Me encuentro en el mismo lugar de la vez pasada buscando a la loba que vi la última vez, pero ahora no sé dónde está. La cueva en la que estaba la vez pasada, ahora está vacía.
Miro a mi alrededor buscando, pero no hay nadie, doy media vuelta y cuando ya iba a empezar alejarme se lanzan sobre mi tirándome al suelo.
— ¡¿Por qué?! — gruñe la loba que vi la vez pasada tiene una costumbre de lanzarse encima de mi para gruñirme solamente.
— ¿Por qué? ¿qué? —pregunto tratando de quitarla, pero es imposible está poniendo demasiada fuerza.
— ¿Por qué estaba sufriendo?
— ¿Sufriendo quién?
— mi mate, lo pude escuchar.
— ¿De qué estás hablando? No tenemos mate
— Claro que sí
— No. Claro que no. Estamos solas es esto, así deja de hacer especulaciones y deja de tratar de salir.
— ¡Necesita de nosotras! — me gruñe más cerca de mi rostro molesta provocando que igual yo me exalte.
— ¡No! ¡lo que necesitas ahora es controlarte! ¡¿tú crees qué no me duele que mis huesos se rompan?!
— ¡Es la única manera para que pueda reconocernos!
— ¡Olvídalo! ¡lo que menos necesitamos ahora es...
Me interrumpe — ¡No haces nada por él! — dice mientras se aleja un poco de mí.
— Ni si quiera se quién es ¿cómo es que haré algo por él?
— Déjame transformar y lo encontraremos, su olor lo delatara.
— Olvídalo — me levanto quedando frente a la loba.
— ¿Por qué no?
— Porque tengo muchas cosas que hacer y entre ellas no está enamorarme.
— Entonces romperé cada uno de tus huesos hasta que me dejes salir. — me amenaza.
— Bien, inténtalo, solo quiero decirte que pierdes el tiempo, porque cuando por fin salgas lo nuestro se definirá, por lo tanto, no dejaré que controles mi cuerpo y lo único que ganarás será unirte a mí y sentir, lo que yo siento. Y si yo no lo quiero entonces tu tampoco.
— ¡Lo dejaras atrás!
— No arriesgare a las personas que me importan por alguien que no conozco.
— ¡Es nuestro mate!
— No es nada. — digo sería y la loba se voltea unos instantes para después regresar su vista a mi viéndome fijamente.
— Hablas como si ya tuvieras el control, pero no es verdad, recuerda que mis características serán igual tuyas y reconocer a nuestro mate es algo inevitable.
— Eso lo veremos, así que te pido que te controles y dejes de romperme los huesos.
— No me tendrás sino me dejas sentir a nuestro mate por lo menos una vez.
— Bien, por mi puedes ser un fantasma viviente dentro de mí.
— Veremos quién necesita de quién.
— Lo veremos.
...
— ¡¡Aadya!! — escucho gritan mi nombre de manera horrible. Se le está saliendo el gallo. Pienso al abrir mis ojos bien reconociendo al que grita que es...
— ¡¡Ya despierta!! — voltea rápido sin darse cuenta que ya desperté golpeando mi rostro con su mano, fuerte, logrando que vuelva a caer al piso.
— ¡Eres idiota Emilio! ¡Era despertarla no volverla a desmayar!
— Lo siento, lo siento fue sin querer — se disculpa una y otra vez. Mientras que Jack solo niega con la cabeza ayudándome a levantar.
— ¿Cómo te sientes?
— Bien. Aunque si me siguen golpeando así se me va a salir el cerebro.
— Emilio que no tiene cuidado
— ¿y tú sí?
— Me disculpé antes de hacerlo, además se compensa porque te cuidé toda la noche.
— ¿Toda la noche? ¿A qué horas son?
— Son las 12 de la tarde.
— Tanto tiempo dormí.
— Sí, pero no te asustes, me imagino que fue por el dolor de que tus huesos se hayan roto, además que en el proceso volvieron a la normalidad. — dice eso y yo miro mis huesos que ayer se rompían.
— Es verdad — digo sorprendida — esperen ¿son las 12? — pregunto confundida.
— Sí. — responde Jack
— ¿Y no han venido a buscarme? — pregunto y Jack voltea a ver a Emilio serio, mientras esté se aleja un poco viendo a otro lado.
— Dile lo que hiciste Emilio.
— Yo-yo no- eh-eh he-cho nada, pero si-si quieres pu-puedes ir a vivir conmi-go
— ¿De qué hablas?
— Mi papá ya dijo que si te podías quedar.
— Espera, espera, Emilio lo que dije solo era de broma. No tenías que pedirle permiso a tu papá
— En la situación en la que estás creo que sería buena idea irte a vivir con él.
— ¿Cuál situación?
— Bueno — Emilio se rasca la cabeza pensando, poniéndose algo serio, pero con decepción a la vez — lo que pasa es que le mentí al alfa y creo que no lo tomó nada bien, porque se fue como rayo después de lo que le dije.
— ¿Qué le dijiste Emilio?
— Le dije que…tu y Jack eran mates y que por eso no debía buscarte ayer en la noche.
Emilio
Recuerdo de anoche
— No — susurró el alfa triste alejándose de todos yendo hacia a su casa. Quede plasmado por su actitud, nunca lo había visto así y creo que mi padre tampoco está que no se lo cree.
— ¿Lo qué dices es verdad? — voltea mi padre a verme un poco exaltado.
— S-si ¿por qué lo dudas?
— Espero que sea verdad lo que dices Emilio, porque nadie reacciona así, a menos que le duela en el alma.
— Todos pueden reaccionar así
— te equivocas, una reacción de esas solo se logra cuando pierdes lo que más quieres.