Aadya
— Sal de ahí. Aléjate de él, los lobos son traicioneros y más sino eres su verdadera familia. Te lo digo por experiencia. — se levanta sacudiéndose el pantalón.
— ¿Cuál es tu experiencia? — pregunto levantándome rápido. No puedo evitar sentir angustia al pensar que en verdad solo viene a lastimarme de nuevo.
— En mi familia pasó lo mismo que en la tuya — mi hermana producto del engaño de mi padre nació loba a diferencia de mi hermana que te digo que murió, ella era vampira al igual que yo, pero mi hermana, la loba, la odiaba; sin embargo, su odió creció más al enterarse que estaba embarazada, así que la traiciono logrando que la mataran.
— Pero....podría ser diferente estás vez ¿no? — le pregunto con miedo sintiendo dolor en mi corazón. Es imposible que vuelva a traicionar ¿verdad?
— Quisiera decirte que tú hermano es diferente, pero, no lo sé, — levanta ambos hombros bajándolos al instante — los lobos son así, pero si le quieres dar el beneficio de la duda pregúntale la verdadera razón por la que aceptó cuidarte en este tiempo cuando no está tu hermano, porque los lobos son traicioneros. Se echan rollos, se alaban diciendo que harían todo por su familia, pero cuando no eres parte de ellos, te traicionan de la peor manera por los que sí lo son, aunque ellos sean lo peor del mundo. — camina alejándose
— Es-espera — lo sigo — ¿Cómo te llamas?
— Mi nombre es Henry ¿y el tuyo? — se detiene
— Aadya — digo
— ¿Aadya? — pregunta confundo viéndome
— S-sí. ¿por qué?
— No. Nada, olvídalo, bonito nombre, mañana te veo, si es que vienes.
— Claro, vendré, tengo que... contarte cómo me fue.
— Entonces aquí te veo — dice con una sonrisa y en un abrir y cerrar de ojos desaparece frente a mí. Trago grueso pensando en lo que dijo y sin pensarlo dos veces camino de regreso a la manada, tengo que hablar con él y arreglar todo de una buena vez, ya no puedo estar evitándolo como si no estuviera en casa.
Joel
Las semanas pasaron y todo está empezando a regresar a la normalidad, lo único que falta son un par de casas, pero de ahí en fuera todo está perfecto. Ya no tengo nada que hacer aquí incluso estoy por partir de aquí hoy mismo e ir a casa. Necesito saber si todo está bien, hablé con Sebastián hace unos días, pero sigue insoportable desde hace más de una semana, no sé qué le pasa, pero cada vez que le pregunto por Aadya grita y dice que le pregunté Alan, pero cada vez que llamo a casa Alan me dice que Aadya está afuera, esa no es una respuesta además ¿qué hace todo el día afuera? Eso no está bien y necesito ir a verla.
— ¿Ya se va beta? — pregunta el alfa al ver mi maleta.
— Ya, tengo cosas que arreglar en casa — digo estirando mi mano para estrecharla con la suya en forma de despedida.
— ¿Su mate lo espera?
— No, no bueno fuera, pero aún no la encuentro. Tengo que ir a ver a mi hermana.
— ¡Oh! ¿Tiene una hermana?
— Si. Se llama Aadya — digo sonriendo.
— Me hubiera encantado conocerla.
— En otras circunstancias la hubiera traído.
— Lo bueno que en la boda la conoceré.
— Sí, por supuesto.
— Que tenga buen viaje beta y que llegue a salvo.
— Muchas gracias, hasta luego — me despido y me voy alejando poco a poco yendo de nuevo hacia la manada.
Paso por las tierras de las protectoras viendo que igual ya terminaron de reconstruir, unas se me quedan viendo y otras solo pasan de largo. Las protectoras son personas algo “normales” porque son las que escuchan los deseos de la luna, además de que manejan los elementos, curan y cuidan la naturaleza que la luna crea. Nunca se ponen en contra de ella incluso cuando supieron del nacimiento del híbrido fueron las primeras en prohibir que lo mataran ya que la luna lo había enviado especialmente para vivir; sin embargo, el miedo les ganó a todos e hicieron todo lo posible por matarlo.
¿Quién diría que ahora yo estaría a cargo de esa pequeña criatura?
Bajo mi vista al suelo con una gran sonrisa al recordar cómo corre de mi en el entrenamiento. Nunca pensé que fuera tan feliz al criarla.
Levanto mi vista y veo a una protectora acercándose a mí con su capucha verde cubriéndole la cara, pero cuando está por llegar a mí, levanta su mano y la coloca en mi hombro levantando su vista al cielo cambiando sus ojos de color a un blanco.
— Todo cambiará para ti, —habla como si estuviera poseída — encontraras lo que has estado buscando, pero perderás lo que has sembrado. Una elección que va a dividir sus caminos y destruirá un corazón puro que se volverá a perder en la oscuridad de la soledad.
— ¡Ha! — termina de hablar saliendo del trance soltando mi hombro.
Me quedo totalmente confundido viéndola. ¿que acaba de pasar?
— ha. Hola — dice igual confundida viendo a todos lados — ¿eh perdón hice algo? — me pregunta confundida
— No, no. Nada, solo chocamos.
— uff, que bueno, porque últimamente no sé qué me pasa, pero he estado hablando sola, pero bueno que más da hasta luego — dice rápido alejándose.
Me quedo unos segundos parado algo confundido paro después vuelvo a caminar. Salgo de las tierras de las protectoras y llega a mí un rico aroma escuchando al instante la voz de Shiro
<<mi mate mi mate, búscala>> dice y yo volteo a todos lados siguiendo el aroma viendo a una persona a lo lejos con una capucha verde.
La persona al verme que me acerco rápido corre alejándose de mí.
— ¡Es-espera! — gruño junto con Shiro que se une a mí al saber que nuestra mate está escapando.