Aadya
— Si quiere puedes ir a vivir conmigo — habla Emilio
— No no...solo lo decía de broma — digo y me acerco de nuevo a él — lo mejor será que regresemos — lo ayudo a levantarse al igual que Jack, que se coloca a su costado, Emilio pasa su brazo por atrás del cuello de Jack para sostenerse y hace lo mismo conmigo con su otro brazo.
Nos tardamos más de dos horas en llegar a la manada ya que nos llevamos de regreso a Emilio despacio y con calma para que no se lastimara.
Una vez que llegamos a la manada Jack fue el guía para llevarlo hasta su casa. Toqué dos veces una vez que llegamos a su casa, esperando a que nos abrieran.
— ¿Quién? — gritaron del otro lado con una voz que se me hizo familiar, pero no sé de quién.
— ¡Yo papá ábreme! — gritó Emilio desde afuera, no tardaron en abrir la puerta y quedé en shock al ver quién era su papá
— ¿Maestro?
— ¡oh! Hola Aadya, Jack. ¿por qué no fueron a entrar hoy? — habla Raúl tranquilo.
— ah, bueno, eso es porque…. ¿es tu papá? — pregunto totalmente confundida, nunca pensé que Raúl fuera el padre de Emilio
— Sí. — asiente feliz Emilio.
— ¿Y por qué llegas tarde al entrenamiento y tu padre temprano?
— Eso es porque obligó a Emilio que haga sus propias cosas. Tiene que aprender hacer responsable y si yo lo levanto todos los días jamás aprenderá. ¿o sí? — habla Raúl además de que siempre se duerme.
— No pues, en verdad me sorprendió saber que usted es su padre.
— Bueno, tampoco es como que Emilio lo grite a los cuatro vientos.
— En eso tiene razón, aún no nos conocemos también.
— Para eso tendrán mucho tiempo así que pasen y empiecen a conocer a la familia. — dice Raúl haciéndose a un lado para dejarnos pasar.
— No quisiéramos molestar, solo venimos a traer a Emilio ya que se lastimó el tobillo.
— otra vez. — lo mira algo molesto — de seguro por irte de nuevo a las cascadas esas — lo regaña
— ¡Hey amor!
— ¿Qué pasa? ¿por qué gritas? — dice una señora casi idéntica a Emilio saliendo detrás de Raúl
— pasa que tú hijo se volvió a lastimar en las cascadas y de seguro por andarse aventando de nuevo desde arriba — escucho lo último y miro a Emilio
— ¿No habías dicho que eran peligrosas? — le pregunto confundida.
— porque crees que sé, que son peligrosas Aadya
— ¿Te aventaste?
— Si. Nunca pensé que me arrastrarían tanto, esa vez me lastimé mis costillas por chocar con las piedras. — dice tranquilo — además apuesto a que Jack igual se lanzó es muy tentador aventarse — dice volteando a ver a Jack que está a su lado aun sosteniéndolo.
— No. Yo no me aventé, no estoy tan loco como tú — niega en seguida — yo sí sé que son peligrosas.
— Bueno es que tú eres un aguafiestas por eso no te atreverías aventarte, pero Aadya es diferente ¿verdad? — me voltea a ver
— Bue-no asi tan loca no estoy, pero yo solo me aventaría si fuera necesario, no por gustó.
— Así es, no todos son tan locos como tú hijo mío.
— No, no lo que pasa es que les hace falta vivir con emoción padre y de eso yo me encargo.
— Tú no te encargas de nada — dice Raúl tomando a Emilio de la oreja y lo jala hacia adentro de la casa
— ¡hay! ¡hay! ¡hay! — se queja al instante tratando de caminar, pero es imposible va cojeando por su tobillo — ¡me duele padre!
— ¿No que hace falta vivir con emoción?
— Emoción, más no dolor padre — dice fingiendo llorar entrando por completo a la casa.
— hay no — suspira la mamá de Emilio — disculpen niños por esa escena, pero ellos así son.
— ¡Oh! No se preocupe nosotros igual ya nos íbamos ¿verdad? — codeo a Jack para que diga algo.
— S-si ya nos vamos solo traíamos a Emilio a casa.
— Muchas gracias, que descansen.
— Igualmente señora — decimos en unísono viendo como la madre de Emilio entra a su casa cerrando la puerta detrás de ella.
— ¿Cuándo tú vienes se ponen así? — pregunto en susurro mientras damos media vuelta discretamente para alejarnos de la casa.
— Nunca había visto a sus padres — me susurra, no queremos que nos escuchen
— ¿En serio?
— Si. Cuando empecé a venir por él siempre salía solo, además tampoco sabía que nuestro maestro fuera su padre, solo lo veía llegar tarde al entrenamiento y de vez en cuando nos encontrábamos en las cascadas, pero como sabes nunca hablamos.
— Oh ya, ¿y tú familia cómo es? —
— Bueno ellos.... Son normales creo.
— ¿Normales, solo eso?
— Bueno, es que a mí nunca me jalan la oreja y tampoco me regañan.
— A la mejor porque eres inteligente ¿o no?
— Puede ser, además, no me comportó como él. Yo sí se comportarme y sé lo que es peligroso.
— pero porque tú eres serio e inteligente, piensas antes de hacer las cosas y Emilio es un alma libre, que quiere intentar todo, aunque eso sea arriesgado.
— Aun así, debería de medir lo que hace. No siempre alguien la salvará o estará con él para recibir el castigo juntos. — dice en forma de reclamo cambiando por completo de ánimo.
— No fue su culpa. Él ya lo dijo, Susan fue...
— Si. — me interrumpe — ella fue la que se tropezó con él, pero aun, así sabiendo como es, decide reclamarle.
— Yo igual reclamaría. — suelto y Jack se detiene al igual que yo — no es justo que te culpen cuando el error fue de otro.