El Deseo de la Luna

Capítulo 60

Emilio

— Porque ese día Aadya se estaba transformando y el alfa la estaba buscando; sin embargo, no puede saber que ella es...— me callo al instante que iba a decir híbrido ya que recuerdo que nadie más que nosotros y su familia de Aadya sabe que ella es el híbrido que buscan. — olvídalo — suelto, pero Henry me mira fijamente.

— ¿Ella que es Emilio?

— Lo siento. No puedo decirlo. Si quieres saberlo ella te lo tiene que decir, no yo.

— ¡¿Y cómo si no ha venido a verme?!

— A mí tampoco me habla, no puedo ayudarte y  Jack menos porque no tiene el valor de verla.

— De acuerdo — lleva su mano derecha a su rostro tallando su frente estresado. Vuelve a cruzar el río y saca una bolsa con comida detrás se un árbol — puedes llevarle esto en la noche. — cruza de nuevo el río y me da la bolsa — y puedes ponerle por favor está nota — me da una nota que dice “necesitamos hablar. Henry” la nota es sencilla y es lo único que dice.

— No te preocupes yo se la doy.

— Gracias y....en caso de que no venga a verme mañana ¿puedes hacerme un favor?

— Claro dime.

— Necesito que la vigiles y me digas adónde va a estas horas para asi yo...poder verla.

—…De acuerdo yo...mañana veré qué hace y te digo a donde va.

— Gracias — dice de nuevo. Asiento y doy media vuelta regresando a la manada con la comida. Llego hasta su casa, toco un par de veces, pero al ver qué no me abre dejo la comida en su puerta con la nota esperando que la lea.

Aadya

Me encuentro golpeando un árbol con las manos desnudas. Ha pasado una semana y unos días desde que me disculpé con Jack. Decidí esa noche que no volvería actuar imprudente, así que lo único que he hecho es entrenar hasta el otro extremo de la manada, dónde nadie me viera.

Este lado del terreno de la manada solo hay árboles he caminado por mucho tiempo, pero no hay nada por aquí, pensé que habría un río o algo así como el otro lado, pero no hay nada, solo árboles y más árboles. Es un lugar solitario y en todo este tiempo que he venido aquí no he visto que vengan para acá. Así que se volvió un lugar perfecto para entrenar.

Todos estos días la verdad han sido muy difíciles, vivir sola y no tener casi nada en casa para comer es un martirio, pero gracias a que estoy todo el día afuera no me da hambre así que he podido sobrevivir; sin embargo, creo que mañana tengo que ir a pescar algo ya que en el refrigerador no queda nada.

Termino de entrenar y me siento en el suelo quitando mi primera venda de mi mano izquierda con cuidado. Miro mi mano y veo que está roja con unas cuantas cortadas alrededor de ella. Me quitó la otra y está peor, pero nada es grave, saco mi lado vampiro y en seguida se cierran las heridas.

Me levanto y voy de regreso a la manada. Estos días llegó a casa hasta la una de la madrugada ya que nadie está y llegar temprano se siente solitario. No sé nada de Joel y aunque quiero ir a preguntarle al alfa sobre él, cada vez que lo veo me evita.

Me imagino que me está evitando por la última discusión que tuvimos, pero no lo entiendo, primero me reclama por evitarlo y ahora que quiero hablar él me evita.

Suspiro llegando a casa y en frente de la puerta veo una bolsa la tomo y observo que tiene una nota que dice “tenemos que hablar. Henry”

Guardo la nota en mi bolsa y saco mis llaves, abro la puerta y me adentro a la casa. Pongo la bolsa en la mesa y mi mochila en una silla.

Me siento, abro la bolsa viendo comida, sin dudarlo me paré y la metí al horno de microondas, le puse tres minutos y mientras ese tiempo pasó, fui y me la ve las manos.

Saqué la comida, la llevé a la mesa, y me senté a cenar. Una vez que terminé limpié todo para después subirme a bañar y por fin acostarme.

.....

Al día siguiente me levanté, fui al instituto, al entrenamiento con Raúl y regresé a casa para ponerme ropa cómoda, tomé una cubeta, mi mochila, pequeños pedazos de pan y una red que tenía Joel.  Salí de casa yendo directo al río.

Hace tiempo que no iba, pero igual es algo que necesito hacer ahora. Llegué y no había nadie bajé mis cosas al suelo, me agaché para arremangar mi pans a la altura de rodillas, igual que quité mi suerte y lo dejé tirado donde no se mojara, tomé la cubeta, la red y los pedazos de boronas. Me adentre un poco al río esperando. Cuando una voz me hablo

— ¿Viniste?

— No. Soy un fantasma — le respondo sin quitar mi vista del río.

— ¿No te da gusto verme? — guardo silencio ante su pregunta — porque a mí sí me da gusto verte. ¿te enojaste por lo de la última vez?

— No.

— ¿No? ¿entonces por qué ya no viniste a verme?

— He tendió varias cosas que hacer.

— ¿qué has hecho?

— Entrenado

Henry suelta una pequeña sonrisa negando
— Primero dices que no entrenaras y ¿luego de la nada entrenas todo el día?

— Siempre lo hacía, no veo porque no entrenar todo el día ahora — volteo a verlo por unos instantes.

— Bueno y ¿qué estás haciendo?

Siento que algo muerde el anzuelo y rápido lo saco viendo a un pez. Solo uno más y con eso tengo para dos días pienso — pescando

— ¿Para qué estás pescando?

— Bueno. Quiero hacer un experimento donde compruebe que los peces pueden hablar conmigo — digo sarcástica, mientras vuelvo a poner la red con un pedazo de pan.

— ¿No has desayunado?

— Ya desayuné

— ¿Qué desayunaste?

—  Un pan tostado con jalea y café.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.