El Deseo de la Luna

Capítulo 36

Aadya

No sé qué hacer, mis pensamientos son un lío, estuve más de una hora caminando por la manada pensando en lo que me dijo Jack. Sé qué por mi bien es mejor mantener la distancia, pero ¿Cómo la voy a mantener si estamos en la misma casa? Además, si algo odiaría seria volver hacer el juguete de los demás; Sin embargo, sé que eso es lo mejor no solo por mi sino también por Joel que me está cuidando.

Me encuentro llegando a la casa del alfa, ya es de noche y la verdad muy tarde, las luces están apagadas, mi plan funcionó, no quería llegar cuando ellos aún pueden estar despiertos, ya que no quiero problemas y tampoco quiero toparme con Susan, solo quiero entrar y subir a mi habitación.

Busco mi llave y abro despacio, entro cerrando la puerta con delicadeza y una vez que lo logro subo con cuidado las escaleras llegando hasta mi cuarto que cierro, una vez que entro suelto un suspiro recargando mi frente en la puerta diciendo.

— Ya llegué.

— Si. Ya te vi — escucho una voz gruesa bastante molesta provocando que voltee prendiendo la luz viendo frente a mí a Sebastián que está sentado en mi cama.

— ¿Qué son estas horas de llegar?

— Lo lamento se me hizo tarde

— ¿Se te hizo tarde? — dice irónico mientras se levanta de la cama caminando hacia mi molesto.

— ¿Dónde estabas?

— Caminando

— ¿A estas horas de la noche? — me mira fijamente; sin embargo, no puedo aguantarle la mirada por lo que volteo a otro lado.

— Si.

— Está — toma mi rostro obligándome a que lo mire a los ojos — es la última vez que llegas tarde ¡¿entendido?! — dice lo último advirtiéndome; sin embargo, no puedo hacerlo tengo que evitar toparme con su prometida y si la única manera es que me vaya de aquí temprano y llegué tarde así será, no quiero que me reconozca y que tengamos problemas, no volveré a sufrir lo mismo.

— No — digo directa

— ¿No?

— No. Llegaré a esta hora hasta que me vaya de aquí. Espero que tú lo entiendas.

— ¡Tú no te man...

— ¡Amor! — lo interrumpe un grito que viene de la otra habitación — ¡¿Ya llegó?!  ¡ya vente a la cama! — no es necesario preguntar quién es, sé quién es y no me pienso arriesgar.

— Mañana hablaremos de esto.

— Claro. — digo para evitar seguir hablando con él.

El alfa sale de la habitación molesto y yo paso mi mano por mi cabello cerrando después la puerta para ir a la cama y acostarme, estos días serán un martirio.

En la madrugada me levanté a las 4:30 de la mañana, tomé dos cambios de ropa extra y los metí a mi mochila. Salí de la casa del alfa sin que nadie me viera y me fui a la casa de Joel a entrenar allá desde la mañana. Dieron las 7 a.m. y me bañe en la casa de Joel. Una vez que terminé me cambié y salí rumbo a las cascadas de nuevo.

Emilio y Jack no habían llegado aún y la verdad no creo que lleguen. Emilio por su pie y Jack por la discusión de ayer, así que no me confíe y  me adelante ya que el alfa no tardaría en dar conmigo y lo que menos quiero es que venga con su prometida.

Recorrí un largo camino por el bosque llegando hasta las cascadas, la corriente estaba más fuerte que ayer. La brisa estaba muy fría, pero se sentía tan bien que dejé mi mochila en una roca y me senté viendo como el agua caía mientras escuchaba el ruido de las cascadas, pues era placentero.

******

Sebastián

— háblale Aadya que venga a desayunar. — ordené sentándome en la mesa junto a Susan para desayunar. Apenas ayer llegó de visita y se quedará unos días aquí conmigo. No me molesta que se quede, pero quisiera que hubiera llegado en otro momento.

— ¿Aadya es la niña de la cual me hablaste ayer? Amor.

— Sí. Aadya es el herma...

Me interrumpe — Lo siento alfa, pero la joven Aadya no se encuentra en su habitación, incluso su cama está tendida.

— ¡¿Cómo que no está?! — gruño mientras me levanto de la mesa.

— Lo siento alfa, pero no está — repite Lucia y siento como mi sangre empieza a hervir recordando lo que ayer me dijo a los ojos.

“No”

“¿No?”

“No. Llegaré a esta hora hasta que me vaya de aquí. Espero que tú lo entiendas”

Me enojo más de lo que ya estaba al recordar sus palabras y empiezo a caminar a la salida para ir directo a la casa de Joel.

— Amor, amor ¿dónde vas?

— ¡No me sigas! — grité molesto saliendo de la casa. Aadya llegó a la una de la madrugada y se fue muy temprano, ni siquiera me di cuenta a que horas salió y tampoco fue para decirme a donde iba.

No sé qué le pasa, ayer estábamos bien, pero solo bastaron unas horas para que me dejara y se fuera sin decirme nada. Y si cree que voy a dejar que haga lo que quiera está muy equivocada, Aadya regresará conmigo quiera o no.

<<Su olor se está intensificando >> habla Left.

— Ya lo sé, sabía que vendría aquí — le contesto mientras abro la puerta de un jalón y subo hasta donde está su olor encontrando solo ropa.

<< Entrenó y se vino a bañar hasta aquí >>

— Hay que encontrarla Left, no dejaré que Aadya nos deje solo porque sí.

<< yo tampoco su olor y su presencia me tranquilizan, así que déjamelo a mí, es más fácil y rápido que la encontremos convertidos >>

— Tienes razón. — digo dejando que Left tome el control y salga disparado de la casa de Joel adentrándose al bosque siguiendo su aroma.




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