El Deseo de la Luna

Capítulo 54

Aadya

— ¿Dónde has estado? — pregunta el alfa molesto.

— Conociendo el lugar.

— ¿Y por qué no has venido?

— Tengo prohibido venir. — le contesto metiendo mis manos en mi sudadera

— ¿En serio piensas que me voy a creer esa mentira de que Alan te lo prohibió?

— Allá y tú sino me crees, además, no vine aquí para discutir con usted vine por...

— ¡Si! Y eso me queda más que claro, viniste por, ese que está allá — suelta con odio mirando a Jack, apretando su mandíbula y sus puños.

Vaya parece que Emilio tenía razón lo odia demasiado, pero eso no era así ¿por qué ahora se expresa así de Jack?

— Su nombre es Jack. No ese, así que le voy a pedir que sea más cuidadoso por cómo se refiere a mis amigos, creo que ellos no han hecho nada malo para que usted los trate así.

— ¿Lo estás defendiendo? — pregunta sin poder creerlo.

— Sí. — suelto obvia.

— ¿Sí?

— Sí. — repito — ellos no se merecen ese trato.

— ¡¿Y qué yo sí?! — exaltado.

— Ellos nunca lo han tratado mal, ni mirado mal

— No me refiero a ellos, me refiero a ti.

— ¿A mí? — asiente — ¿Y yo por qué? ¿Ahora que hice?

— ¿tú por qué? — dice mientras en su boca se forma una pequeña sonrisa de lado negando.
— se te hace poco dejarme de hablar por lo de la última vez y fuera de eso irte con el ¡imbécil! de Alan. — suelta con ¿dolor? No logro entender su expresión de ahora. Me habla y saca todo con odio, pero sus ojos me dicen lo contrario.

— Me tenía que ir, Joel de seguro también te lo dijo, llegando Alan me tenía que ir con él, además, estabas muy molesto porque no llegué y parecía como si fueras a...

— ¿Qué a pegarte?

— No yo no dije eso, ¿por qué me interrumpes?

— Pero lo piensas.

— No lo pienso, contrabajo pienso mientras hablo, iba a decir que a encerrarme.

— Pues ganas no me faltan y si no lo he hecho es porque no quiero que me odies.

¿Oí bien? ¿en serio dijo que si me iba a encerrar?  — No me puedes encerrar solo porque llego tarde.

— Claro que sí, soy el alfa

— Eso no quiere decir que tengas poder sobre mí y sobre nadie. Ahora entiendo porque Joel odia que lo controles. Eres un arrogante.

— Cuidado como me hablas. No soy Joel ni Alan. Soy el alfa y merezco respeto.

— Bien, entonces yo no soy de los tuyos y tus reglas no me importan. Con permiso — digo enojada, doy media vuelta y doy tres pasos alejándome, pero Sebastián provoca que voltee

—  Tienes razón no eres parte de esta manada y la única razón por la que estás aquí es porque te acepté con una condición.

— Condición, ¡claro! Tenía que haber una maldita condición, — me acerco de nuevo — bien, dime ¿cuál fue esa condición? — se queda en silencio — ¡vamos dímela!

— ¿Qué está pasando aquí? ¿otra vez tu? — me mira Susan con odio — ¿acaso no aprendiste tu lección la vez pasada?

— Con todo respeto que usted se merece —
o sea nada — estoy hablando con el alfa, así que no se venga a meter donde no la llaman, porque no recuerdo que el alfa o yo le hayamos dicho que venga.

— ¡¿Cómo te atreves hablarme así?! ¡soy tu luna!

— Y volvemos a lo mismo — miro a Sebastián — ¿cuál fue la condición?

— ¡¿Me estás ignorando?!

— ¡Susan!  — le llama la atención Sebastián — déjanos solos

— Pero ella..

— Ella tiene razón, debes dejar de escuchar conversaciones ajenas y dejar de meterte en todos mis asuntos. — miro a Susan con una sonrisa de victoria.

— Pero amor, lo que pasó en la mañana fue un accidente, nunca quise escuchar tu conversación con Joel

Miro a Sebastián asustada. Nada más falta que Alan si le haya dicho a Joel que se regresaba a su casa— ¿hablaste con Joel? ¿qué te dijo?

— Nada que te importe — dice Susan

— ¡Claro que me importa es mi hermano! —

— ¿En serio? Vaya que lástima, porque por lo que oí no creo que a él le....

— ¡Susan! — le grita Sebastián furioso — vete a la casa.

—  Pero...

— ¡Ahora! — le ordena serio y Susan sin querer irse, se va.

Vaya, sí que puede doblegar a cualquiera a irse, aunque jamás pensé que fuera capaz de ordenarle a su prometida.

— ¿Y qué te dijo? — vuelvo al tema.

— Nada.

— ¿Nada? ¿ni cuando regresa o algo? Dijo que no se tardaría mucho y ya casi es un mes, además cuando regresó en la madrugada actuó muy...

Me interrumpe — no me dijo cuando regresaba, pero por lo que sé, se va a tardas más de lo que pensaba.

— ¿Cuánto?

— No lo sé.

— ¿Cómo no lo vas a saber eres el alfa?

— Ha, ahora si soy el alfa.

— Nunca negué que fueras el alfa

— Si lo hiciste

— No claro que no. Yo dije que no podías manipularme a mí, más no que no pudieras manipular a tu manada.

— Y si quiero manipularte a ti.

—  Vamos Sebastián no estoy jugando, solo dime qué te dijo Joel.

— Nada.

— ¿En serio esa es tu respuesta?

— Sí.

— Bien. — me volteo

— ¿Adónde vas?

— Con personas que si responden mis preguntas. — le respondo mientras me alejo — y una cosa más, si Joel vuelve a comunicarse contigo dile que quiero hablar con él, tengo algo muy importante que decirle.

— ¿Qué es lo importante que tienes que decirle?




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