Aadya
La noche ha sido agradable, escuchar las historias de todos fue más entretenido de lo que pensaba.
— beta Joel, venga a bailar con nosotras — dicen una jóvenes o señoras invitándolo a bailar, con esto de que viven mucho uno ya no sabe qué edad pueden tener.
— No yo...— me mira
— ándele vengan — lo galán antes de que pueda resistirse y yo solo me río de él mientras lo veo alejarse yendo al centro de la fogata para bailar con todos los demás.
— ¿Te estás divertido?
— Sí. Todo esto es... Increíble — respondo sin quitarle la vista a Joel.
— Me alegra que te divierta ver a tu hermano bailar.
— Es la primera vez que veo algo como esto.
— ¿En serio? Pero allá igual lo hacen
— Sí, pero...yo nunca iba.
— Entonces — une sus manos, colocando sus antebrazos en sus piernas se joroba un poco para quedar a mi nivel, ya que estoy en el suelo sentada. — dichosos son ellos que tienen el honor de ser admirados por ti.
Sonrió por el gran poético comentario del Alfa volteando a verlo — ¿y usted por qué no va? También podría ser admirado por mí.
Sonríe bajando su mirada al suelo — es una oferta muy tentadora, pero, prefiero tomar tu primer baile ¿aceptas?
— No...creo que no — digo riendo — seguiré admirando a los dichos de al frente.
— ¿Por qué? ¿Acaso no quieres bailar conmigo?
— No. No es eso, yo, yo no sé bailar y menos eso que está haciendo Joel — señaló a Joel que está bailando algo raro, me imagino que es un baile antiguo, ya que se mueve por todos lados agitando las manos.
— Yo te enseño.
— Paso — digo rápido.
— ¿No vas a bailar conmigo?
— Mejor ve a ver quién quiere bailar contigo.
— Sabes que nadie puede rechazar mi compañía.
— Me siento privilegiada de ser la primera, así que lo no arruines y ve a buscar a otra persona.
— Bien. — se levanta — tú me obligaste hacer esto así que atente a las consecuencias.
— ¡Espera! ¿qué estás haciendo? Siéntate de nuevo.
— Aadya Miller. ¿me arias el gran honor de bailar conmigo? — me propone estirando su mano mientras hace una pequeña reverencia. La mayoría de los miembros nos miran mientras que otros siguen en lo suyo entre ellos Joel, que dé está no me puede salvar, no puedo rechazar al alfa si tienen la mirada en nosotros.
— ¡ah! — suelto un suspiro — de acuerdo, pero si te piso no me andes culpando. — digo y tomo su mano para levantarme viendo su sonrisa de victoria en su rostro brillante.
— Nunca.
Nos unimos con los demás a bailar. Nunca había hecho esto y aunque lo intente me salió pésimo. Sebastián solo se reía de mí y mi torpeza, pero nunca se alejó, se quedó decido a bailar conmigo así lo pisara toda la noche.
Después de la gran fiesta, regrese a la casa junto con Joel. Los dos estábamos felices se nos notaba en toda la cara. Yo por mi parte nunca había asistido a una fiesta así, son costumbres que no conozco del todo, pero son tan grandiosas que...me dejaron impresiona. Mientras que Joel se reía de mí y mi intento de baile.
Jajaja creo que eso nunca lo olvidaré. Fue una gran noche.
— ¡Por fin! — gritó Joel entrando a casa y yo solo reí — ¿te divertiste?
— Sí. — respondí mientras caminaba para subir a mi cuarto.
— Me alegro que no sea una tortura para ti estar aquí conmigo.
— No lo es.
— Me alegra oírlo, sabes, muchos dicen que soy malo expresándome y que a la mejor por eso yo...aún no tengo la dicha de tener a mi pareja.
Si. Ahora entiendo, por qué me sentó como todos sentaron a sus hijos. Joel muy en el fondo en verdad piensa formar una familia. Si así es conmigo, no me imagino como será cuando tenga a su bebé en brazos. Sonrió solo de imaginarlo, sintiendo un pequeño piquete en mi corazón. Me detengo enseguida, pero no le tomo importancia al piquete — serás un gran padre. Algún día.
Sonreí — sí. Algún día.
— Descansa.
— Tu igual. Mañana será un día pesado.
— Otro — digo sonriendo mientras subo las escaleras yendo directo a mi habitación para tumbarme en la cama y dormir.
.....
Por otro lado, muy lejos del bosque se encuentra un lugar lleno de vampiros dirigidos por el más antiguo y despiadado de todos Ziro.
Ziro es el vampiro más antiguo que vive, pero aún se ve de 30 años, vive dentro de su castillo buscando una oportunidad para destruirlo todo como lo destruyeron a él.
— ¿Cómo va el plan?
— Bien papi ya lo tengo en mis manos.
— Muy bien hija. Recuerda que nuestra venganza y el hecho de que él sufra depende de ti.
— Sí. Lo sé papi, lo haré pagar todo lo que nos ha hecho sufrir a nosotros.
— ¡Tú qué traes! — volteó molesto viendo al joven que entró rápido y se arrodilló frente a él.
— La vela se prendió — dijo agitado. Y Ziro se levanta de su asiento de manera rápida.
— ¡¿Dónde está?!
— Lo siento, padre, pero aún no hay ningún rastro.
— ¡¿Cómo que no hay rastro?!
— No. La vela duro prendida poco tiempo, para ser exacto menos de un segundo.
— ¡¡Eres un inepto!! ¡¿cómo no puedes descubrir donde se encuentra un niño?! — gritó furioso acercándose al joven de manera rápida.
— Lo siento, padre, pero incluso su género aún no está dicho.
— ¡Lo que pasa es que eres un idiota! ¡¿por qué no eres como tú hermana que ya tiene al Alfa en sus garras?!