Aadya
— Ya tengo hambre — dice Emilio
— Yo igual — le respondo.
Después de que nos divertimos un rato en el río decidimos salirnos para secarnos en el sol, pero ahora ya tenemos hambre.
— Ustedes vayan a buscar leña y yo mientras pesco algo y hacemos una fogata para comer.
— De acuerdo — me levanto al igual que Emilio — mmm, tú vas por ese lado y yo por el otro ¿o vamos juntos?
— Yo digo que juntos.
— Olvídenlo — habla Jack — si van juntos se van ir a quedar, será mejor que vayan por separado
— De acuerdo. Nos vemos aquí en quince minutos
— Sí. — Emilio acepta y los dos nos vamos por caminos contrarios mientras que Jack va al río a pescar algo.
Me adentro de nuevo al busque y empiezo a buscar leña o ramas para poder prender la fogata, también agarro un par de piedras para poder prenderla y una vez que agarro suficiente leña me dirijo de nuevo al río.
— ¡chicos ya llegué! — grité saliendo del bosque buscándolos, pero no había nadie. Caminé mientras miraba a todos lados confundida llegando a dónde estábamos sentados. Solté la leña y giré a todos lados buscándolos, pero no está ni Jack que se había quedado a pescar. — ¡chicos! — volví a gritar agudizando mi oído buscando cualquier sonido
— ¡Augh! — escuché el sonido agonizante dos veces continuas como si aventaran a dos personas diferentes que se quejaran en diferentes momentos.
— chicos — susurré en voz baja mientras corría buscando de donde provenía el sonido de dolor que había percibido, llegando hasta dónde se encontraban tres personas que nunca había visto, dos hombres que veían a mis amigos en el suelo mientras les pegaban y una señora que estaba más alejada mirando todo con una sonrisa de satisfacción.
Sin dudar dejé salir mi lado vampiro y corrí hasta ellos quitando de un golpe y una patada a ambos hombres.
— Aadya — susurra con sorpresa Jack
— vamos, párense — digo rápido mientras lo ayudo a levantarse, pero al intentar levantar a Emilio se queja y vuelve a caer.
— Se lastimó el tobillo. — dice Jack
Y yo miro a los hombres que se han vuelto a levantar enojados, e igual miro a la señora que hecho fuego por la boca.
— No hay tiempo — digo rápido tomando a Emilio en brazos — vamos sube — me agachó un poco para que Jack pueda subir a mi espalda.
— ¿podrás con los dos? — dice dudoso y yo veo a los hombres de reojo que están listos para venir hacia nosotros logrando ponerme nerviosa.
— Maldición he cargado más que el doble de tu peso, ahora sube. — digo y Jack sube en seguida al ver qué los hombres venían hacia nosotros.
Al sentir que Jack subió corrí con ambos no se adónde, solo quería alejarme de aquellos hombres que nos veían irnos rápido. Ahora agradezco a Joel el entrenamiento donde me hace cargar.
Corrí por unos instantes más, hasta que me sentí segura de que nadie viniera detrás de nosotros me detuve. Bajo Jack y después baje a Emilio cerca de un árbol para que se recargara y pudiera revisar su tobillo.
— ¿Qué fue lo que les pasó? — pregunto mientras tomo el pie de Emilio checando donde se lastimó
— ¡ah, ah, ah! — se queja al instante cuando moví su pie hacia el lado derecho.
— Jack puedes agarrar a Emilio para que no se mueva.
— ¿Qué vas hacer? — pregunta Jack
— Acomodarle su tobillo — digo y espero que Jack agarre a Emilio de los hombros para que no se mueva — ¿listo? — pregunto y Jack asiente.
— ¿Me va a doler?
— Bueno — tomo su pie — eres un lobo así que — jalo su pie sin avisarle y acomodó su tobillo de manera rápida escuchando como truena al acomodarse — tienes que aguantarte. Ya está — digo y solo veo su rostro de dolor por sentir su hueso acomodado
— ¿Cuándo aprendiste hacer eso? — pregunta Jack
—Regularmente yo igual me lastimaba seguido, por lo que aprendí. Ahora ¿me dirán que pasó?
— Emilio eso paso — dice Jack molesto
— No fue mi culpa — Emilio trata de levantarse, pero se lo impido.
— Te lo acabo de acomodar quédate ahí.
— En serio, no fue mi culpa, ella tropezó conmigo mientras yo recogía la leña y empezó a gritar como loca porque la había mojado y había arruinado su vestido.
— Emilio parece que no sabes quién es — lo interrumpe molesto.
— ¡Claro que lo sé! Por eso me disculpé, pero ella no quiso mis disculpas y les ordenó a sus guardias que me golpearan.
— esperen, esperen. ¿Conocen a esas personas?
— No. Solo a la señora — dice Jack mirándome de reojo.
— ¿Y quién es?
— Ella es Susan, la prometida del alfa.
— ¿Qué? — suelto totalmente confundida — ¿Tan feos gustos tienen? — suelto y Emilio se ríe, pero Jack solo me mira molesto
— Si. Ella es la próxima luna de todas las manadas asi que no importa si es fea.
— No puede ser — digo tocando mi cabeza con mi mano. Si ella es su prometida, apuesto que no me dejará en paz al reconocerme y menos al enterarse que vivo con Sebastián, pero más allá de eso estoy decepcionada, Sebastián sí que debería cambiar sus gustos.
— ¿Qué no puede ser Aadya? — pregunta Jack acercándose a mi
— Me acabo de meter en la boca del lobo. ¿Alguno de ustedes dos quiere darme refugio? — pregunto, esto no creo que salga bien, si Susan está en las tierras del alfa es porque va ir a verlo y aunque todo esto se aclare, pude ver en su sonrisa que no es buena, nadie es bueno y menos si disfruta ver cómo lastiman a los demás.