Aadya
— Por fin — habla Emilio desplomándose en el sillón.
— Ya tomen asiento. — dice Jack
— Me acabo de morir — contesta Emilio abrazando el cojín del sillón.
— Bien. — le resta Jack importancia a su respuesta — Aadya vamos a cenar.
— Si. — me levanto del sillón y voy a la mesa para ayudarle a Jack a poner los platos mientras él va por la olla de la comida.
Emilio se nos queda viendo y después se levanta del sillón.
— ¿Seguros que no mentí en lo que dije? — pregunta tomando asiento en una de las sillas.
— ¿De qué hablas? — pregunto
— Coordinan bien.
— ¿En qué sentido?
— Ya sabes. Él cocina y tú pones la mesa — río por su explicación y le doy un sape en la nuca.
— Yo le hubiera dado donde más le duele — sale Jack de la cocina con la olla
— Oye, no puedes oír conversaciones ajenas — le reclama Emilio.
— Tampoco lo has dicho en voz baja.
— Ya lo sé, pero en serio ¿no lo han pensado? Digo, te acercaste a mí solo porque estuve con Aadya ese día, además...
Lo interrumpe Jack— No. Ya cállate.
— Bueno, ya no digo nada, por cierto, Aadya ¿y Alan?
— Se fue.
Sorprendido — ¿Se fue? ¿cuándo? ¿a qué horas? ¿por qu.....
— Emilio — Jack lo regaña
— Lo siento — se disculpa — no era mi intención.
— No te preocupes, me siento bien.
— ¿Y...de dónde sacaste la comida? Dijiste que nos contarías ¿Cómo fue que llegaste a al pueblo de las brujas?
— De acuerdo les contaré. Conocí a alguien en las cascadas ayer — digo y tanto Emilio como Jack me ponen atención en todo lo que digo.
Les cuento a detalle todo lo que pasó con Alan y cómo fue que conocí a Henry. Al principio Jack, como siempre se enojó, porque hablé con un vampiro y empezó a decir que estaba prohibido, además que era peligroso; sin embargo, Emilio solo dijo que quería conocerlo.
— ¿Estás loco? ¿cómo nos vamos acercar a uno de ellos? — dice Jack enojado
— Es mejor conocerlo, además Aadya sigue viva y no le ha hecho nada.
— ¿Y cómo sabes que no la quiere utilizar? ¡eh!
— Hicieron un trato, obvio la va a utilizar, pero se lo dijo en la cara, eso quiere decir que es un vampiro de palabra, además es mejor Henry que dice las cosas de frente a Alan, que se viene a meter solo unas semanas, ilusiona Aadya y después se va. Yo estoy más molesto por Alan que, porque Aadya le haya hablado a un vampiro, además dice mi padre que no todos son malos.
— ¿Y cómo sabemos que no es malo Emilio?
Son tramposos y traicioneros.
— Nosotros también somos tramposos y traicioneros. Solo ve a Alan, vino a nosotros como un hombre correcto y resultó ser peor, por su culpa de él tuve que ayudar hoy a limpiar está cosa. — dice indignado.
— Hay por favor Emilio — suelta Jack cruzando sus brazos, recargando su espalda en la silla al oír lo último — no te preocupes. Yo te apoyo y si este no quiere ir con nosotros mañana, ya no lo invites a comer.
— Hmp — se levanta Jack de la silla y pone la palma de su mano sobre la mesa — si crees que no voy ir estás muy equivocado — suelta y Emilio sonríe — y borra tu sonrisita quieres. Es hora de irnos — dice mirándome — nos vemos mañana, y ni se te ocurra irte sin nosotros. ¿Oíste?
— Yo los esperaré jefe. — digo riendo
— Y ni si ti ocurra irti sin nosotros — lo arremeda Emilio mientras se levanta de la mesa ganando que Jack lo fulmine con la mirada. — mañana nos vemos. — se despide de mi — alguien está molesto y es un dolor de cabeza caminar así con él.
— Te puedes quedar si quieres — suelta Jack
— Me encantaría, pero no quiero estar en la mira del alfa como otros.
— Te recuerdo que fue por tu culpa — molesto
— Yo solo hice lo que me pidieron. Los cubrí
— Esperen. ¿en la mira? — le pregunto a Jack
— Si algo así.
— ¿Algo así? — suelta Emilio — Más bien te odia, te aborrece, no puede ni verte sin mostrarse tranquilo.
— Gracias Emilio. — le responde con sarcasmo
— De nada, aquí estoy para apoyarte — le contesta y Jack voltea los ojos negando.
— ¿Qué es lo que está pasando? ¿por qué te odia? — pregunto sin entender a qué se refiere, con que lo aborrece.
—Él alfa ayer y hoy fue al entrenamiento casi queriendo matar a Jack y más cuando mi padre le dijo que no te habíamos visto, además, cada vez que nos encontramos con él, lo mira con desprecio.
— ¿Pues qué le hiciste? — volteo a verlo.
— Nada. — suelta — pero ya luego te contamos, tenemos que irnos se va hacer tarde. Apúrale Emilio o tú padre ya no te dejara venir conmigo.
— Ya voy, ya voy. Nos vemos — se despide de mi dejándome un beso en la mejilla. Los acompaños hasta la puerta y los dos desaparecen poco a poco en la oscuridad de la noche.
....
Al día siguiente me desperté temprano, desayuné, fui al instituto y en la tarde como siempre regresé a casa, saqué los libros y libretas de las materias que no tenía tarea y los deje sobre la mesa, volví a salir ya con mi mochila más ligera y voy con ropa deportiva al campo de entrenamiento donde se encuentra Jack y Emilio junto con todos los demás entrenando.
— Aadya y ese milagro que vienes. ¿no vas a entrar? — me pregunta Raúl al verme llegar
— No, no. — niego. Se supone que Alan cuida todavía de mí y él no me dejaba entrenar, entonces no puedo entrar. — solo viene por Jack y Emilio.