El Deseo de la Luna

Capítulo 25

Aadya

Me bañé, me cambié y bajé a la sala para salir de la casa antes de la hora que el alfa había dicho. Miré saliendo de casa hacia el campo de entrenamiento, pero solo se encontraba Sebastián.

— ¿Y Joel? — pregunté llegando junto a él.

— No ha trabajado desde que llegó y lo mandé hacer su deber.

— Ah. ¿entonces...— no sabía que decir Joel me dijo que no me acercará a él, pero es el primero en dejarme sola

¿Quién lo entiende?

El alfa me mira fijamente provocando que voltee a otro lado, su mirada es muy penetrante y esto cada vez se va haciendo más incómodo, creo que lo mejor será que regrese adentro y esperé a Joel.

— Vamos, sígueme — dijo en el instante, en el que iba hablar para retirarme. Pero empezó a caminar y no pude responderle, así que no me quedo otra, que seguirlo.

Iba detrás de él, observando su postura increíble al caminar, sus hombros son anchos y se nota que hace mucho ejercicio, Joel está un poco más delgado, pero igual es fuerte, incluso ahora que lo observó bien es más alto que Joel, yo digo que por unos 10cm. Pero si hablamos de mi me lleva por 15 o 20cm.

¡qué triste! Y eso que mido 1.60 y apenas le llego a la cara a Joel. No quiero ni siquiera medirme junto a él, de seguro le llego al hombro.

Pronto cumpliré 16 y mi oportunidad de crecer más, se irá, tengo por lo menos que llegar a medir 1.65 pero, así como voy, no veo resultados y estar al lado de personas enormes me hace sentir chiquita. Pero no importa, sé que puedo.

¿Qué dijiste?  Empiezo hablar conmigo misma

¡Puedo lograrlo!

¡¿Cómo?!

¡Puedo lograrlo!

¡Más fuerte!

¡¡Sé que puedo crecer un poco más!!

— ¿Te encuentras bien?

El alfa me mira raro — eh… Sí.

— ¿En serio? ¿Y por qué haces gestos en tu rostro y aprietas tu puño mientras miras el cielo?

— Oh, ja, ja, — rio nerviosa, veo mi puño y lo bajo enseguida — ¡No es nada! — suelto y el ríe un poco mostrando su sonrisa ante mi actitud. Tiene una sonrisa linda; sin embargo, me siento apenada por lo que he hecho.

— Entonces camina a lado de mí — dice volteando a verme con una sonrisa de oreja a oreja.

Muero internamente, era lo que no quería, pero no tengo elección. Lo alcanzo y me paro a lado de él comprobando que le llegó al hombro.


¡Qué triste!

Sufro internamente y agacho mi vista al suelo — ¿Y adónde vamos? — Pregunto sin verlo

— Te llevaré a dónde todos entrenan. Aún te falta.

— ¿Más? — reprochó, ya no quiero entrenar.

— Sí.

— ¿Entonces para que le bañe? — me detengo.

— Para que no huelas feo. — se detiene — deberías saber que te olí apestar desde que salí de mi casa.

— Tampoco exageres, no estaba tan sudada.

— ¿A no? — levanta su ceja

— No. Olía a plantas no a sudor.

— Tu sudor con el aroma de tierra mojada casi me hace vomitar. ¡Glua! — hace el sonido de vomitar tapándose la boca

— ¡Oye!

— jajajaja — suelta una carcajada — estoy bromeando — vuelve a caminar bajando una pequeña rampa para llegar al campo — pero me gusta más como hueles así — susurró muy bajo con su sonrisa, pero gracias a mi genial oído puede escucharlo; sin embargo, no dije nada y bajé la rampa llegando y ver más jóvenes de mi edad entrenando.

— Alfa bienvenida — dijo un señor saludando. Su cabello era café al igual que sus ojos y vestía un shorts gris que le llegaba arriba de las rodillas y una playera blanca pegada a su cuerpo — viene a ver a los jóvenes de nuevo. — dice y voltea a verme el señor con duda

— Sí… ella es...

— la hermana de Joel. — pasa su mano atrás de mi cuello acercándome a saludar.

— Por supuesto, nos avisaron que vendrías en estos días. — estira su mano hacia mi — un gusto soy Raúl y seré tu maestro de defensa personal.  — dice con una sonrisa.

¡Por la luna pero que linda sonrisa tienen todos aquí, sin descartar que todos están en perfectas condiciones!

— Mucho gusto, soy Aadya — correspondo el saludo sonriendo, pero Sebastián me jala de nuevo hacia atrás.

— Viene acompañarla en su primer entrenamiento ya que Joel se fue arreglar unos asuntos. — dijo casi gruñendo.

— Sí, por supuesto alfa, deje traer unos bastones de combate — se aleja un poco y yo lo sigo con la mirada, pero después vuelve a voltear y mira a Sebastián — ¿usted participará o quiere que le enseñe yo?

—Lo haré yo mismo — dijo serio viéndome feo, asi que lo único que hice fue voltear a ver a otro lado alejándome poco a poco hasta llegar a un recuadro pintando como en el que todos estaban entrenando. Me quité mi sudadera y me senté un rato observando como entrenaban.

— levántate — escuché la voz del alfa y me levanté viendo los bastones de combate
— toma — me da uno con fuerza y yo volteo a ver a Raúl.

— ¿Cómo se utiliza esto? — me dirijo a Raúl ya que el alfa me está fulminado con la mirada, por lo que no puedo verlo a los ojos, pero creo que eso provoca que se enoje más.

— tienes que agarrarlo así — coloca sus manos sobre las mías enseñándome como agarrar el bastón — y después solo....

— Párate aquí — lo interrumpe Sebastián indicando que me pare enfrente de él. — ve a ver si los demás están entrenado bien Raúl, yo me encargo de Aadya. — dice y yo le ruego con mi mirada a Raúl que no se vaya.

— Sí. Alfa — Raúl se va, sin importarle mi suplica y no tengo de otra que colocarme donde me había dicho Sebastián.




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