Aadya
Cuando uno sabe que su oponente es más fuerte, tira su arma y se rinde al instante en el que sabe que ya no podrá soportar más.
Sin embargo, hay otros, que gracias a su espíritu fuerte e inquebrantable. No se rinden.
Todos poseemos ese espíritu fuerte e inquebrantable pero el error que cometemos en decir “ya no puedo”
Que importa si estamos desgastados o si ya no podemos levantarnos, solo hay que seguir el curso, sin importar que suceda.
Mis manos me duelen de aguantar los choques de los bastones, el Alfa cada vez lo hace con más fuerza y yo lo único que he hecho es detenerlo.
El sonido del choque de los bastones nos invade solo a nosotros, él se mueve rápido y yo trato de seguirle el paso, pero es imposible, no puedo comparar mi fuerza contra la del Alfa Supremo, mis manos en cualquier momento soltaran el bastón de lo entumecidas que están. Pero hasta que eso no suceda puedo regresarle el ataque.
— ¡AAH! — le lanzó un golpe con el bastón que detiene con el suyo.
— Lo haces bien, ¡como para ser tu primera clase! — dice alejándome — tu postura y habilidad son impresionantes; sin embargo, estás sudando y tú respiración es inquieta ya estás cansada ¿en verdad quieres seguir?
— Mientras no suelte este bastón, aún puedo continuar.
Sonríe — sabía que dirías eso; sin embargo — se acercó de manera rápida a mi lanzándome dos golpes con el bastón que apenas logro detener, uno abajo, otro arriba y un tercero, el bastón gira de manera rápida terminando en mis pies levantándolos con fuerza provocando que caiga al suelo. — es suficiente — dice mirándome fijamente — no quiero que Joel piense que te maltrato. Vamos, suéltalo — dice refiriéndose al bastón. Lo suelto sintiendo al instante mis palmas entumecidas. — lo hiciste bien — deja caer el bastón — ahora ve a casa, descansa un poco y en la noche reúnete con los demás en el centro. Encontraras a Joel ahí.
Lo veo irse normal. Esta tan fresco que parece, que ni siquiera peleó conmigo. Es demasiada la diferencia entre su fuerza y la de Joel.
— ¿Estás bien? — pregunta Raúl estirando su mano para ayudarme a levantar.
— Sí. Gracias — tomo su mano y me paro.
— Vaya nunca lo había visto dar más de 5 golpes.
— ¿5?
— Sí. Cualquiera que se enfrente contra el Alfa lo vence en menos de 5 golpes, y más cuándo no tiene tiempo y todos los jóvenes quieren un duelo contra él.
— jaja — río — entonces me considerare con suerte ya que tuvo tiempo para mí.
— No. Lo hiciste bien, no cualquiera aguanta los golpes queda. Yo, por ejemplo, al cuarto golpe mis manos empiezan arder.
— Las mías igual — le muestro mis manos que están rojas.
— Necesitaras una buena pomada — dice sonriendo
— espero que Joel tenga.
— Si…no creo — ríe — Joel no es de los que se lastiman créeme.
— Bueno, entonces solo me untare crema.
— No te preocupes, en la noche traeré un poco, búscame si te siguen ardiendo.
— Sí. Gracias, fue un gusto conocerte.
— El mío también. ¿mañana vendrás?
— Sí. Supongo — voy a dónde está mi sudadera, la levanto y la sacudo. — no creo que Joel me deje faltar.
—Entonces ve con cuidado.
Todo es diferente aquí y aunque aún no convivo con los demás jóvenes que igual entrenaban.
Hasta ahora sus miradas solo eran curiosidad y asombro.
Sin duda esto no es tan malo.
.....
Narrador omnisciente.
Una vez al año la manda siempre se reúne a contar sus relatos, sus experiencias vividas para que los jóvenes aprendan de ellas y no cometan los mismos errores y sepan afrontar las situaciones.
Todos en la manada estaban tomando asiento formando un círculo, y en medio de ellos se encontraba una gran fogata, los más jóvenes estaban hasta el frente esperando al Alfa Supremo y su beta con emoción para que pudieran empezar a contar los relatos.
Aadya igual ya había llegado, pero estaba indecisa de donde sentarse al ver a tantos miembros, así que decidió alejarse un poco y esperar hasta que llegara Joel, no quería admitirlo, pero en estos momentos se daba cuenta que lo necesita más de lo piensa.
Pasaron unos minutos y a lo lejos notó que venía el alfa junto con Joel, se enderezó y lo vio acercarse cada vez más hasta llegar con todos los demás, sin duda sus instintos y sentidos eran mejores.
Joel al llegar y no ver Aadya entre todos empezó a buscarla con la mirada encontrándola parada enfrente de un árbol. Sonrió al verla y le hizo señas de que se acercara.
Aadya se acercó a Joel atrayendo la atención de todos incluso la de Sebastián que sentía una extraña conexión con ella, pero aún no sabía que era.
Joel se sentó en un tronco de manera a lado de Sebastián y sentó Aadya frente a él en el suelo, como todos los padres habían sentado a sus hijos.
Aadya eso no le importo pues ella realmente estaba agradecida con Joel de ser así con ella, por lo que enredó su mano en su pie y se recargo sobre el viendo la fogata mientras los demás dejaban de hacer ruido.
Pasaron unos segundos y todos guardaron silencio para que el alfa empezara hablar.
— Como todos saben, desde hace muchos siglos solo existían 4 clanes, lobos, vampiros, elfos y protectoras...pero eso cambio hace 15 años, la diosa luna decidió traer al mundo un nuevo ser sobrenatural, uno más fuerte, más rápido, más violento... Un híbrido...un híbrido que podría acabar con cualquiera de nosotros o con cualquiera de los clanes. — el alfa empezó hablar con gran pasión que todos estaban emocionados por oír el gran relato — como muchos saben, no es cualquier híbrido, si, es verdad que la luna nos da mates humanos incluso hay lobos que su mate es elfo, bruja o simplemente como mi padre que su mate, mi madre era protectora de la luna. Pero nunca... Nunca un mate vampiro, y menos que les de la dicha de tener un hijo. — los jóvenes al escuchar lo último quedaron sin habla y dejaron que el alfa siguiera, mientras Aadya escuchaba viendo el fuego de la fogata recordando su propio sueño — lo que voy a decir aquí es muy importante porque ha dejado marca en nuestra manada.