Aadya
Después de que Joel regresará volvimos a retomar el recorrido por toda la manada, es bastante grande la verdad y pensar que está escondida en la profundidad del bosque lo hace aún más impresionante. ¿cómo es que nadie sabe que existe esto?
— ¿Te gustó? — me preguntó Joel entrando a casa de nuevo.
— Es enorme, me perderé.
Ríe — Sí, es posible
— Pero todo está muy...
— ¿Lindo? — muevo mi cabeza haciendo un gesto de si y no — ¿hermoso?
— aaa, más o menos. Es que todos son muy... Respetuosos y la forma en la que me miraron fue...
— ¿Diferente?
— Sí.
— Bueno eso tiene una explicación. Todos aquí saben que eres mi hermana por lo que no te harán nada además Sebastián también prohibió que te lastimaran.
— Que me lastimen es lo de menos Joel, yo sé que ahora puedo defenderme mejor, pero el problema es que no se cuánta fuerza tenga ahora.
— Es cierto, dijiste algo de tu control.
— Sí. Sé que ahora tengo control, pero se siente raro, hace rato que rompí la llave te juro que yo solo la iba a girar un poco el grifo, pero mi fuerza salió natural.
— ¿No sabes cuanta fuerzas manejas?
— No. — niego — no sé qué tanto control tengo de ello, no sé a qué límite cambiaré y me saldrán colmillos o mis ojos cambiarán.
— ¿Quieres ver cuánto control tienes?
— Sí.
— ¿Cómo haremos eso?
— Fácil, juguemos fuercitas.
— ¿Es en serio? — digo sin poder creer lo que dice.
— Sí. — dice mientras camina hacia la mesa —así podemos ver si es natural o solo estabas conmocionada — se sienta en la silla.
—....de acuerdo. — acepté yendo a sentarme a la mesa frente a Joel que empezó a levantarse las mangas de su sudadera.
— Lista. — dijo poniendo su codo sobre la mesa. Lo miré por unos instantes e igual coloqué mi codo sobre la mesa tomando su mano. Lo miré. Joel tenía su vista en nuestras manos, pero después levantó su vista y con una sonrisa mientras le cambiaban sus ojos Shiro se hizo presente.
— No hay piedad Aadya — dijo. Y sentí como apretó con fuerza mi mano. Pasé saliva de los nervios; sin embargo, igual apreté su mano viéndolo a los ojos — ¿Lista? — asentí ante su pregunta y poco a poco empezó a forcejear tratando de doblar mi mano.
Puse fuerza deteniendo a Shiro que cada vez ponía más fuerza, tanta que la mesa empezó a tronar de la fuerza pero ninguno de los dos nos detuvimos.
No sé cómo lo hice; sin embargo, mientras más fuerza ponía Shiro, yo igual. Ninguno de los dos podía doblar al otro, incluso yo me impresione de mi propia fuerza. Sonreí internamente y puse más fuerza al límite de que se le saltarán las venas de su rostro y su brazo.
Esto es realmente grandioso. Pensé colocando mi mano libre en la esquina de la mesa doblando poco a poco a Joel hasta que, el ruido de la mesa romperse retumbó en la casa.
— ¡Aja! ¡te gané! — grité feliz celebrando.
— Increíble — dijo Shiro levantándose.
— ¿Estás bien?
— yo estoy bien, pero…— los dos miramos la mesa al mismo tiempo, destruida — creo que exageramos un poco.
— Sí.
— Me imagino que eso es un récord. Dos cosas en un mismo día
— Sí. — volví a decir
— bueno ya que más da, no importa, es una mesa, Joel lo puede reparar
— Dudo que lo repare.
— Yo igual, de hecho, ahorita se está quejando, pero ni modos así es experimentar con un híbrido. — dice Shiro relajado
— ¿Y ahora? — pregunto
— oh claro — empiezo a ir a las escaleras caminando
— No vas a subir las escaleras así ¿o sí?
— ¿Entonces? ¿vuelo o qué?
— Así. — dijo esas palabras y vi cómo se movió rápido hacia las escaleras y bajó con un perfume en la mano, llegó en menos de dos segundos.
— o-key yo — señalo con mi dedo el perfume y las escaleras — ¿tengo que hacer eso?
— Sí.
— ¿Y cómo?
— Por la luna Aadya — se quejó — ya tienes fuerza entonces solo muévete.
— Okey. Lo intentaré — digo mientras me dirijo a las escaleras. Veo a Shiro una vez que llegué y muevo mi cabeza diciendo “si” varias veces volviendo mi vista al suelo.
Vamos, puedo hacerlo solo...déjalo fluir.
Por alguna razón recordé sus palabras y cerré mis ojos unos instantes sintiendo crecer dentro de mi boca colmillos. Levanté mi vista en Shiro y le sonreí dando un paso hacia las escaleras llegando a mi cuarto.
Me impresionó volteando a todos lados y agarró una playera volviendo a bajar.
— Muy bien. Impresionante — dice Shiro acercándose — ahora haz que tus ojos vuelvan a la normalidad
—Sí, claro — digo ocultando mis colmillos — ¿así?
— Sí. De hecho, creo que ya se cómo te voy entrenar pensé que empezaríamos de cero, pero veo que lo tienes controlado.
— Si. Algo así
— ¿Cómo te sientes? — pregunta de repente.
— Bien.
— ¿Ya no quieres matar?
— No.
— Ya no sientes odio ni sed de venganza.
— No nada.
— Muy bien entonces explícame ¿Cómo lo hiciste? O más bien ¿Qué fue lo que pasó?
— Bueno...
Le expliqué todo a Shiro, lo que pasó en el refugio, lo que sentí y lo que vi en mi sueño.