y veo la luna resplandecer como nunca, vuelvo mi mirada al frente
¿De quién son estos recuerdos? Me pregunto mientras camino por unos segundos hasta que escucho que gritan.
— Corre, sálvense ustedes — escucho a una señora gritar entre dolor y lágrimas, pero no logro ver quien es, así que me acerco más y a lo lejos logro ver a varios vampiros rodeando a ¿dos personas? Me acerco más rápido a ellos empujando a unos vampiros percatándome que solo yo puedo verlos, soy una especie de alma invisible y sin dudar, utilizo esta ventaja para abrirme paso hasta el frente de ellos logrando ver cómo los vampiros golpean a una señora de piel clara con cabello negro, ¿pero que esto? Giro enfocando mi vista en un hombre que en brazos tiene un bebé, pidiendo perdón desconsoladamente, como si estuviera perdiendo algo valioso. Gira con el bebé en brazos, levanta su rostro hacia el frente como si me viera a mí y corre con una velocidad increíble pasando a lado de mí y por solo un segundo logré ver sus ojos azules.
Volteo viendo a la mujer que hace rato los vampiros estaban atacando, está inconsciente, me acerco a ella pasando mi mano por su rostro sintiendo un hueco enorme en mi corazón ¿Qué es esto? Pienso llevando mis manos a mi corazón. Esto es lo que a veces sueño, estoy completamente segura, pero...esto es completamente diferente, porque lo que yo sueño es como...corren conmigo... En brazos.
—¡Allá esta! — los oigo gritar de lejos sintiendo como mi alma abandona mi cuerpo, mi respiración de agita y salgo corriendo hacia donde se fue el hombre, paso por el oscuro bosque esquivando las ramas de los árboles rápido en busca del hombre hasta que lo veo de lejos, ¡ahí está! Digo hasta que veo como unos vampiros lo rodean.
— ¿Adónde crees que vas lobito? - dicen entré risas los vampiros que lo rodean.
— Lárguense — grita entre gruñidos.
—Solo danos al bebé y te dejaremos ir — responde una voz riendo.
— ¡Primero muerto que entregar a mi hijo! — responde el hombre, pero con una voz fuerte y ronca.
— Pues como quieras, — responde sin importancia.
— ¡A él! — ordena y todos los vampiros lo empiezan golpear por todas direcciones mientras que él se queja de dolor cubriendo con su propio cuerpo al bebé recibiendo todos los daños.
¡Maldición! Pienso y corro más rápido llegando a él — ¡suficientemente — grito empujando a los vampiros, pero no puedo, mis manos solo los traspasan. Veo mis manos y las aprieto en forma de puño me siento inútil y desesperada.
¡No puedo hacer nada!
¿Pero por qué me duele tanto no poder ayudarlo?
— ¡ya suéltalo! — grita un vampiro soltándole una patada en su estómago
— ¡Nooooo...— grito al ver su acción y todos los vampiros ¿retroceden? ¿pero cómo?, veo a los vampiros asustados retrocediendo poco a poco nerviosos, su mirada está perdida en el aire, volteo para saber la razón y lo que veo me deja sin habla formado una gran “o” con mi boca sorprendida.
— Padre — apenas susurró, cuando lobos detrás de él se lanzan atacando a los vampiros alejándolos de aquel hombre. Mi padre se acerca al hombre pasando a lado de mí, lo levanta un poco y empiezan hablar con aquel hombre.
— tranquilo, todo va estar bien — trata de ayudarlo, pero el hombre cae en seguida.
— No...yo...ya...no tengo tiempo — susurra con voz cortada dejando salir sus lágrimas con dolor, lo reflejan sus ojos cristalinos azules. Trago grueso al ver que mi padre toma al bebé en brazos provocando que un nudo en mi garganta empiece a crecer quemándome por dentro sin poder hablar. Me sofoca la escena, es tan deprimente que no puedo ni moverme.
— Por favor...por favor cuídala. Mi bebé...mi pe-queña...a-adya — susurró débil dándole un beso en su frente al bebé.
Toqué mi frente y lágrimas empezaron a recorrer mi rostro, sintiendo aún más el nudo en mi garganta que me quema como el infierno mientras mi corazón se hace pedazos al ver cómo poco a poco el lobo pierde la vida.
Veo a mi padre sin comprender esto, pero él al igual que yo derrama lágrimas. Trato de acercarme más a ellos, pero se escucha un lobo aullando no muy lejos provocando que mi padre se levante y se vaya corriendo. Me acerco más para ver al lobo, pero cuando estoy a punto de llegar a él, todo cambia.
Me siento mal, no puedo respirar, todo esto están repentino que no lo puedo comprender.
¿De quién son estos recuerdos?
¿Quién era él?
¿Por qué dijo mi nombre?
¿Por qué mi padre estaba ahí? Son tantas preguntas que llegan a mí que no puedo con todo esto.
Levanto mi vista viendo aún borroso por llorar, miro el entorno en el que estoy, es de día y solo hay árboles. Camino un poco pisando las ramas que hacen ruido, sin embargo, al instante en qué me voy alejando escucho otra rama romperse.
— ¿Quién anda ahí? — pregunté quedándome estática. Observando cómo alguien salía de atrás de un árbol. No logro reconocer quién es porque no logro ver su rostro solo veo sus ojos rojos que son demasiados brillantes.
— ¿Quién eres?
— ¿Lo viste? — dice tranquila
Me quedo pensando un rato tratando de comprender lo que trata de decirme, llegando a mi lo que acabo de ver — ¿Tu...tu hiciste eso? — la miro confundida.
— No. Esos son nuestros recuerdos de las cosas que escuchamos cuando nacimos, pero lo olvidaste en cuanto nos bloquearon, por eso apenas volvieron, es increíble que podamos revivir el momento con solo escuchar.
— ¿Y por qué apenas? ¿Por qué? …
¿Por qué ahora?